El retiro de Uzbekistán del tratado de seguridad de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) debilita la ya menguante influencia de Rusia sobre las antiguas repúblicas soviéticas en Asia central.
La CEI fue la herramienta que usó Moscú para recuperar influencia sobre esas repúblicas, cuyo control había perdido con el colapso de la Unión Soviética en 1991.
Pero los daños económicos de cada país socavaron los esfuerzos de Moscú por consolidar la comunidad. Los analistas advirtieron ahora que el retiro de Uzbekistán del pacto de defensa de la CEI podría agotar las ya disminuidas posiblidades de integración en la era postsoviética.
El anuncio se anticipó dos semanas al atentado con explosivos contra el presidente uzbeko, Islam Karimov, que ocasionó al menos 15 muertes y heridas a más de 150 personas el martes. El mandatario resultó ileso y se sospecha que militantes islámicos fueron los autores del ataque.
"Uzbekistán se retirará el Tratado de Seguridad Colectiva de la CEI", anunció Bakkhodyr Umarov, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la república, el día 2.
Si bien Umarov aseguró que la decisión no afecta las relaciones bilaterales con Rusia, Tashkent aclaró que la decisión se debe a su desacuerdo con la política rusa de integración de los ex estados soviéticos.
Moscú respondió con el silencio. El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Ygor Ivanov, se limitó a deckarar que seis naciones (Armenia, Belarús, Kazajstán, Kirgizstán, Rusia y Tayikistán) confirmaron su lealtad con el tratado.
El Tratado de Seguridad Colectiva de la CEI fue firmado en mayo de 1992 en Tashkent, capital de Uzbekistán, por nueve países de la CEI, todos menos Moldova, Ucrania y Turkmenistán.
El tratado entró en vigor al ser aprobado por los nueve parlamentos en abril de 1994, y expira en abril de este año.
El presidente Karimov declaró en varias ocasiones que se opone a las gestiones por la integración de la CEI, que, según él, amenaza la soberanía de los estados miembro.
El retiro de Uzbekistán coincide con la llegada de los efectos de la crisis económica de Rusia, que es aún su principal socio comercial.
Uzbekistán, cuyo gobierno tardó en admitir la presión creciente que sufría su economía, recortó las previsiones de crecimiento para 1999 de seis a 4,5 por ciento debido a los trastornos rusos.
"Luego de la crisis de Rusia, me pareció necesario revisar todos los cálculos", explicó Karimov al parlamento.
"La crisis económica de Rusia conlleva nuevos problemas de política exterior, incluso en sus relaciones con los países del CEI", advirtió Yevgeny Kozhukhin, director del Instituto de Estudios Estratégicos de Moscú.
El rechazo de Tashkent al pacto de seguridad de la CEI demuestra que las gestiones del Kremlin para reforzar los vínculos con Asia central no fueron los adecuados, a pesar de intereses compartidos, como la alarma que causan los islámicos.
Rusia, Tayikistán y Uzbekistán se aliaron en mayo de 1998 contra el fundamentalismo y el wahabismo, una rama conservadora del Islam sunita que, según ellos, amenaza a Asia central y al Cáucaso, al norte del territorio ruso.
El atentado del martes, que no fue reivindicado por organización alguna, es atribuido por el gobierno uzbeko a islámicos wahabi.
Uzbekistán realiza una dura campaña contra los wahabi desde el asesinato de cuatro policías en la región de Namangan hace un año.
Karimov dijo al parlamento el año pasado que abría que acabar con las "guerrillas islámicas"."Si es necesario los mataré yo mismo, si ustedes no lo resuelven", advirtió a los diputados.
Los gobernantes de Uzbekistán y Tayikistán acusaron a Afganistán, Pakistán e Irán de albergar centros secretos de entrenamiento para los wahabi que luego causan disturbios en sus países.
Rusia tiene en Tayikstán una fuerza de mantenimiento de la paz de 20.000 efectivos para contribuir con el patrullaje de la problemática frontera con Afganistán, hoy dominada por los guerreros islámicos Talibán.
Las relaciones de Uzbekistán con Tayikistán también atraviesan un mal momento. Sin embargo, Uzbekistán había acordado en febrero de 1998 refinanciar la deuda de más de 150 millones de dólares de Tajikistán hasta el 2000.
Uzbekistán pidió al presidente de Tayikistán, Imomali Rajmonov, la detención y la extradición de los uzbekos acusados de entrenar a guerrilleros islámicos de las regiones de Fergana, Namangan y Andizhan.
Las relaciones empeoraron y Rajmonov acusó en septiembre al gobierno de Uzbekistán de colaborar en la concepción de un levantamiento armado a cargo del señor de la guerra Makhmud Khudoberdiyev, de la etnia uzbeka, en la que murieron cerca de 100 soldados tajikos y de las tropas rebeldes.
Un batallón de Uzbekistán que integraba las fuerzas de mantenimiento de paz de la CEI desde 1992 fue retirado de Tayikistán en noviembre de 1998, pero el hecho no sorprendió demasiado.
Tashkent aseguró que la decisión de retirar su batallón fue anunciada antes de que Tayikistán lo acusara de ocultar rebeldes tayikos, lo que causó el deterioro de las relaciones bilaterales.
Tayikistán sigue sosteniendo que el tratado de seguridad colectiva es la piedra angular de la CEI y que Rusia es su aliado estratégico, indicó un portavoz del gobierno tayiko, Zafar Saidov. Mientras, Uzbekistán se retiró del tratado.
"Lamentamos la decisión que tomó Uzbekistán de retirarse del tratado de defensa del CEI", agregó Zafarov.
"La decisión de Uzbekistán podría causar un efecto calamitoso porque socava el concepto de integración post-soviética", sostuvo Oleg Ostroukhov, experto sobre Asia del Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de Moscú.
"El cambio uzbeko deja en evidencia la debilidad económica de Rusia y su incapacidad para mantener las alianzas que ya había hecho", explicó.
La decisión de Uzbekistán parece mostrar su pretensión de frenar o remplazar la influencia rusa en la región.
Rusia, sin embargo, está más decidida que nunca, luego de la confusión causada por la crisis económica del año pasado, a implementar sus políticas centroasiáticas y de la CEI. (FIN/IPS/tra-en/-eu-ap-ip/sb/js/ceb-mj/ip/99