COLOMBIA: Indígenas u'wa entre varios fuegos

El asesinato de tres personas que participaban de un proyecto cultural con los indígenas u'wa, del noreste de Colombia, confirmó que la reserva de esa etnia que resiste la explotación petrolera se ha vuelto una zona de guerra.

Terence Freitas, Ingrid Washinawatok y Laheenae Gay, ciudadanos estadounidenses, fueron asesinados el 6 de febrero por un comando de las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), por haber "entrado en la región de los u'wa sin autorización" de la guerrilla.

La dirección de las FARC afirmó que no fue directamente responsable de la captura y ejecución de los estadounidenses, que consideró un error.

Freitas, Washinawatok y Gay, cuyos cadáveres fueron encontrados en territorio venezolano, a 30 metros de la frontera con Colombia, habían sido invitados por los u'wa para que conocieran el modelo de educación y preservación cultural de la comunidad.

Los tres asesinados formaban parte de un proyecto educativo sobre culturas tradicionales organizado por Pacific Cultural Conservancy International, un grupo defensor de los derechos indígenas con sede en Hawai.

Según el investigador Hernán Correa, el episodio mostró que la reserva que habitan los u'wa se ha vuelto una zona de guerra, ya que los indígenas no sólo enfrentan a la multinacional petrolera estadounidense Occidental Petróleoum Corp (Oxy), sino que también deben lidiar con las FARC para defender su territorio.

Correa, ambientalista del Centro de Estudios Regionales y Económicos, dijo a IPS que ante la posibilidad de que la Oxy inicie explotaciones petroleras en la región del Bloque Samoré, que los u'wa consideran parte de su territorio, llegaron a la zona "actores armados con sus estrategias de guerra.

La Oxy, con al aval de una licencia otorgada por el Ministerio del Medio Anbiente, planeaba realizar prospecciones dentro de las 2.000 hectáreas del Bloque Samoré. La comunidad u'wa consideró que esto atentaría contra su identidad cultural.

Para los u'wa, las actividades de la petrolera significan el exterminio, puesto que creen que el petróleo "es la sangre de la tierra, la esencia del mundo de abajo y el elemento que sostiene los huertos, las lagunas y evita los terremotos".

Según la creencia de esta comunidad indígena, Sira (el padre eterno), dejó al "ruiría" (petróleo en la lengua u'wa) en la tierra para que fuera cuidado y no para explotarlo.

Roberto Cobaría, líder de la comunidad, afirmó que con la explotación del petróleo llegaría la colonización, "se derrumbaría la base del pensamiento tradicional, los werjayás (sacerdotes) no cantarían, ni rezarían ni habría danzas, y las razones por las que hay pueblo u'wa se acabarían".

Los indígenas llegaron a amenazar con cometer un suicidio colectivo si la Oxy iniciaba actividades en el Bloque Samoré. A fines del siglo XVII, una comunidad u'wa se arrojó a un precipicio para no ser evangelizada por misioneros españoles.

Algunos analistas consideran que el auge de la violencia en Colombia se vincula con el desarrollo de actividades petroleras desde la segunda mitad de los años ochenta.

La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional realizó atentados con bombas contra oleoductos para protestar por la presencia de las multinacionales petroleras, las FARC decidieron cobrar gravámenes a las empresas para permitirles operar, y los paramilitares llegaron a la zona para enfrentar la insurgencia.

El pueblo u'wa, con entre 5.000 y 6.000 miembros, ocupa parte de las estribaciones de la cordillera del este de Colombia, una región con estratégico valor ambiental en la que mantienen una economía de subsistencia basada en la agricultura y la ganadería, que proteje los bosques.

En el territorio u'wa se encuentran dos parques naturales, el del Cocuy y el de Tamá, y un gran complejo de zonas nevadas y páramos en el que finaliza la cordillera andina.

Correa señaló que ese territorio "es un eslabón de conexiones ecológicas continentales que involucran la Orinoquia, los Andes y el Caribe".

En opinión del experto, el conflicto de los u'wa con la Oxy demuestra que en el país no se están consolidando espacios de protección "a los diferentes culturalmente, como los pueblos indígenas y los que encarnan la diversidad étnica y cultural de la nación".

La Oxy obtuvo una licencia para labores de prospección en febrero de 1995, pero suspendió su proyecto tras la protesta de los indígenas y de organizaciones no gubernamentales que apoyaron su causa.

En 1997, un informe realizado por la Organización de Estados Americanos con el apoyo de la universidad estadounidense de Harvard respaldó al grupo indígena e instó a la Oxy a cesar sus operaciones hasta que se resuelva la disputa jurídica entablada por los u'wa para defender sus derechos territoriales.

La petrolera interrumpió voluntariamente sus actividades y en 1998 renunció al 75 por ciento del área en la que se le había permitido hacer prospecciones, pero presentó al Ministerio del Medio Ambiente un estudio de impacto ambiental en el resto del Bloque Samoré.

Según otros analistas, el caso de los u'wa es una especie de "choque de trenes" que contrapone dos intereses altamente estratégicos para el país: la explotación petrolera y el objetivo de respetar, conservar y recrear la diversidad cultural. (FIN/IPS/yf/mp/hd en/99

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