El gobierno de Panamá se mostró conforme con el desempeño de la economía en 1998, pese a los estragos que la crisis financiera mundial y el fenómeno de El Niño causaron en la zona libre de Colón, en la agricultura y en los servicios de electricidad y agua potable.
El ministro de Comercio e Industrias, Raúl Hernández, indicó el miércoles que la economía creció 3,9 por ciento el último año gracias a un inusitado incremento de las actividades portuarias, de la pesca y del sector de transporte, comunicaciones y almacenamiento.
Hasta el tercer trimestre de 1998, la actividad portuaria había crecido 69,4 por ciento, la pesca 20,3 y el transporte, el almacenamiento y las comunicaciones, 7,5 por ciento.
En cambio, cayeron cuatro por ciento las operaciones de la internacional zona libre de Colón, 17,2 por ciento la producción de electricidad y de agua potable, y 3,8 por ciento la actividad agropecuaria.
La zona libre de Colón había aportado 8,6 por ciento al producto interno bruto (PIB) en 1997.
A pesar de esos contratiempos, Hernández advirtió que el resultado global alcanzado en 1998, de 3,9 por ciento, fue 1,4 puntos superior al crecimiento promedio que la Comisión Económica para América Latina calculó para la región.
Hernández aclaró que la caída de la producción agropecuaria no afectó significativamente la economía del país debido a que ésta se sustenta en los servicios, "que generan 83 por ciento del PIB y 75 por ciento de las exportaciones".
La industria manufacturera y la agricultura representan 10 y siete por ciento del PIB, respectivamente, añadió.
La baja inflación, que en 1998 fue sólo 0,6 por ciento, y la reducción de las barreras arancelarias hasta un promedio de 8,5 por ciento a principios del pasado año, también ayudaron al buen desempeño de la economía, según el ministro.
También destacó el importante monto de inversiones públicas y privadas realizadas en 1998, que totalizaron 1.174 millones de dólares y superaron en alrededor de 100 por ciento la cantidad registrada en 1997.
La mayor parte de las inversiones fueron canalizadas hacia las empresas públicas privatizadas el último año, entre ellas el Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificación (Irhe). Operadores extranjeros pagaron 802 millones de dólares por 49 por ciento de las acciones del Irhe.
Hernández vaticinó que el comportamiento de la economía permitirá superar la meta de crecimiento de cuatro por ciento fijada para este año.
El presidente de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede), Felipe Rodríguez, indicó al respecto que, tras la venta de las empresas públicas a inversionistas externos, se deben facilitar las cosas a los inversionistas nacionales.
La burocracia "no permite efectuar de manera expedita los negocios e inversiones en el país", y también se deben mejorar la seguridad jurídica, "en algunos aspectos", y "las fuentes de financiamiento", para remover escollos a la actividad de los inversionistas, dijo Rodríguez.
Mientras, la Iglesia Católica criticó el programa económico del presidente Ernesto Pérez Balladares, por estimar que "no ha sido eficiente ni benévolo con los más pobres".
El arzobispo José Dimas Cedeño advirtió que "existen dos Panamá, uno rico y otro pobre", y es necesario aplicar "políticas justas en materia social".
Treinta y ocho por ciento de los 2,8 millones de habitantes del país se encuentran por debajo de la linea de pobreza, en tanto que 13,4 por ciento de los alrededor de 1,1 millones de personas económicamente activas no tienen empleo.
Cedeño instó a los candidatos para las elecciones presidenciales del 2 de mayo a comprometerse con un proyecto social "que permita al Panamá rico poder extender la mano al Panamá pobre", para construir un país "próspero".
Panamá figura en el penúltimo lugar en materia de distribución de la riqueza en América Latina. (FIN/IPS/sh/ff/if/99