Los 10 millones de habitantes del estado de Río Grande del Sur protagonizarán la primera experiencia a gran en Brasil de participación directa de la población en la definición del presupuesto municipal anual.
El denominado presupuesto participativo se practica desde 1988 en Porto Alegre, la capital del estado. La experiencia ha sido considerada un éxito por la población de la ciudad, que ha dado al opositor Partido de los Trabajadores (PT) una serie ininterrumpida de victorias electorales en los últimos ocho años.
El ideólogo del primer presupuesto participativo municipal, el ex dirigente sindical Olivio Dutra, fue elegido en noviembre gobernador de Río Grande del Sur.
Dutra pretende ahora trasladar el experimento de Porto Alegre a los restantes 467 municipios de Río Grande del Sur, que será el primer estado brasileño donde las finanzas de todos los municipios quedarán bajo el control directo de la población.
No obstante los resultados positivos logrados tras ocho años de aplicación en Porto Alegre, el presupuesto participativo está enfrentando serias resistencias en el interior del estado, sobre todo en municipios donde los alcaldes no son miembros del PT.
La principal de ellas se refiere a la pérdida de autonomía de los representantes municipales, que acusan el gobierno estadual de crear una estructura paralela de poder en Río Grande del Sur.
Encuestas de opinión encargadas por la actual administración estadual indican que la población del interior se muestra receptiva a la innovación, pero los partidos políticos opuestos al PT dejaron en claro su intención de obstruir la ampliación del presupuesto participativo a todo el estado.
La participación de la población en la definición de las prioridades fiscales y presupuestarias a escala municipal se produce en dos niveles: por domicilio y por reivindicación.
El municipio se divide en hasta 16 zonas residenciales y, al mismo tiempo, se seleccionan algunos grandes temas de interés general de la población. Los habitantes de un sector residencial participan en dos reuniones: la que elabora las reivindicaciones locales y la que discute los temas globales de todo el municipio.
A continuación, los representantes de cada sector residencial organizan una lista de propuestas con base en las sugerencias locales y en los planteamientos de expertos en temas globales.
El presupuesto popular es llevado al alcalde, que lo somete a los concejos municipales para cumplir los requisitos legales y constitucionales.
En los ochos años de democracia directa en materia financiera pública en Porto Alegre fueron muy pocos los cambios introducidos por los 33 concejales elegidos cada cuatro años.
Cerca de 20.000 personas, 1,7 por ciento de llos 1,2 millones de habitantes de la ciudad, participaron directamente en las reuniones del presupuesto participativo en 1998 en la capital de Río Grande del Sur.
Cerca de 80 por ciento de los habitantes de la ciudad apoyan el experimento, según una encuesta realizada el año pasado.
Los partidos conservadores reconocen que la democracia directa en materia presupuestaria ha dado resultados positivos en el sur de Brasil, pero afirman que el experimento no es un éxito porque solo ha logrado, hasta ahora, la participación de un sector minoritario de la población.
Expertos en administración municipal en Brasil se muestran cautelosos en la evaluación del original experimento en Porto Alegre.
No obstante el escepticismo de los grandes formadores de opinión pública y el silencio de la prensa local, el presupuesto participativo se ha revelado como una fórmula electoral casi infalible. (FIN/IPS/cc/ag/ip/99