El padre del arquero de la selección de fútbol de México Jorge Campos fue liberado hoy por sus secuestrados, tras el pago de un rescate cuyo monto habría sido de uno y cinco millones de dólares, según las versiones.
La Procuraduría General de la República confirmó la liberación del secuestrado, Alvaro Campos, un comerciante del sureño estado de Guerrero, pero aclaró que no tuvo ninguna intervención.
El caso de Campos, quien fue secuestrado la semana pasada en los alrededores de la ciudad balnearia de Acapulco por 10 hombres armados cuando visitaba un campo de fútbol que lleva el nombre de su hijo, puso nuevamente sobre la mesa el tema de los secuestros y la delincuencia.
Las encuestas indican que la población atribuye la creciente inseguridad a la ineficiencia y corrupción de las autoridades. La Procuraduría General, por ejemplo, es acusada de ineficiente por políticos y analistas.
Las cámaras empresariales de Acapulco denuncian que esa ciudad enfrenta hoy una ola de secuestros personas de fortuna y piden al gobierno mayor protección policial. Según esas fuentes, de 1996 a la fecha fueron secuestrados 10 conocidos empresarios de Acapulco por los que se pagó rescates de hasta cinco millones de dólares.
En el caso del secuestro de Campos se especuló que los secuestradores pertenecían a grupos guerrilleros que operan en Guerrero, pero portavoces de esos grupos lo negaron en un comunicado público.
El mundo ya no "dirige la vista a Acapulco por su atractivo turístico, sino por su peligrosidad", dijo el presidente del centro empresarial de esa ciudad, César Bajos.
Kroll Associates, una de las empresas consultoras en seguridad más importantes de Estados Unidos, estima que en México se realizan en promedio cerca de cuatro secuestros por día.
La inefinciencia demostrada por la autoridades dio impulso a este tipo de delitos hasta transformarlos en un grave problema, declaró a medios locales Chistopher Marquet, director de Kroll Associates.
El gobierno del presidente Ernesto Zedillo prometió que al terminar su mandato, en diciembre del 2000, habrá controlado la inseguridad, creciente desde 1995, año en el que el país sufrió una severa crisis económica.
En agosto pasado, cuando la policía capturó a un secuestrador que tenía la costumbre de cortar las orejas a sus víctimas, el gobierno dijo que no descansará hasta terminar con esos delitos, pero los casos no cesan. (FIN/IPS/dc/ag/ip/99
