/BOLETIN-DDHH/ URUGUAY: Ataque a periodistas que investigan Operación Cóndor

Veinticuatro años después de que la Operación Cóndor se organizara para coordinar las acciones de las dictaduras del Cono Sur de América Latina, sus consecuencias causaron un nuevo sacudón político al gobierno de Uruguay.

El miércoles pasado, un equipo de periodistas argentinos y uruguayos que trabajaba en un documental sobre la Operación Cóndor sufrió un ataque.

Los periodistas estaban filmando una casa ubicada en Parque del Plata, un balneario de Canelones, en la cual estuvo secuestrado en 1992 el bioquímico y agente chileno Eugenio Berrios, cuyo cadáver fue encontrado tres años después en una zona cercana.

Según algunos investigadores, los antecedentes de la Operación Cóndor se remontan a una iniciativa de 1968 del general estadounidense Robert W. Porter, instrumentada por la Agencia Central de Investigaciones (CIA) de Estados Unidos, para coordinar el combate "contra el comunismo y la subversión".

En noviembre de 1975, tras una reunión de mandos de inteligencia militar de las dictaduras de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, realizada en Santiago, la Operación Cóndor fue institucionalizada como tal, aunque habían existido varias acciones coordinadas previas.

El plan incluyó el intercambio de informaciones (que se centralizaban en Santiago), el espionaje sistemático contra exiliados que las dictaduras de sus países consideraban peligrosos, y la ejecución de varios de ellos, en los países cuyos gobiernos participaban de la operación y fuera de ellos.

Berríos había desempeñado tareas de importancia para la dictadura chilena. La investigación periodística sobre su muerte indica que, por los vínculos establecidos durante la Operación Cóndor, militares chilenos y uruguayos cooperaron para ocultarlo en Uruguay hasta que creyeron peligroso que siguiera vivo.

Al parecer, se temía que el bioquímico testificara en el jucio por el asesinato en Estados Unidos en 1976, del ex canciller chileno Orlando Letelier.

"(Augusto) Pinochet mandó matarme", había dicho Berríos en noviembre de 1992, cuando escapó de la casa en que lo retenían y denunció su secuestro a la policía. La denuncia no se investigó, Berríos fue entregado nuevamente a quienes lo habían tenido prisionero, y el registro de sus declaraciones desapareció.

En aquella ocasión, el gobierno también le pidió la renuncia al entonces jefe de Policía de Canelones, coronel retirado Ramón Rivas.

La investigación de la muerte de Berríos culminó fines de 1998, cuando el juez Alvaro Gonzalez archivó el expediente sin permitir luego el acceso de la prensa al mismo.

El miércoles 17 llegó a Parque del Plata un grupo de periodistas argentinos que prepara un documental sobre la Operación Condor para el canal 9 de la televisón de su país.

Los argentinos eran asesorados por el periodista uruguayo Samuel Blixen, autor del libro "El vientre del Cóndor. Del archivo del terror al caso Berríos".

Cuando se disponían a filmar el frente de la casa en la que estuvo Berríos, propiedad de Eugenio Radaelli, capitán retirado del ejército uruguayo, un hombre que estaba en la vivienda y se identificó como primo de éste dijo al periodista Rolando Graña que tendrían que atenerse a las consecuencias si filmaban.

Poco después, cuando el camarógrafo había comenzado a filmar, el presunto primo de Radaelli intentó atropellarlo con un automóvil, y luego lo agredió a puntapiés. El ataque fue registrado por la cámara. Luego los demás periodistas lograron poner fin a la acción del agresor, quien resultó golpeado.

A continuación, los periodistas presentaron una denuncia en la comisaría de Canelones, donde la policía se declaró incapaz de encontrar a quien los había atacado.

Los hechos fueron difundidos por medios de comunicación uruguayos y argentinos.

Luego del incidente del miércoles, los periodistas continuaron su trabajo en Parque del Plata, pero les fue difícil obtener declaraciones de los vecinos del lugar. Según Blixen, fue posible comprobar que éstos siguen temiendo la posibilidad de sufrir represalias si hablan.

"Aquellas impunidades traen estos miedos, y estos miedos, la gente lo intuye, sirven a los propósitos de los gobernantes cómplices", escribió Blixen en una nota publicada hoy por el semanario Brecha, al analizar la incapacidad de la policía, el gobierno y los jueces para aclarar la muerte de Berríos. (FIN/IPS/rr/mp/hd ip/99

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