Un astronauta ruso, otro eslovaco y uno francés que atracaron esta semana en la estación espacial rusa Mir, a bordo de la cosmonave Soyuz Tm-29, probablemente compongan la última misión en esa veterana plataforma orbital.
La Soyuz fue disparada el sábado en coincidencia con el 13 aniversario del lanzamiento del primer modulo de la estación rusa Mir, y entró en orbita 10 minutos mas tarde, informaron funcionarios en Moscú. El lunes, la nave atracó en la estación Mir.
La tripulacion está formada por el comandante ruso Viktor Afanasyev, el francés Jean-Pierre Haignere y el eslovaco Iván Bella. Bratislava condonó 20 millones de dolares de la deuda rusa a cambio de que Bella pudiera volar. Francia, a su vez, pagó 20,6 millones de dólares para tener a Heignere a bordo de la Mir.
La agencia espacial rusa informó que dispone de fondos para mantener a la Mir en el espacio hasta agosto. Después de ese plazo, corresponde a la corporación propietaria de la estación espacial conseguir patrocinadores para pagar los 250 millones de dólares anuales necesarios para mantenerla en órbita.
El año pasado se gastaron globalmente 25.000 millones de dolares en programas espaciales. En la actualidad hay 624 cápsulas en todo el mundo, de las cuales 131 son rusas. Si desea mantener un papel importante en el comercio espacial, Rusia deberá tomar la delantera.
Funcionarios rusos dijeron que ya logró algunos progresos en esa dirección.
En 1998, los resultados obtenidos por ese sector industrial aumentaron tres por ciento como resultado del "componente comercial". Ahora, 54 por ciento del trabajo en el sector espacial es realizado por usuarios extranjeros, que ayudaron a crear 110.000 puestos de trabajo.
El año pasado, los ingresos de la industria espacial procedentes de contratos comerciales sumaron 880 millones de dólares, casi el doble de los 450 millones estimados en apoyo presupuestario. Desde 1989 las órdenes estatales para tecnología espacial cayeron 14 veces.
En la actualidad, los satélites rusos, tanto civiles como militares, totalizan 130, pero mas de 80 por ciento están por debajo del nivel de vida útil. Casi 75 por ciento del equipo ha estado en servicio por más de 15 años y el promedio de edad de los expertos en las firmas espaciales es de 50 años.
La asociación de producción científica Molniya está desarrollando una nueva nave espacial en el marco del proyecto MAKS que, dicen, es superior a su equivalente estadounidense (el Shuttle).
Además de ser apto para el transporte, el nuevo aparato será un vehículo apto para investigación, carga y rescate en el espacio.
Gleb Lozino-Lozinsky y Aleksandr Bashilov, gerentes de Molniya, son optimistas respecto de las cualidades superiores de la nave espacial y su bajo costo, que atraerá tanto a inversores rusos como a extranjeros.
Lozino-Lozinsky aclaró que se trata de la continuación de los trabajos realizados sobre la Buran, la nave espacial rusa previa.
Al revés de su rival estadounidense, la cápsula rusa será lanzada desde la parte posterior de la corpulenta cosmonave An-225 (Mriya).
"Un lanzamiento desde el aire tiene grandes ventajas. Mriya puede volar hacia el ecuador, y puedo hacerlo también a cualquier lugar que uno quiera", explicó Lozino-Lozinsky.
"La Tierra gira de manera que si lanzamos nuestro vehículo orbital en la dirección en que gira nuestro planeta, puede acoplarse a la estación espacial en pocas horas en vez de demorar dos días", dijo.
A su vez, la agencia rusa Energia tambien está involucrada en un proyecto internacional llamado Lanzamiento Marino. Su objetivo es realizar lanzamientos comerciales de satélites desde un cosmodromo flotante bautizado Odisea.
Esta y otro tipo de embarcación para el proyecto son objeto de pruebas de factibilidad en Estados Unidos.
Energia confía, además, en que logrará inversiones extranjeras para construir una cosmonave que vuele dentro del sistema planetario usando reflectores solares. El vehículo se desplazara bajo la presión del viento solar sin necesidad de combustible.
Tambien hay planes para usar reflectores espaciales a fin de dirigir la luz del sol hacia las zonas polares durante las noches invernales, o para iluminar los efectos de desastres naturales y calamidades.
Sin embargo, ninguno de esos proyectos podrán realizarse si no atraen fondos suficientes.
En la actualidad, un elemento vital de las actividades del sector espacial ruso son los lanzamientos comerciales de satélites extranjeros, en su mayoría estadounidenses, desde el Centro Espacial de Khrunichev.
Hasta ahora se realizaron 12 lanzamientos con cohetes Proton, 11 de los cuales resultaron exitosos. Otros 11 lanzamientos están planeados para este año a un costo de 70 millones de dólares cada uno.
Tambien está en marcha un nuevo programa de lanzamientos comerciales mediante vehículos Soyuz, y hay seis vuelos planeados durante 1999.
Esto no será suficiente para financiar una cosmonave solar o una nueva nave espacial, pero ayudará a asegurar la supervivencia del programa espacial ruso, al menos a corto plazo. (FIN/IPS/tra- en/ai/kb/ego/mj/sc/99