La música y el béisbol, dos grandes pasiones de millones de personas en Cuba y Estados Unidos, marcan estos días en La Habana una pausa refrescante en el caldeado clima político entre los dos países.
La admiración mutua por los talentos musicales y deportivos de una y otra nación subyace a pesar del abismo ideológico que las separa desde hace cuatro décadas.
"Es una relación de amor y odio la que ha habido todo este tiempo", suelen admitir en privado fuentes allegadas al gobierno cubano.
"El arte, la música y el deporte deben estar por encima de las diferencias políticas", dice, a su vez, Mario Bernal, un rockero cubano esperanzado en figurar entre los invitados al concierto que la noche del domingo cerrará un proyecto de cooperación entre músicos de Estados Unidos y la isla.
Casi un centenar de artistas cubanos y estadounidenses iniciaron el lunes en La Habana el taller de creación "Music Brigde-Puente Musical", en el cual, divididos en grupos, compondrán temas que serán dados a conocer en el concierto final.
El mosaico de géneros que los une incluye rock, jazz, pop, trova, son y música clásica, pero sólo el azar decidió a partes iguales de uno y otro país la integración de cada equipo de trabajo.
"Este proyecto de creación colectiva nos interesó desde que conocimos su existencia", dijo la directora del Instituto Cubano de la Música, Alicia Perea, quien resaltó "el intercambio humano" que une a artistas de ambos países con "raíces comunes e influencias recíprocas".
Alan Roy Scott, compositor estadounidense con 20 años de actividad, comprobó en sus viajes por el mundo que la música es una poderosa herramienta para levantar puentes entre los pueblos. "He demostrado que eso es cierto", afirmó,
Scott es el fundador de la organización Music Bridges Around the World (Puentes musicales a través del mundo), que eligió a La Habana como escenario del quinto proyecto de cooperación musical, precedido por encuentros similares en Rusia, Indonesia, Rumania e Irlanda.
"Sentarse a componer juntos es la forma más elemental de comunicación" y el arte puede llegar hasta donde no lo hacen las palabras, añadió Scott en declaraciones de prensa previas al comienzo del taller.
Semanas antes de viajar a cumplir lo que llamó "un viejo sueño" había aclarado que su motivación es la misma que lo llevó a la ex Unión Soviética. "Todos compartimos un mismo planeta. La música es un gran medio de comunicación y llega a un nivel que trasciende todo lo demás", sostuvo.
En las jornadas de creación común que transcurren en instituciones culturales o en casas de artistas participan la reina del soul Gladys Knight, el guitarrista Peter Frampton, el líder de la legendaria banda Fleetwood Mac, Mick Fleetwood, Bonnie Raitt y Burt Bacharach, entre otros.
Entre los cubanos figuran Chucho Valdés, director de Irakere, los trovadores Silvio Rodríguez y Carlos Varela, los salseros Alberto Tosca e Isaac Delgado y el prestigioso compositor José María Vitier.
El triunfo de la obra "Buena Vista Social Club" en los premios Grammys, que otorga la industria discográfica estadounidense, aumentó de manera considerable entre los artistas de ese país el interés por la producción musical cubana, señaló la cantante Bonnie Raitt.
El concierto final de Music Brigde-Puente Musical se realizará el mismo día, aunque a distinta hora, en que se disputará un partido de exhibición entre un equipo cubano de béisbol y Los Orioles de Baltimore, Estados Unidos, en el estadio Latinoamericano con capacidad para 55.000 aficionados.
Preparados con mucha antelación (unos tres años en el caso del partido de béisbol) ambos acontecimientos constituyen los primeros de gran importancia que se producen, luego de una serie de medidas de flexibilización hacia Cuba anunciadas por el gobierno de Bill Clinton el 5 de enero, que incluyen la facilitación de encuentros entre académicos y desportistas.
La Habana, sin embargo, interpretó esas decisiones como una nueva fase de "la guerra económica, política e ideológica" de Washington contra la isla, a lo cual respondió cerca de mes y medio después con una ley que penaliza el suministro de información que sirva a la aplicación de esa hostilidad.
A la vez, el gobierno cubano renovó sus acusaciones contra lo que llamó "conducta agresiva, injerencista, contraria a las normas internacionales y obviamente inadmisible" de Estados Unidos, que se ha intensificando "cada vez más".
En ese contexto de confrontación, la afición beisbolera cubana espera con expectación el juego del domingo, con la presencia en la isla de un equipo de las Grandes Ligas estadounidenses por primera vez desde que Fidel Castro asumió el poder en 1959.
Por ahora, la discusión se concentra en hasta qué punto se verá afectada la representación cubana por el regreso al campo del bate de madera, sustituido durante años por el mucho más ligero bate de aluminio.
"Para el equipo cubano es un suicidio", aseguró entre exclamaciones de rechazo un hombre de unos 45 años, en la llamada "esquina caliente", una tertulia fija y espontánea sobre béisbol que tiene lugar todos los días en un céntrico parque de La Habana. (FIN/IPS/pg/dm/cr/99