La falta de tiamina, más conocida como vitamina B-1, podría ser una de las causas de muerte de personas que padecen malaria, de acuerdo con un informe publicado en la revista médica británica Lancet.
El autor del informe, Sanjeev Krishna, de la Facultad de Medicina del Hospital St. George en Londres, recalcó la urgencia de desarrollar mejores tratamientos contra la malaria severa y afirmó que los últimos hallazgos pueden abrir nuevas posibilidades.
"La tasa de supervivencia de la malaria severa no aumentó en varias décadas y todos buscamos la forma de mejorar esto", afirmó Krishna, que realizó la investigación con médicos de Oxford y Tailandia.
La malaria, causada por cuatro especies del parásito plasmodium cuyo vector es el mosquito anofeles, todavía es una de las enfermedades más graves de todo el mundo, y representa un serio problema de salud pública en el mundo en desarrollo. Afecta a 90 países, habitados por 40 por ciento de la población mundial.
Se producen entre 300 y 500 millones de casos clínicos de malaria por año en todo el mundo, y el número de muertes a causa de la enfermedad se estima en más de un millón por año. La gran mayoría de las víctimas son niños de Africa, en particular en áreas rurales remotas con poco acceso a servicos sanitarios.
Aunque la malaria sin complicaciones puede compararse con una leve gripe, los casos severos de la malaria cerebral más seria causada por el parásito plasmodium falciparum son, con frecuencia, fatales.
Los síntomas incluyen coma y ataques y también cambios en el metabolismo, que incluyen bajos niveles de azúcar en la sangre y aumento del ácido láctico.
En su forma más severa, la carencia de tiamina, también conocida como "beri-beri", puede producir síntomas muy similares a los de la malaria cerebral.
Esta deficiencia es común en todo el sudeste de Asia debido a una dieta fuertemente dependiente del arroz sin cáscara, que incluye un alto consumo de alimentos que tienden a eliminar la tiamina, como algunos tipos de salsa de pescado, señaló Krishna.
En Tailandia, los investigadores midieron la deficiencia de tiamina en pacientes del Hospital Paholpolpayuhasena en Kanchanaburi, que sufrían malaria severa o sin complicaciones, y en un grupo de control de voluntarios sanos.
Los expertos evaluaron la deficiencia de tiamina utilizando una prueba que mide la actividad de una enzima particular en los glóbulos rojos. Descubrieron que 12 de 23 pacientes de malaria severa y 10 de 54 pacientes de malaria sin complicaciones tenían deficiencia de tiamina.
En contraste, ninguno de los 50 miembros del grupo de control sufría deficiencia de vitamina B-1.
Los pacientes con malaria cerebral tenían las deficiencias de vitamina B-1 más severas, lo que sugiere que podrían estar relacionadas, dijo el informe.
Los investigadores no pudieron establecer si la deficiencia de tiamina contribuye de forma directa con el desarrollo de malaria severa o si la infección por malaria en sí exacerba una tendencia latente a la deficiencia de tiamina.
Sin embargo, Krishna creyó que era más probable que la deficiencia se debiera a la malaria. Las personas cuyo metabolismo era sobreexigido desarrollaban con facilidad una deficiencia de tiamina, que la malaria imponía esa clase de exigencia.
La tiamina se utiliza cuando la actividad metabólica del cuerpo aumenta, lo que puede ser resultado de cualquier trauma importante, el trabajo intenso o una infección, lo que conduce a un aumento de la demanda de glucosa y a la necesidad de una mayor eliminación de ácido láctico.
La malaria produce ese efecto, según el informe publicado en The Lancet.
Krishna y sus colegas afirmaron que, si se comprueba el vínculo entre la deficiencia de vitamina B-1 y malos resultados en el tratamiento de la malaria, debería considerarse el aumento de la ingesta de tiamina en los pacientes de malaria como complemento del tratamiento convencional.
Esto ayudaría a que algunas de las complicaciones de la infección sean menos severas, según el informe.
Las investigaciones tratan ahora de determinar cuán común es la deficiencia de tiamina en otras partes del mundo donde prevalece la malaria. Krishna organiza un gran estudio en Kumasi, en el área central de Ghana.
"Todos los pacientes con una deficiencia reciben de forma rutinaria una dosis de tiamina", afirmó.
Krishna dijo que era prácticamente imposible decir, utilizando solo métodos clínicos, si un paciente sufría de malaria o de una deficiencia de tiamina, pues los síntomas son muy similares.
Realizar pruebas de deficiencia de tiamina a todos los pacientes con malaria no era práctico, porque los exámenes son complicadas y el resultado tarda horas en completarse.
Los investigadores creen que es importante repetir el estudio de Tailandia "en diferentes poblaciones donde la malaria es endémica y donde coincidentemente pueda existir una deficiencia de tiamina marginal en la comunidad", dijo Krishna.
"Si nuestros descubrimientos se repiten en otros lugares, la administración rutinaria de tiamina como un complemento del tratamiento para la malaria debería ser considerada", agregó.
Esto podría ser un tratamiento para la malaria relativamente simple, con buenos resultados y a un costo razonable, y podría reducir la mortalidad de esta enfermedad, que mata a más personas que cualquier otro mal transmisible con excepción de la tuberculosis. (FIN/IPS/tra-en/jp/mk/at/mj/he/99