Hasta pocos años, las marchas y movilizaciones en Perú las protagonizaban los trabajadores, pero ahora los que marchan por las calles son los empresarios.
La liberalización de la economía y la consecuente apertura del mercado ha provocado el colapso de muchas empresas. Con altas cargas impositivas y sobrecostos, no han podido hacer frente a la competencia externa y afrontan serios problemas para sobrevivir o simplemente han tenido que cerrar.
Las pequeñas y medianas empresas están llevando la peor parte, porque deben abrirse paso en un mercado recesivo, caracterizado por la iliquidez y la escasa capacidad adquisitiva de la población.
"Hemos perdido el 50 por ciento de nuestro patrimonio. Es una situación crítica y no se trata sólo de nosotros sino de miles de trabajadores que han perdido sus trabajos", declaró David Vaissman, presidente del Comité de las Pequeñas y Medianas Empresas de la Sociedad Nacional de Industrias (SIN).
Miles de pequeños y medianos empresarios y trabajadores marcharon conjuntamente el día 25 en Lima y en el interior del país en demanda de medidas de salvaguarda para textiles, confecciones y calzado, los sectores más afectados.
El 70 por ciento de las pequeñas y medianas empresas de calzado y más del 50 por ciento de las textiles y confecciones se encuentran en quiebra.
En Lima, la marcha llegó hasta las puertas del Palacio de Gobierno, donde una delegación fue recibida por un emisario del presidente Alberto Fujimori que ratificó que el gobierno se dio un plazo de 30 días para estudiar las medidas de reactivación.
"Los empresarios hemos tenido paciencia para esperar los resultados de las medidas para reactivar la economía, pero hay decisiones que no pueden prolongarse indefinidamente", dijo Roque Benavides, presidente de la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas.
Una de las mayores críticas es el alto costo del crédito para el sector. Mientras el interés a los pequeños empresarios es de alrededor de tres por ciento en Europa y de cinco por ciento en Estados Unidos, en Perú asciende a 36 por ciento.
Boris Romero, destacó en el diario económico Síntesis la singularidad de la realidad peruana, donde empresarios y trabajadores salen a la calle en forma conjunta para pedir al gobierno que los escuchen.
"Cada empresario formal que marcha representa no sólo a él y sus socios sino también a sus trabajadores directos e indirectos", señaló Romero, quien exhortó al gobierno a tomar medidas para reactivar la casi paralizada economía peruana.
Este mes también manifestaron en Lima los comerciantes de confecciones de la calle Gamarra, que marcharon hasta el parlamento para solicitar la protección de la fuerza pública.
Los comercios de ese sector de la capital peruana dan trabajo a unas 100.000 personas y en sus mejores épocas llegaron a mover en conjunto más de mil millones de dólares anuales.
Hoy, la competencia de empresas asiáticas y la recesión económica hicieron caer sus ingresos y cientos de informales se instalaron en las calles del lugar, de donde fueron desalojados por la policía a mediados de febrero.
Pero después que la policía se retiró de la zona se produjo el saqueo de los comercios establecidos, mantenido en jaque a los comerciantes de Gamarra, que durante tres días no pudieron abrir sus locales, ante lo cual optaron por manifestar, reclamando garantías para poder trabajar.
"Si ya de por sí nos estamos muriendo de hambre porque la gente no tiene plata para comprar como antes, imagínese nuestra situación ahora que nos sentimos amenazados y no podemos abrir nuestras puertas", comentó uno de los comerciantes.
Cerca de allí, uno de los vendedores ambulantes desalojados también explicaba su drama: "¿Y ahora qué haré?, me han quitado todo, no tengo capital para volver a empezar, si soy ambulante es porque no hay trabajo ni tengo dinero para poner mi pequeña empresa". (FIN/IPS/zp/ag/ip-if/99