Siete personas murieron como consecuencia de las intensas lluvias caídas esta semana en Sao Paulo, la mayor región metropolitana de Brasil.
En lo que va de este año ya suman 28 las muertes ocurridas a causa de las intensas lluvias caídas, 15 de esos fallecimientos se registraron en los últimos cinco días en la región metropolitana, donde residen 17 millones de personas.
La organización de la Defensa Civil informó el martes que cuatro personas murieron el día anterior por el derrumbe de la casucha donde vivían y las otras tres se ahogaron en el torrente de agua que inundó avenidas, barrios, estaciones del tren subterráneo y ferrocarriles.
De esta manera, los registros ya superan a los del anterior verano austral, cuando fallecieron 25 personas entre diciembre de 1997 y abril de 1998, y se teme que la tragedia sea mayor aún, debido a la intensidad de las lluvias que se suceden desde febrero.
El total de agua caída en sólo dos horas el lunes pasado alcanzó a 118 milímetros en el centro de la ciudad de Sao Paulo.
En todo febrero sumaron 380 milímetros, 75 por ciento más que el promedio histórico, informó Prakki Satyamurty, experto en meteorología del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales.
En el túnel del Anhangabaú, una bajada en el centro de la ciudad, el agua alcanzó el lunes una altura de dos metros, sumergiendo a los automóviles y obligando a sus pasajeros a nadar. La solidaridad de los más ágiles evitó muchas muertes.
La inundación de grandes vías de circulación aisló algunos barrios y provocó más de cien kilómetros de colas de vehículos paralizados. Por primera vez el agua invadió estaciones del tren subterráneo, interrumpiendo este medio de transporte que en ocasiones anteriores se reveló salvador.
El aumento de las lluvias este verano es atribuído al fenómeno climático de La Niña, que enfría el océano Pacífico, y a un calentamiento del océano Atlántico en latitudes cercanas a Sao Paulo, desde noviembre.
Este segundo fenómeno aumenta la evaporación y formación de nubes que se desplazan hacia el continente. Cerca de Sao Paulo encuentran los frentes fríos y húmedos provocados por La Niña, en una combinación que genera las lluvias excesivas, dijeron los expertos.
Pero las inundaciones se explican por factores negativos de la urbanización de Sao Paulo. La ciudad y sus alrededores componen una extensa área impermeable, cubierta de puro asfalto y hormigón, que impiden la absorción del agua por la tierra.
Es demasiada agua para escurrir por los pocos ríos sedimentados que cruzan la enorme ciudad, situación agravada por el relieve ondulado de la región. No hacen falta lluvias fuertes para inundar las áreas mas bajas y paralizar la ciudad, molestias que se hicieron usuales desde hace ya varios veranos australes.
La metrópolis es excesivamente horizontal, es decir tiene pocos edificios en proporción a su población, encareciendo la infraestructura en comparación con otras grandes ciudades, diagnosticaron urbanistas extranjeros que estudiaron soluciones al respecto.
La ciudad de Sao Paulo cuenta con pocas áreas arboladas y la mayoría de sus calles son áridas, sin ninguna vegetación. La circulación se hace difícil cuando llueve por que las principales vías están en la orilla de ríos muy sedimentados, que desbordan fácilmente.
Para agravar todo, es curioso que la población local tiende a cubrir con cemento sus patios y todo el suelo no ocupado por sus casas, en contradicción con sus orígenes en gran parte rurales, observó la socióloga María Brito. Urbanizarse es olvidar árboles y siembras.
Las lluvias e inundaciones empeoraron terriblemente la calidad de vida en la gran metrópolis brasileña, también ahogada por la gigantesca población, los 4,8 millones de automóviles que circulan localmente y la contaminación del aire.
El congestionamiento es permanente. Como durante el invierno el aire se hace casi irrespirable, las autoridades locales instauraron en ese período un sistema de rotación que saca de las calles, cada día hábil de la semana, un quinto de los automóviles.
La población descubrió encantada que la medida fue más efectiva para mejorar la circulación que para descontaminar el aire, y pasó a apoyar su extensión a todo el año.
Sin embargo, para las inundaciones no parece haber remedio. Una idea de la alcaldía, que demostró alguna eficacia, son las "grandes piscinas", que recogen el exceso de lluvias en áreas críticas. Pero esta y otras acciones están lejos de solucionar de hecho el problema. (FIN/IPS/mo/dm/en/99