La guerra que parece haberse declarado entre Estados Unidos y la Unión Europea por la disyuntiva libre comercio- proteccionismo en torno del banano amenaza con dejar a miles de personas sin empleo en Gran Bretaña.
Analistas independientes vaticinaron que el problema acarrearía implicancias igualmente graves para los países en desarrollo.
La Unión Europea (UE) pidió oficialmente a la Organización Mundial de Comercio (OMC) que se convoque una reunión urgente del Consejo General de la entidad para considerar la imposición unilateral de sanciones comerciales anunciadas este miércoles por Estados Unidos contra la UE.
La medida anunciada por Washington implicaría que los importadores de determinados productos de la UE deberían efectuar depósitos aduaneros equivalentes a 100 por ciento de los aranceles que se les impondrían si no se resuelve el conflicto del banano entre Washington y Bruselas.
Estas medidas unilaterales de Estados Unidos responden a las prácticas comerciales de la UE, que, según Washington, "atentan contra el espíritu del libre comercio".
La principal objeción del gobierno estadounidense se centra en un acuerdo comercial y de desarrollo entre la Unión Europea y sus ex colonias en Africa, el Caribe y el Pacífico, el Pacto de Lomé, según el cual los bienes de las ex colonias gozan de acceso preferencial a los mercados europeos.
Estados Unidos declaró que el pacto contradice las reglas de la OMC debido a que deja en desventaja a las grandes compañías de este país, Chiquita Brands y Dole, que operan en América Latina.
La OMC falló en 1997 a favor de un reclamo planteado por Estados Unidos, junto con Ecuador, Guatemala, Honduras y México, contra el acceso preferencial del banano caribeño, africano y asiático en la Unión Europea, al que consideró violatorio del libre comercio.
La decisión estadounidense de penalizar las importaciones de la UE amenazó con convertirse en una guerra comercial total, ante lo cual las autoridades británicas manifestaron su contrariedad por el posible impacto de la medida en el sector manufacturero interno.
"No resulta sorprendente que los medios de comunicación británicos se hayan concentrado sólo en la pérdida de puestos de trabajo en Gran Bretaña", expresó Adrian Hewitt del Instituto de Desarrollo en el Extranjero, un comité de investigaciones de Londres.
"También es paradójico que sean los ministros de Comercio y el primer ministro quienes se encuentren al frente de la campaña internacional contra las sanciones, y no el ministro de Desarrollo Internacional", comentó Hewitt.
"Nadie debería tener duda alguna acerca de nuestra determinación de asegurarnos que se protejan los puestos de trabajo británicos", declaró el primer ministro Tony Blair.
Las tres industrias que sufren los mayores riesgos ante la medida estadounidense son las de lana, galletitas y baterías.
La Asociación Escocesa de Productos de Cachemir rápidamente advirtió que la decisión podría implicar la pérdida de hasta 2.000 empleos, la mitad del total de personas empleadas en el sector.
Las exportaciones anuales de cachemir británico a Estados Unidos ascienden a 27 millones de dólares mientras las exportaciones de galletitas equivalen a 16,5 millones de dólares y las baterías de plomo-ácido, a 21 millones de dólares.
El secretario británico de Comercio e Industria, Stephen Byers, se reunió con el embajador estadounidense Philip Lader por segunda vez en dos días el jueves y calificó la medida de Washington de "irracional e inaceptable".
Además de los artículos de fabricación británica, la lista estadounidense incluyó productos europeos como el queso, el jamón de Parma, tarjetas, sales y preparados de baño, velas y cirios, carteras, cartulina y ropa de cama de algodón.
De acuerdo con los observadores comerciales del proceso de Lomé, el problema subyacente continúa siendo el debate entre las prácticas de libre comercio y proteccionismo, e incluye a naciones poderosas y pobres a la vez.
"Este es el conflicto más importante entre el mundo en desarrollo y el mundo industrial a fines de los años 90", expresó David Jessop, Director Ejecutivo del Consejo del Caribe para Europa.
Por su parte, Hewitt manifestó que Europa debe asumir responsabilidad por algunas de las razones subyacentes para la disputa del banano.
"La razón por la que se crearon los empleos del sector bananero en los años 50 es que no había alternativas. Este es un legado del que Europa sigue siendo responsable. Pero ahora deben explorarse otras posibilidades", expresó Hewitt.
"El turismo está saturándose. Ya probamos con el sector manufacturero. Barbados ensamblaba computadoras Hewlett Packard. Pero Barbados también posee el mayor nivel de educación en la región. Este alto nivel de educación no es tan obvio en algunos de los otros países", agregó.
Hewitt advirtió que los países del Caribe tendrían dificultades a la hora de competir con las compañías transnacionales estadounidenses, cuyos bananos se producían a bajo costo en las plantaciones de América Central.
Los partidarios del protocolo bananero de la UE aseguran que su objetivo es proteger a pequeños productores, en especial en el Caribe, que no pueden competir en precio ni en cantidad con las plantaciones industrializadas manejadas por empresas de Estados Unidos en América Latina. (FIN/IPS/tra-en/dds/mk/mvf/if/99