Kenia mantiene cerradas sus 37 misiones diplomáticas en todo el mundo para evitar eventuales ataques de independentistas kurdos tras la captura en esta capital de su líder, Abdullah Ocalan, hoy confinado en una prisión en Turquía.
"Es desafortunado que el líder kurdo haya sido entregado como si fuera un paquete. El gobierno cometió un grave error", dijo el legislador keniata James Orengo.
Orengo teme que Kenia, aún no recuperada del atentado contra la embajada de Estados Unidos en Nairobi que causó 250 muertos y 5.000 heridos en agosto, deba pagar un alto precio por entregar a Ocalan a Turquía, sin tener en cuenta las leyes internacionales de derechos humanos que protegen a disidentes políticos.
"Ocalan fue calificado de terrorista por la prensa occidental, pero se trata de un líder que lucha por el derecho de su pueblo a tener una patria", agregó Orengo.
Otra legisladora, Maoka Maore, dijo que la captura de Ocalan y su expulsión a Turquía "puso a Kenia en el circuito del terrorismo internacional".
Ocalan, líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), fue transportado en avión a Ankara y luego recluido en una prisión de máxima seguridad en una isla del mar de Mármara. Había pasado 12 días oculto en Nairobi como huésped del embajador griego en Kenia, Georges Costorlas, antes de ser capturado.
El PKK desarrolla una guerra de guerrillas para constituir un estado propio en el sudeste de Turquía. Ocalan enfrentará cargos de asesinato y terrorismo en Ankara, por lo que podría ser condenado a muerte.
Ocalan llegó el día 2 al aeropuerto internacional Jommo Kenyatta, de Nairobi, en un avión privado que aterrizó sin autorización oficial, segun un comunicado gubernamental emitido esta semana.
El líder kurdo fue recibido en el aeropuerto por Costorlas, quien abordó brevemente el avión y luego descendió acompañado por Ocalan y otras cuatro personas.
El ministro de Relaciones Exteriores de Kenia, Bonaya Godana, dijo el lunes a los periodistas que Costorlas, luego expulsado a raíz del incidente, alojó a Ocalan sin que el gobierno del país africano tuviera conocimiento de su presencia.
Godana, cuyo ministerio ordenó el miercoles el cierre de todas sus embajadas, dijo que el disidente kurdo había dejado Nairobi el lunes con destino desconocido, pero se rehusó a dar más detalles.
A pesar de las negativas de Godana, testigos presenciales dijeron que Ocalan fue arrestado por funcionarios de seguridad keniatas y que, en el camino al aeropuerto, el vehículo en que el líder kurdo viajaba se desvió del resto de la caravana.
Sus cuatro acompañantes quedaron atrás y, según el vocero del Ministerio, Frank Kwinga, quedaron detenidos por haber entrado a Kenia de forma ilegal.
Opositores y activistas dijeron que la permanencia y captura de Ocalan en Kenia refleja un vacío en el sistema de seguridad del país y también confirma los malos antecedentes del gobierno de Daniel Arap Moi en materia de derechos humanos.
"El ministro de Relaciones Exteriores puede culpar al embajador griego de cualquier cosa, pero aun así el gobierno se negó a proteger y ofrecer asilo al líder de un pueblo oprimido que estaba prófugo para salvar su vida", dijo el activista Mwandawiro Mghanga.
"El gobierno de Kenia sabe perfectamente que Ocalan nunca recibirá justicia en Turquía. En ese país jamás hubo justicia alguna para el pueblo kurdo, que fue privado hasta de sus básicos derechos culturales, incluso el derecho a su propio idioma", agregó Mghanga.
"Que el líder del PKK haya sido repatriado a Turquía desde Kenia para ser torturado y ejecutado por un régimen brutal es realmente una gran tragedia para todos los que en este país aman la libertad, la justicia, los derechos humanos y el progreso social", se lamentó.
"Ocalan es para los kurdos oprimidos en Turquía lo que Nelson Mandela fue para los sudafricanos durante la lucha contra el apharteid. Es el símbolo del patriotismo del pueblo kurdo, de su unidad, heroísmo y determinación para liberarse del colonialismo turco y establecer su propia nación", concluyó Mghanga.
Ocalan ha conducido una guerra de guerrilas contra el gobierno turco durante los ultimos 15 años por la creación de una patria kurda independiente. Más de 25 millones de kurdos diseminados por Iraq, Irán, Siria y Turquía constituyen la minoría étnica más grande del mundo sin un estado propio.
Ankara prohibió el uso del idioma kurdo, reprimió toda manifestación a favor de la autonomía, proscribió al PKK y puso a Ocalan a la cabeza de su lista de "terroristas" requeridos. La guerra civil ocasionó desde 1984 unas 31.000 muertes de ambas partes.
Su captura en Nairobi y posterior traslado en avión a Ankara provoco una ola de protestas de independentistas kurdos en Europa, donde embajadas de Grecia y de Kenia fueron atacadas y ocupadas, y su personal mantenido como rehén. (FIN/IPS/tra-en/ja/mn/ego/mj/ip hd/99