Una crisis económica y social sin precedentes está afectando a Suriname, que el 4 de marzo debe ser sede de la cumbre semestral de la Comunidad del Caribe (Caricom).
En los últimos meses, la moneda nacional (el florín) se depreció 200 por ciento frente al dólar, la inflación trepó a 20 por ciento, el sistema estatal de salud está virtualmente quebrado y se suceden las protestas de distintos sectores sociales, en particular de los empleados estatales.
Paralelamente, el parlamento no sesiona desde hace más de seis meses.
"Lo más desalentador de toda esta situación es que no tiene perspectivas de mejorar", expresó la semana pasada un editorial del diario Ware Tijd, uno de los principales del país, haciéndose eco de la posición de los empresarios privados agrupados en la organización VSB.
El sector empresarial se queja de la debilidad estructural de los gobiernos que se han sucedido a lo largo de la presente década tras el breve lapso que duró la dictadura militar encabezada por el coronel Desir Bouterse (diciembre de 1990-septiembre de 1991).
La heterogénea composición de la coalición antimilitarista Nuevo Frente, vendecora en las elecciones en 1991, impidió al ex presidente Ronald Venetiaan (1991-196) tomar medidas de fondo.
El VSB lamenta que la administración de Venetiaan no haya podido aplicar un programa de ajuste estructural recomendado por el Fondo Monetario Internacional debido a la oposición del Partido Socialista de Suriname (PSS).
El PSS rechazó la congelación de salarios y la reducción de 40.000 puestos de trabajo en el sector público previstas en el plan.
Uno de cada diez habitantes del país tiene un empleo en la administración central.
El actual presidente Julius Wijdenbosch dispone de una muy estrecha mayoría en el parlamento (una banca).
Los legisladores de la oposoción dejan a menudo sin quórum para sesionar al organismo legislativo e impiden la adopción de cualquier ley.
Entre los proyectos que el Parlamento no ha podido examinar figuran el presupuesto para el quinquenio 1999-2003, un plan nacional de desarrollo y otro para fomentar las inversiones extranjeras.
El analisis del plan de desarrollo fue postergado siete veces en los últimos seis meses debido al hecho que los parlamentarios opositores sólo firmaron el registro de asistencia para asegurarse el cobro de sus salarios pero ignoraron los temas del orden del día.
La creciente inflación h disparado los precios de los alimentos básicos y debilitado el poder de compra de los consumidores.
Para tratar de mitigar la situación general, el gobierno aumentó 40 por ciento los sueldos de los empleados públicos, provocando protesa del empresariado privado, que deberá adaptar su escala salarial.
La falta de liquidez para adquirir combustible destinado a las plantas estatales de electricidad condujo al racionamiento energético en vastas áreas del país, donde se producen prolongados apagones.
El Estado debe tanto dinero al sistema de salud, que los médicos de los hospitales privados se niegan a atender pacientes que cuenten con el seguro estatal.
El gobierno decidió contratar en Cuba a 52 médicos y nueve especialistas que trabajarán en las áreas que los profesionales nacionales se niegan a atender.
Esta situación se produce en momentos en que Suriname se prepara a ser sede de la cumbre de la Caricom, por primera vez desde que se integró a ese bloque de 15 naciones en 1995.
Antes que los jefes de Estado y de gobierno, se reunirán los cancilleres y el Consejo de la Comunidad, el segundo organismo ejecutivo de la Caricom. (FIN/IPS/tra-en/bw/wg/ego/99)