El análisis de las políticas de población que se lleva a cabo en esta ciudad de Holanda muestra que, por primera vez en mucho tiempo, algunas de las tradicionales disputas sobre el asunto quedaron obsoletas.
El debate sobre población tuvo muchos giros con los años, pero siempre hubo batallas entre los partidarios de las teorías de Malthus y los especialistas en desarrollo, entre el Norte y el Sur, y entre la Iglesia Católica y las organizaciones feministas.
Malthus creía que la población tiende a crecer en progresión geométrica, mientras los alimentos sólo aumentan en progresión aritmética.
Pero el Foro de La Haya, que concluye este viernes y que analiza los avances logrados en materia de población y salud tras la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo (CIPD) celebrada en El Cairo en 1994, fue distinto.
En esta ocasión no se habló mucho sobre la explosión demográfica y la presencia de la delegación del Vaticano no generó mayores controversias, a pesar de las diferencias respecto del concepto de "aborto seguro" y del uso de nuevos métodos como la píldora anticonceptiva RU-486.
En cierto modo, muchas de las viejas batallas llegaron a su fin durante la CIPD.
Entonces, las organizaciones feministas del Norte y los activistas por el desarrollo del Sur se unieron para provocar un giro decisivo en las políticas de población, que sólo se dedicaban a evitar nacimientos, para incluir a la salud de la mujer y su participación en la sociedad civil.
En el Foro de La Haya, que comenzó el lunes, los delegados hicieron referencia al "cambio de paradigma" tras la CIPD, mientras funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y delegaciones políticas elogiaron el cambio en la calidad del debate sobre el crecimiento demográfico y el desarrollo.
El enfoque actual, según Mahmoud Fathalla, ex presidente la la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia, considera que las mujeres son "fines y no medios, sujetos y no objetos".
En muchos aspectos uno de los principales avances es lo que el embajador de Bangladesh Anwarul Karim Chowdhury llama la predominancia del "enfoque basado en los derechos".
Las discusiones dejaron de lado los debates de los años 60 y 70 que se preguntaban si el crecimiento de la población representaba una crisis mundial, y pasaron a recalcar los derechos de los padres y los individuos, particularmente los derechos de la mujer.
Las señales de este cambio están en todas partes.
Las frases como "control de población" o "explosión demográfica" ya no se utilizan, y frases como "salud reproductiva" y "ampliar las posiblidades de la mujer" se oyen por todas partes.
Las delegaciones discutieron otros temas relacionados con la salud, especialmente el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), y la idea de "crear un ambiente enriquecedor" mejorando la educación y el respeto de los derechos de la mujer.
Esto contrastó con la poca atención que se prestó al hecho de que la población mundial llegará a los 6.000 millones este año, algo que a su vez no se percibe como una crisis.
Incluso el tradicional debate entre feministas y la Iglesia Católica fue superado por el lenguaje de los derechos, con ambos bandos discutiendo si los derechos reproductivos de la mujer incluyen el acceso al aborto seguro.
La Iglesia rechazó el concepto de que cualquier tipo de aborto puede ser categorizado como derecho, aunque trató de destacar los derechos de los "no nacidos".
El cambio de paradigmas hacia los derechos quedó demostrado claramente en La Haya por la gran visibilidad de los grupos de jóvenes, que normalmente tienen una participación marginal en la mayoría de las coferencias internacionales sobre temas sociales.
El Foro Juvenil que precedió a la reunión de cinco días, con la participación de más de 100 delegaciones nacionales, propuso destinar 20 por ciento de los gastos relacionados con la población a las necesidades de los jóvenes, y educar a los jóvenes en la sexualidad y el "placer sexual".
"El mensaje de los jóvenes es muy fuerte", dijo Rachel Russell, integrante del Foro Juvenil que también trabaja para la la Federación de Paternidad Planificada de Estados Unidos. "Necesitamos participar en la toma de decisiones a todo nivel".
En muchos aspectos, la CIPD marcó el camino para el cambio que derivó en una discusión más amplia de los derechos.
Nicolaas Biegman, presidente del Foro de La Haya, observó que la conferencia de El Cairo estableció que "todas las parejas e individuos tienen derecho a determinar libremente el número de hijos que desean tener y el intervalo entre ellos".
Aunque el concepto de "derechos básicos" no se definió tan precisamente como el de derechos humanos, "un derecho básico está muy cerca de un 'derecho humano' y se aplica a todos los países", dijo Biegman.
Cualquier discusión sobre derechos inevitablemente implica la discusión de deberes.
Peter Piot, director ejecutivo de ONUSIDA, el organismo de la ONU dedicado a combatir el sida, dijo que más de 33 millones de personas en todo el mundo son portadoras del VIH (virus de inmunodeficiencia humana) que provoca la enfermedad, y que se avanzó mucho al respecto desde la conferencia de El Cairo.
Pero, junto con otros especialistas, afirmó que los hombres deben asumir más responsabilidades para evitar la expansión del sida.
"Debemos ponernos serios con respecto al papel de los hombres respecto del VIH/sida y renunciar a la supremacía masculina", dijo Piot.
Si los gobiernos hablan en serio respecto de abandonar la supremacía masculina y ceder poder a los jóvenes, entonces el enfoque de los temas de población basado en los derechos ciertamente produjo un giro político significativo.
Como las disputas del pasado entre el Norte y el Sur, que en esta conferencia se redujeron básicamente a peleas por dinero, la afirmación de los derechos básicos podría ser una victoria en la larga serie de batallas en conferencias futuras. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/at/aq/pr/99
