La popularidad del primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, disminuyó en los últimos meses, pero eso no afectó su autoconfianza porque consolidó su poder y sus enemigos políticos parecen incapaces de unirse en su contra.
"No renunciaré a mi cargo. Me quedaré en él hasta que alguien me dispare o intente asesinarme", declaró Mahathir, de 73 años, el domingo.
El ex vice primer ministro y líder del movimiento 'reformasi' (reformista) Anwar Ibrahim, sigue preso y el lunes comenzó a brindar testimonio en el juicio que se le sigue por corrupción.
El movimiento no está a punto de destruirse, porque para eso tendría que constituirse de una vez como grupo unificado.
Algunos dirán que los reformistas ya están unidos, a pesar de sus evidentes diferencias de puntos de vista en cuanto a perspectivas y orientaciones.
En efecto, además de adherir al grito de guerra "reformasi" y de su deseo de destituir a Mahathir, los diferentes partidos y organizaciones que integran el movimiento están unidos por otros lazos.
El Partido Islámico (PAS) por ejemplo, dirige el Movimiento para la Justicia del Pueblo Malasio (Gerak), del que también son miembros el Partido de Acción Democrática (PAD), otros partidos de oposición, grupos islámicos y organizaciones no gubernamentales.
El Gerak rechaza la Ley de Seguridad Interna, que permite la detención sin juicio, entre otras cosas.
Sin embargo, malasios que no pertenecen a la etnia malaya están preocupados por los principios islámicos del PAS y de otros grupos. "Muchos están preocupados porque el PAD trabaja junto con el PAS", dijo el activista Gan Kong Hwee.
"La coalición de Mahathir (el gobernante Barisan Nasional) aprovechará esa preocupación en las próximas elecciones generales", sostuvo.
Las elecciones deben realizarse durante la primera mitad del 2000. "Sólo veo la posibilidad de un acuerdo electoral entre el PAS y el PAD", opinó Gan.
Los partidarios de los grupos islámicos como el PAS están incómodos con el PAD, cuyo principal grupo de apoyo es la población de origen chino. El apoyo básico del PAS y de otras organizaciones islámicas se compone de malasios musulmanes conservadores.
Karpal Singh, veterano político del PAD, pidió disculpas hace poco a los partidarios del PAS por algo que dijo hace casi 10 años que los ofendió.
Habrá "un Estado islámico sobre mi cadáver", dijo entonces. El propósito explícito del PAS y de otros grupos islámicos del movimiento reformista es convertir a Malasia en un país islámico.
Karpal presentó sus disculpas en una reunión de los reformistas, a la que también asistieron integrantes del PAS.
Pero se apresuró a agregar que, si bien el PAD "acepta" que el islam sea la religión oficial, según lo previsto por la Constitución, también está previsto que todas las demás religiones se profesen en paz y armonía.
"Todas las religiones merecen justicia e igualdad", insistió Karpal.
Su disculpa pareció dejar satisfecho al pueblo, pero la contenida reacción que provocaron sus palabras reflejó también las tensiones y las diferencias entre los diferentes grupos que integran el movimiento.
Hay facciones menores que tienen su propia lista de prioridades, entre las cuales están los partidarios del ex vice primer ministro Anwar, quienes esperan sacarlo de la cárcel y suspender la prolongada batalla legal en la que está sumido.
Algunos desean que Anwar encabece, más adelante, un nuevo gobierno. Otros esperan que, después de la retirada de Mahathir, Anwar regrese a la Organización Nacional de Malasios Unidos, que gobierna el país.
Por otro lado están los intereses del pueblo malasio y de los grupos defensores de los derechos, para quienes la actual situación política constituye la mejor oportunidad para presionar por amplias reformas sociales y políticas.
La mayoría de esos grupos, igual que los partidos del movimiento reformista, intentan elaborar un programa político con el que todos estén de acuerdo.
De esta manera, crearon la Coalición por la Democracia del Pueblo (Gagasan) y están decididos a elaborar una posición conjunta respecto de cuestiones económicas, sociales y culturales.
Sin embargo, aunque el DAP es parte del Gagasan, creyó necesario lanzar su propia Campaña Justicia para Todos.
Wan Azizah Wan Ismail, esposa de Anwar y líder del nuevo Movimiento de Justicia Social (Adil), parece la única capaz de unir a todos los grupos durante la ausencia de su marido.
Cuando Azizah entró en la sala en la que estaban reunidos los reformistas, los malasios de todas las etnias se pusieron de pie y gritaron "reformasi", y la multitud estalló en aplausos.
No hubo dudas acerca de quién era la favorita del pueblo, a pesar de la presencia de importantes políticos como Karpal, y del secretario general del DAP, Lim Kit Siang, que también lidera la oposición parlamentaria.
"Nunca había visto ese frenesí. Fue impresionante ver a una persona tan humilde y tan admirada por las multitudes", declaró un activista que se encontraba entre el público de unas 2.000 personas. Casi la misma cantidad de personas escuchaban desde afuera.
Azizah saludó a la audiencia en mandarín, y recordó en voz suave y tranquila el dolor que sufrieron ella y su familia desde que Anwar fue retirado de su cargo de vice primer ministro. También dijo que ver a todas las etnias reunidas allí le daba esperanzas.
Azizah subrayó que el movimiento reformasi no tolerará disturbios ni violencia de ninguna de las partes, para calmar las incertidumbres de los malasios de origen chino. Citó a Confucio en mandarín, y habló del "camino del medio" y de no irse a los extremos.
Los analistas políticos suponen ahora que Azizah y otros representantes de Adil se presentarán como candidatos independientes para las próximas elecciones generales.
Azizah podría no presentarse, pero muchos aún cuentan con ella como fuerza unificadora de los numerosos grupos de 'reformasi'.
Los líderes del PAD y del PAS saben ahora que tienen que ser más pragmáticos en lo ideológico si pretenden evitar que el Barisan Nasional obtenga otra vez la mayoría absoluta del parlamento en las próximas elecciones. (FIN/IPS/tra-en/an/cb/ceb/aq/ip/99