La Organización de Naciones Unidas (ONU) aplaudió la creación de un mecanismo de certificación multilateral sobre la lucha contra el narcotráfico en América, en reemplazo del procedimiento unilateral de los Estados Unidos.
El informe 1998 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), difundido esta semana, destaca la iniciativa, planteada en abril, en la II Cumbre de las Américas celebrada en Santiago.
La JIFE elogió igualmente la acción hemisférica en este terreno, coordinada por la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas, dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Con la creación de un mecanismo multilateral, los 34 estados miembros de la OEA apuntan a impedir los conflictos que genera la certificación unilateral que ejecuta el Departamento de Estado en Washington.
Mediante este sistema, el gobierno estadounidense aplica sanciones políticas y comerciales a aquellos países cuyo gobierno, a su juicio, no muestran una real decisión de actuar en contra del narcotráfico.
El episodio más polémico en este sentido, dentro del hemisferio, fue en 1997 la "descertificación" de Colombia, a raíz del rechazo de la Justicia de ese país a la extradición de narcotraficantes a Estados Unidos.
El conflicto quedó zanjado parcialmente cuando el gobierno del entonces presidente Ernesto Samper logró la aprobación de una ley de extradición, pero que sólo opera para delitos de narcotráfico posteriores a diciembre de 1997.
El médico chileno Alfredo Pemjean, miembro del directorio de la JIFE en representación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), dijo que el sistema estadounidense, además de unilateral, es sobre todo un juicio sobre la "voluntad política" de los gobiernos de reprimir la producción y el comercio de drogas.
Añadió que la JIFE, en cambio, elabora sus informes y recomendaciones sobre la base de múltiples fuentes, como los gobiernos, la OMS, Interpol (Policía Internacional) y el Programa de la ONU para la Fiscalización Internacional de Drogas, entre otras.
En la II Cumbre de las Américas y en la 28 Asamblea General de la OEA, celebrada en junio en Caracas, se confirmó a la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas como el organismo eje para el establecimiento del sistema de certificación multilateral.
La Comisión ya está coordinando "un sistema estadístico normalizado sobre el uso indebido de drogas y las actividades de represión (del narcotráfico)", calificado como muy importante por el último informe de la JIFE.
El organismo de la ONU dijo también que "un mecanismo para reunir, mantener, recuperar y analizar datos comparables sobre el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas a nivel regional constituye un instrumento de enorme utilidad".
Si bien este instrumento está aún en una fase inicial, "puede servir un día de modelo para establecer mecanismos similares en otras regiones", de acuerdo al informe.
La efectividad de la "descertificación" estadounidense es puesta en duda a la luz de los datos de la JIFE, que identifican a Colombia como el único país sudamericano en que aumenta la superficie sembrada de coca.
La erradicación del arbusto cuya hoja es la base para elaborar cocaína no se logra con sanciones, sino con cooperación internacional, como lo muestran los casos de Perú y Bolivia, los otros dos grandes productores sudamericanos de coca.
Bolivia lanzó en 1998 su Estrategia de Lucha contra el Narcotráfico, con metas a cumplir hasta 1992, y el gobierno de Hugo Banzer asegura que estará en condiciones de cumplir hacia el 2000 los planes de erradicación de cultivos de coca, aseveración considerada excesivamente optimista en medios de la ONU.
La comunidad internacional de donantes dio su respaldo en noviembre de 1998 al nuevo plan de erradicación de cultivos y desarrollo económico integrado en Perú, país que sigue siendo el mayor productor mundial de hoja de coca por el rendimiento de sus arbustos.
La JIFE reiteró en su informe que la erradicación de los cultivos de coca para combatir la elaboración de cocaína y otros estupefacientes como el "crack" y la pasta base, es una labor que requiere un respaldo internacional continuo y a largo plazo.
"Para la erradicación del arbusto de coca es preciso adoptar importantes medidas que combinen una aplicación eficaz de la ley con programas de desarrollo alternativo", subrayó el organismo de la ONU. (FIN/IPS/ggr/dg/dv ip/99