SOMALIA: El papel de la mujer en la guerras tribales

Un libro sobre la guerra de Somalia dejó en claro la importancia de la mujer a la hora de resolver disputas y sentar las bases para la paz en ese país africano, que hace ocho años ha carecido de gobierno.

El libro, titulado "Somalia entre la guerra y la paz: las mujeres somalíes en el umbral del siglo XXI", fue producido por el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Mujer (UNIFEM).

La obra es la primera de una serie de estudios realizados país por país sobre el papel de la mujer en la resolución de disputas.

"Se trata de la primera fase del proyecto para la paz y la resolución de conflictos de la mujer africana que implementa UNIFEM", expresó el asesor de la agencia para Africa Central y Oriental, Lakech Dirase.

"El estudio destaca una serie de experiencias específicas, junto con las particularidades de la guerra en cada país. Sin embargo, hay muchos asuntos comunes a todas las mujeres", agregó.

Entre los países que forman parte del proyecto figuran Ruanda, Burundi y Sudán.

La publicación detalla el caso de Halima, una mujer somalí de 26 años de edad que en 1990 trabajaba como cajera en un banco cuando fue enviada a prisión por un delito que afirma no haber cometido.

"Me encerraron en prisión junto con otras ocho mujeres de mi clan, pese a que yo había probado mi inocencia. Estuvimos seis meses en prisión sin juicio", recuerda.

Cuando finalmente liberaron a Halima, tras una amnistía decretada por la dictadura de Siad Barre el 21 de octubre de 1990, aprovechó la oportunidad para unirse a la milicia del Congreso Somalí Unido.

El grupo reclutaba entonces soldados en Belent-Weyne, una ciudad al norte de Somalia, con la intención de luchar para derrocar al régimen.

"Al principio cocinaba para la milicia. Luego aprendí a usar un arma, y al final me convertí en una combatiente. Eramos cinco mujeres, y yo fui la única que participó en la lucha armada. Me gustaba la vida que llevaba. Fue una época feliz. Luchamos y vencimos a Barre", relató.

Ahora, Halima está desilusionada de que su lucha por la liberación haya dado lugar a una creciente disputa de poder entre los comandantes de las milicias rivales, poniendo en peligro las vidas de más de 500.000 somalíes y del propio Estado.

En el libro, Halima, cuyo verdadero nombre no se cita por razones de seguridad, se define como "una mujer, una joven y una guerrillera que participó en la lucha armada", resaltando así el complejo papel que las mujeres desempeñaron en Somalia desde el comienzo de la guerra civil en 1991.

La historia de Halima plantea el debate sobre cuál fue el verdadero papel de las mujeres en la lucha que redujo a Somalia a feudos integrados por clanes y protegidos por líderes militares.

Fadumo Jibril, un ciudadano somalí, afirmó que las mujeres desempeñaron un papel clave a la hora de promover y apoyar la guerra. "No finjamos ahora que son inocentes", afirmó.

"Las mujeres deben aceptar su cuota por haber violado los derechos que Alá le da al prójimo. Desde 1991, las mujeres vienen encendiendo fuegos que todavía devoran vidas ajenas. Las mujeres alentaron a sus esposos, líderes y milicias para perseguir y hacer de sus compatriotas víctimas de su ira", acusó.

Hodan Addou, la mujer somalí que encargó el libro, estuvo de acuerdo. "Esta publicación apunta a describir a las mujeres somalíes en toda su diversidad y complejidad. Demuestra que las mujeres somalíes comparten la responsabilidad de haber librado una guerra", afirmó Addou.

Addou agregó que la publicación "también examina el potencial papel de la mujer como pacificadoras, identificando las formas positivas en las que la guerra civil creó un espacio para que la mujer sortee los obstáculos actuales y tradicionales".

Pero los esfuerzos de las mujeres a la hora de sentar las bases para la paz se ven dificultados por los aspectos patriarcales de la sociedad somalí, y la forma en que se ha encarado la organización en clanes que caracterizó a la naturaleza del conflicto .

"Se trata de un territorio de dominio casi exclusivamente masculino, mientras que el papel que desempeña la otra mitad de la población, tanto a la hora de apoyar la guerra como de contenerla, sólo fue objeto de un análisis superficial", explicó Addou.

"Las mujeres quedan generalmente relegadas a su papel de madres, esposas, hermanas e hijas, víctimas de circunstancias que van más allá de su control", añadió.

"Los esfuerzos para reinventar a las somalíes como sustento de la familia, negociadora y artífice de paz tendieron a reforzar una división simplista de los papeles de género, sin reconocer los variados territorios en que la mujer y el hombre coinciden e incluso se superponen", explicó Addou en el libro.

Susan Keating, de la oficina de Comisión Europea en Nairobi, que copatrocinó la publicación con Holanda y el Programa para las Naciones Unidas y el Desarrollo (PNUD), opinó que "la obra describe la evolución de la mujer en la historia reciente de Somalia, explorando la compleja naturaleza del parentesco y el Islam respecto del género".

El libro también describe la estructura partriarcal del parentesco en Somalia, que con el tiempo ha generado prejuicios contra la mujer, considerándola una entidad de menor importancia dentro de la sociedad".

Se utilizan ciertos parámetros, como el que determina que "ningún pueblo podrá prosperar si tiene como líder a una mujer", lo que completa la visión de la mujer como un grupo marginado dentro de la vida pública.

Fátima Jibril, una mujer somalí que trabaja en una organización no gubernamental de su país con sede en Nairobi, reforzó esta idea.

"Las mujeres son actualmente la espina dorsal de Somalia. La supervivencia del país depende de ellas, pero quedaron aisladas de los procesos que implican una toma de decisiones a la hora de compartir el poder", opinó.

Jiril acusó a la comunidad internacional y a los países vecinos de Somalia, incluyendo a Kenya, de apoyar a los numerosos jefes militares del país y de financiar sus actividades, lo que llevó a la desintegración de las estructuras de gobierno de la nación africana.

"Los grupos de financiación les dieron un tratamiento preferencial a los jefes militares, y deliberadamente dejaron a las mujeres fuera del proceso. Muchas de esas mujeres recibieron una educación superior y, sin embargo, están vendiendo tomates en las calles para mantener al país", afirmó.

El último informe del PNUD sobre Somalia señaló que la economía del país se ve afectada por la enorme destrucción de infraestructura, la falta de inversión, un altísimo nivel de desempleo, y la degradación ambiental.

Y como si fuera poco, todo ello se ve agravado por el hecho de que el país carece de un gobierno central.

"Pero incluso en el mejor de los casos, el restablecimiento de las estructuras del Estado implicará un proceso lento debido a la pobreza que impera en el país", sostuvo el informe.

"Y el futuro estado somalí sólo contará con recursos muy modestos para comenzar su reconstrucción", concluyó. (FIN/IPS/tra- en/ja/mn/mvf/mj/ip hd dv/99

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