La ciudad de Tiro, o Sur, como se la conoce en Líbano, tiene una historia de más de 2.000 años y conserva casas fenicias, arcos romanos y una catedral construida por los cruzados europeos cuya preservación está en peligro.
Tiro perdió prestigio. El año pasado se lanzó una campaña de 10 años de preservación de la ciudad, declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), pero los resultados aún están lejos de ser visibles.
Los moluscos murex, productores de la tinta púrpura que se usaba en la antigüedad para las ropas de los nobles, dieron fama a la costas mediterráneas de la ciudad. Pero ahora se amontonan en desorden, lo cual causa desequilibrio de la vida submarina, destruye tesoros arqueológicos y modifica el contorno urbano.
Es casi imposible dar un paseo por la ciudad, debido al tránsito. Los mercados ("souk") perdieron su encanto oriental, y la construcción descontrolada de edificios constituye una prueba bastante evidente de contaminación visual.
Quince años de guerra civil en Líbano, desde 1975 hasta 1990, impidieron conservar la herencia histórica de Tiro, que hoy tiene 11.000 habitantes.
Israel no se preocupó por las ruinas antiguas en las ocasiones en que bombardeó objetivos de la guerrilla palestina en la región, hasta que la Unesco incluyó a Tiro en la lista de patrimonios de la humanidad, en 1984.
La ciudad aún es víctima de un conflicto político mezquino, a pesar de que la guerra se terminó.
"No sé si podemos hacer algo para salvar a la ciudad de las garras de la política", dijo un residente, que pidió mantener el anonimato.
"El jefe del gobierno municipal modificó las leyes para que se puedan construir edificios en zonas protegidas, y sus subordinados tiene mucha avidez de dinero. No se puede esperar que esa gente se preocupe por el bien de la ciudad", sostuvo.
El actual Concejo Municipal obtuvo más de 50 por ciento de los votos en junio de 1998, luego de una batalla entre los que apoyaban al presidente del parlamento, Nabih Berri, y los simpatizantes de Hezbollah, el Partido de Dios de tendencia islámica.
La victoria de Berri se produjo gracias al voto de 1.500 cristianos que temían que la Hezbollah gobernara la ciudad.
"No hubo fraude el día de la votación, pero la mayoría de los votos fueron comprados previamente con promesas de trabajo en la municipalidad, dinero y raciones de alimentos para la cooperativa", denunció Mounif Faraj, director del Centro Cultural de Tiro.
El apoyo político que tiene Berri en el sur del país se habría resquebrajado si Hezbollah hubiese triunfado.
La esposa de Nabih Berri, Randa, dirige la Asociación Nacional para la Protección del Patrimonio del sur del Líbano, el comité encargado del festival cultural anual de Tiro, y también preside la organización no gubernamental Ondas del Ambiente.
La organización fue creada para supervisar la implementación de la controvertida decisión de hacer una "reserva natural" en la mitad de la superficie de la ciudad, que tiene en total seis kilómetros cuadrados.
Además, 1,5 kilómetros cuadrados son controlados por la Dirección General de Antigüedades, por lo cual no queda demasiado espacio para que la ciudad se extienda.
"La idea de hacer una reserva natural es buena, sin duda, pero no si ocupa tanto lugar, y menos aún si la mayor parte de la supuesta reserva será un sitio turístico muy lucrativo", sostuvo Maha Khalil Shalabi, directora de la Asociación Internacional para la Preservación de Tiro, creada en 1980.
Shalabi proviene de una familia establecida en Tiro desde hace mucho tiempo y participa de la campaña por su conservación desde 1972.
"Esto es una guerra entre Nabih Berry y yo. Razones políticas estúpidas y mezquinas hicieron fracasar todos nuestros esfuerzos por proteger a la ciudad. La actual municipalidad es catastrófica. No tienen la competencia necesaria para llevar a cabo una campaña de tal importancia", explicó Shalabi.
El temor de Shalabi es que la campaña de preservación de la ciudad no sirva para nada.
"Cada decisión le lleva al gobierno varios meses, y de ese modo no se logrará nada. Pasarán los diez años de la campaña y perderemos la oportunidad que nos dio la UNESCO", advirtió Shalabi.
Sin embargo, el gobierno lanzó este mes una amplia campaña de recuperación de antiguedades robadas, para lo cual investigó casas privadas y arrestó a personas que se habían apropiado en forma ilegal de piezas arqueológicas. Así que el patrimonio de Tiro aún puede salvarse, a pesar de todo. (FIN/IPS/tra- en/kg/mk/ceb/mj/cr/99