El aumento de la pobreza y de los conflictos bélicos en Africa impide la concreción de un proyecto de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) para lograr el retorno al continente de 250.000 profesionales residentes en Occidente.
"Muchos profesionales están interesados en volver a sus hogares pero las condiciones que allí se viven no lo permiten", señaló Gichure wa Kanyugo, un psiquiatra de Kenia que desde hace 17 años reside en Estados Unidos y tomó la ciudadanía de ese país.
Kanyugo indicó que Africa no ofrece demasiadas posibilidades, ni a él ni a sus colegas. "Del patriotismo no se puede vivir", ironizó.
"El plan de que los inmigrantes africanos vuelvan a sus países de origen luego de años de trabajar en el extranjero es cada vez más impensable. El programa de la OIM funciona para los que ya están viejos y desean ir a morir en paz en sus hogares", sostuvo Kanyugo.
Cerca de 250.000 profesionales africanos trabajan en Europa y América del Norte, y unos 100.000 expatriados trabajan en Africa en agencias extranjeras de ayuda humanitaria, reveló el último informe de la OIM titulado "Colmar las necesidades esenciales de la fuerza de trabajo".
Maureen Achieng, directora en Nairobi del programa de Regreso y Reintegración de los Africanos Calificados (RRAC), observó que Europa y Estados Unidos son los más beneficiados con la fuga de cerebros de Africa, que asume el costo de formar profesionales cuando aún son improductivos y luego los ve emigrar.
El programa que dirige Achieng, financiado por la Unión Europea, se implementa desde la sede en Ginebra de la OIM con la cooperación de los gobiernos africanos que desean participar.
Apunta a estimular y facilitar el regreso de los profesionales con experiencia a Africa, a pesar de las guerras civiles, la pobreza y el desempleo.
"Este éxodo de profesionales y expertos africanos, habitualmente llamado 'fuga de cerebros', representa una pérdida grave para el continente, que se quedó sin gente esencial para su desarrollo", explicó Achieng.
Zephania Onogata, del Instituto de Políticas Administrativas de Kenia, dijo que "cuando algún donante bilateral o multilateral brinda ayuda económica, los expatriados son una condición ineludible".
La mayoría de los africanos permanecen en el extranjero porque no conocen bien las oportunidades de trabajo de su continente, o por la imposibilidad para costearse el regreso, con todo lo que ello implica, señaló.
La OIM lanzó una importante campaña para atraer a los emigrantes a través de anuncios en los diarios locales en los que se exhorta a las empresas y comercios interesados en ciertos profesionales en particular a que se comuniquen con la Organización para encontrarlos en el extranjero.
Junto al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y las embajadas involucradas, la OIM fue tradicionalmente identificada con esfuerzos para lograr el retorno a sus países de origen de gente que emigró a causa de guerras o persecución política.
Más de 7.000 personas de Kenia, la mayoría refugiados de los países vecinos, son enviadas cada año a varios países industrializados.
Desde 1983, sólo 1.500 africanos capacitados recibieron ayuda para recuperar su trabajo en sus respectivos países. El mayor programa ayudó a cerca de 1.200 personas a volver a seis países "en la mira" (GHana, Kenia, Somalia, Uganda, Zambia y Zimbabwe).
Actualmente se calcula que, en promedio, 10 profesionales kenianos retornan cada año a su hogar gracias al programa de la OIM.
La Organización brinda al que vuelve, entre otras cosas, un pasaje de avión, exceso de equipaje pago, subsidio para el alojamiento y un complemento salarial de hasta 800 dólares mensuales durante un laspo que varía de seis meses a un año.
Funcionarios de la OIM señalaron que varios profesionales repatriados se van de su país al poco tiempo de volver, para dirigirse sobre todo a Sudáfrica. (FIN/IPS/tra-en/pn/mn/ceb-dg/pr-if/99