Las reformas de mercado en marcha en China han llevado a la desaparición paulatina de las viviendas tradicionales de la capital, que son remplazadas por grandes edificios.
Zhang Qing, de 75 años, está a punto de perder su diminuta vivienda en el distrito de Xicheng. La demanda que formuló a las autoridades locales para que la demolición de su casa sea detenida corre serios riesgos de no ser atendida.
En el distrito se está limpiando el vecindario de viejos edificios de viviendas para dar lugar a rascacielos, según informaron a la anciana.
La casa de Zhang forma parte de un "hutong", el tradicional complejo residencial de edificios bajos y rectangulares y calles estrechas, que han sido el hogar de generaciones sucesivas de una misma familia.
En esos "hutong" viven comunidades estrechamente ligadas. Sus miembros cuidan unos de otros y se hacen mutuamente compañía.
Según muchos residentes de Beijing, los "hutong", que fueron parte de la capital durante los últimos siete siglos, ayudaron a dar a la ciudad un carácter particular.
Pero muchos de ellos han sido demolidos y reemplazados por tiendas por departamentos, estaciones de subterráneo y comercios, así como por modernos edificios residenciales.
Algunas autoridades dijeron que si no demuelen los "hutong", simplemente no quedará espacio suficiente para levantar la infraestructura que necesita la capital.
La palabra "hutong" deriva de un término mongol que significa "pozo para extraer agua". En la vieja Beijing el agua era escasa y la gente acostumbraba a vivir cerca de pozos artesianos para acceder más fácilmente al líquido.
Cuando se construían las casas siempre se dejaba un pasaje angosto entre dos estructuras. A medida que la gente se agrupaba cerca de los pozos, se fueron formando los "hutong".
Con el establecimiento del imperio mongol en 1267, con Beijing como capital, los "hutong" fueron construidos de tal manera que daban la impresión de ser un tablero de damas extendido de este a oeste y de norte a sur.
Hubo cerca de 1.200 "hutong" en Beijing durante la época de la dinastia Qing -que fue la última- y alrededor de 600 en las zonas periféricas de la ciudad.
En 1944, las estadísticas oficiales daban cuenta de 3.200 "hutong" en Beijing, pero actualmente apenas quedan 900. Sólo en el distrito de Xicheng, más de 260 "hutong" han desaparecido desde comienzos de los años 70.
En cualquier moment el "hutong" de Zhang puede ser el próximo en ser demolido. Las aplanadoras ya se encuentran cerca de su vecindario y ella sabe que aunque grite muy fuerte las máquinas y los hombres que las manejan no le harán caso.
Como muchos otros antes que ella, Zhang será obligada a aceptar una compensación del gobierno y encontrar otro lugar para vivir.
Zang Yue, una estudiante de historia de la Universidad de Beijing, dijo que vivió en un "hutong" que alojó a toda su familia y también a otros clanes.
Fue "un lindo lugar para vivir", recordó. La familia de Zang recibió a cambio de su vivienda demolida un departamento en un edificio moderno.
La joven dijo que si bien extrañaba no tener un lugar propio para entretener a sus amigos, prefería su actual vivienda. Además, ahora disfruta de las modernas instalaciones del departamento, que aventajan en mucho a los antiguos sistemas de calefaccipn y de aprovisionamiento de agua.
Muchos habitantes de Beijing dijeron que a pesar de mostrarse reticentes a la desaparición de los "hutong", comprenden que el gobierno necesita construir estructuras para alojar a más gente y acomodar las crecientes necesidades de los negocios locales.
No obstante, manifestaron su deseo de que se preserven algunos "hutong" para las generaciones futuras, sin que ello signifique imitar las réplicas miniaturizadas de las viejas casas que se venden en las calles.
Funcionarios del Instituto de Planeamiento y Diseño Urbano dijeron que la ciudad posee 25 zonas de protección histórica y cultural, 19 de las cuales son "hutong" y cuadrángulos residenciales.
Sin embargo, algunos observadores indicaron que la creciente presión de la economía de mercado podría muy bien alterar esos planes en el futuro, incluso aunque Beijing se esté lavando la cara para convertirse en una plaza turística mediante la restauración de antiguos palacios y la limpieza de parques.
Para gente como Zhang Qing, el "hutong" es más que un monumento histórico o algo pintoresco "para turistas". El temor de Zhang y otros como ella es que el estilo de vida que han conocido durante tanto tiempo no pueda ser reproducido en ninguna otra parte. (FIN/IPS/tra-en/pa/cb/ego-dg/ap-pr/99)