Brasil logró que el Mercado Común del Sur (Mercosur), que integra con Argentina, Paraguay y Uruguay, postergara hasta fines de abril o mayo la evaluación de los perjuicios provocados por la depreciación del real.
El Grupo Mercado Común (GMC), órgano ejecutivo del Mercosur, comenzó su XXXIII reunión ordinaria en Asunción el lunes, para discutir cuándo iniciará un proceso de evaluación conjunta de la reducción del comercio entre los países que integran el bloque tras la caída de la moneda brasileña.
Los negociadores de los cuatro países debatieron duramente, a puertas cerradas, la fecha de una reunión extraordinaria del GMC para discutir los efectos de la crisis cambiaria. Tras manejar la posibilidad de realizarla el 21 de abril, se decidió una citación "a la brevedad", y la reunión podría hacerse a fines de mayo.
Los representantes de Brasil alegaron que el 21 de abril aún será "temprano" para la evaluación, porque ese país acaba de concretar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) la semana pasada, y advirtieron que no están dispuestos a que sus socios los pongan en el banquillo de los acusados.
Los negociadores brasileños pidieron a los representantes de sus socios que asistan a la reunión extraordinaria con cifras concretas sobre los perjuicios que consideran que sufrieron por la depreciación del real.
El embajador de Brasil en la Asociación Latinoamericana de Integración, Artur Denot Medeiros, dijo a IPS que consultará a su gobierno para saber qué fecha considera más adecuada para la convocatoria del GMC.
Según altas fuentes del Ministerio de Industria de Paraguay, "Brasil quiere postergar la reunión para fines de mayo", poco antes de la reunión de ministros de Economía del bloque que precederá, a su vez, a la cumbre de presidentes que se realizará en junio en Paraguay.
El dólar valía 1,15 reales en Brasil a mediados de enero, y llegó a 2,22 reales a comienzos de marzo. La importante depreciación de la moneda brasileña motivó varios intentos frustrados de convocar a reuniones de presidentes, ministros de Economía y autoridades de los bancos centrales del Mercosur.
El acuerdo con el FMI permitirá a Brasil el acceso a 41.500 millones de dólares, y prevé el uso de hasta 8.000 millones para sostener la cotización del real, al cual se quiere revaluar hasta establecer una cotización del dólar a 1,7 reales a fines de 1999.
La delegación paraguaya, encabezada por el vicecanciller de Asuntos Económicos, Emilio Giménez, llegó a la reunión con una propuesta para revitalizar la coordinación de políticas macroeconómicas en el bloque, que no llegó a presentar formalmente.
Paraguay admitió que no ha recibido la "invasión" de productos brasileños abaratados por la depreciación del real que se esperaba.
El director del Banco Central del Paraguay, Dionisio Coronel, dijo a IPS que era posible "demorar el análisis del efecto de los desequilibrios cambiarios sobre el comercio", pero señaló que el mercado de su país sólo ha registrado un ingreso masivo de pollos y azúcar de origen brasileño.
Coronel reconoció que las presiones especulativas obligaron al gobierno paraguayo a emplear 700 millones de dólares de reservas para sostener la cotización del guaraní, y adelantó que si no se logran nuevos préstamos o mayor recaudación se elevarán las tasas de interés para evitar la fuga de capitales hacia Brasil.
Una alta fuente ministerial paraguaya dijo que en esta reunión "hubo un fuerte respaldo de las delegaciones a la coordinación macroeconómica", y que en la próxima "se podría discutir un calendario con esquemas de coordinación cambiaria", tratados hasta ahora "muy superficialmente".
Técnicos del Banco Central manejaron la idea de que el Mercosur comience a discutir el establecimiento de bandas preestablecidas para las fluctuaciones cambiarias en la región, a fin de resistir los embates especulativos que trastornan las relaciones de precios entre los países miembros.
La directora de Comercio Exterior del Ministerio de Economía de Uruguay, Graziella Bonfiglio, reclamó a su vez mecanismos comunes para tratar de lidiar con "la desorganización de los mercados" generada por la depreciación del real, a la cual consideró un fenómeno "estructural y no coyuntural".
Bonfiglio admitió que el 21 de abril podía ser una fecha "temprana" para discutir los efectos de la crisis, pero afirmó que el Mercosur "tiene la responsabilidad de conseguir instrumentos válidos y cuatripartitos", que eviten la reducción que se registra desde enero en el comercio entre sus miembros.
Elbio Roselli, principal negociador del Ministerio de Relaciones Exteriores uruguayo en el Mercosur, afirmó que la crisis "se prolongó más de lo esperado" y que es necesario demostrar que "las normas regionales funcionan".
La delegación de Uruguay planteó en el GMC que ese país ya tiene problemas, "que se van a extender", para colocar sus productos en el mercado brasileño, y condenó la importación de cebada europea por parte de Brasil, señalando que no se debe agravar la situación adquiriendo "bienes subsidiados".
La delegación brasileña alegó que se trataba de un negocio del sector privado, pero Uruguay quería que en las actas se señalara que el gobierno de Brasil debe impedir la importación de productos subsidiados de países ajenos al bloque, y la discusión al respecto extendió la sesión del martes hasta la madrugada deL miércoles.
Félix Peña, subsecretario de Comercio Exterior argentino y negociador fundacional del Mercosur en 1991, enfatizó el martes 9 que el bloque no debe "perder credibilidad" en las sociedades de los países que lo integran ni ante posibles socios latinoamericanos y europeos.
El GMC decidió postergar, hasta que se realice la cumbre de la Unión Europea (UE) de este mes en Berlín, el debate sobre la conveniencia de iniciar en junio una negociación comercial con ese bloque, durante la reunión de jefes de Estado del Grupo de Río y Europa que tendrá lugar en Río de Janeiro.
El Mercosur reiteró sus críticas a los subsidios agrícolas europeos, y se mantendrá a la espera de los resultados de la cumbre de Berlín para saber hasta qué punto están dispuestos los países de la UE a abrir sus mercados.
Si esos resultados no se consideran satisfactorios, los países del Mercosur consideran la posibilidad de no firmar acuerdo alguno en la cumbre de Río de Janeiro, o simplemente de limitarse a emitir en esa ocasión un comunicado que anuncie el inicio de negociaciones comerciales con la UE.
Por otra parte, el GMC decidió dedicar íntegramente sus sesiones del miércoles a la redacción de respuestas comunes del Mercosur a un cuestionario sobre "facilitación de negocios y accesos al mercado" en los once grupos de negociación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Las respuestas al cuestionario, planteado por el Banco Interamericano de Desarrollo, la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe y la Organización de Estados Americanos, serán presentadas el lunes 15 a los restantes países del continente, durante una reunión en Miami, Estados Unidos.
La decisión de presentar una respuesta colectiva reafirmó la voluntad de impulsar una estrategia comercial común en las relaciones hemisféricas, aun en medio de la crisis interna del bloque sudamericano.
En lo referido a las relaciones del Mercosur con los países de la Comunidad Andina de Naciones (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela), el vicecanciller paraguayo Emilio Giménez, presidente pro témpore del GMC, reconoció que "están atrasadas".
"Se hará un intento por salvar el acuerdo, pero no creo que lleguemos a lograrlo", opinó Giménez. Una reunión en Lima, del 17 al 19 de marzo, será el último esfuerzo para recuperar terreno.
"Si no funciona el 'Cuatro más cinco' (acuerdo entre ambos bloques sudamericanos) el Mercosur deberá hacer acuerdos por separado con los países de la Comunidad Andina, como el que se firmó con Bolivia", comentó otro alto funcionario que participará en la reunión de Lima.
La XXXIII reunión del GMC también dispuso la creación de una Comisión Sociolaboral del Mercosur, que será integrada por representantes de los gobiernos, los trabajadores y los empresarios. (FIN/IPS/cm/mp/ip if/99
