Yugoslavia no dio hoy señales de aceptar la presencia de tropas extranjeras en Kosovo como parte de un plan de paz, menos de 48 horas antes del vencimiento del plazo impuesto por la comunidad internacional para acabar con el derramamiento de sangre.
El presidente Slobodan Milosevic rechazó la idea de desplegar tropas en la provincia serbia secesionista de Kosovo, donde la mayoría de la población es albanesa, a pesar de las solicitudes del enviado estadounidense Christopher Hill, que viajó a Belgrado el martes.
"Nuestra negativa a la presencia de tropas extranjeras en Kosovo no es sólo la del líder yugoslavo: es también la de los ciudadanos de nuestro país y la de los representantes del pueblo en el parlamento", dijo Milosevic en un comunicado oficial.
La secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Madeleine Albright, había hablado antes de esa declaración por teléfono con Milosevic para considerar las negociaciones en curso entre los serbios y los albaneses de Kosovo, en Rambouillet, cerca de París.
Las dos partes tienen hasta el mediodía (11:00 GMT) del sábado para acordar un plan destinado a poner fin al conflicto que en el último año alejó a cientos de miles de personas de sus hogares en Kosovo y causó en la muerte de 2.000.
El plan de paz planteado por el Grupo de Contacto, integrado por seis naciones, incluye el despliegue de 30.000 soldados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Kosovo para garantizar el cumplimiento del acuerdo.
Con ese plan, Kosovo obtendría una autonomía sustancial durante un período intermedio de tres años, y continuaría dentro de Yugoslavia.
El presidente de Serbia, Milan Milutinovic, presente en las conversaciones de Rambouillet, dejó en claro a comienzos de esta semana que no aceptaría tropas extranjeras en Kosovo, donde 90 por ciento de la población es albanesa.
Si no se llega a un compromiso antes del sábado, los serbios sufrirán ataques aéreos de OTAN. Son 260 los aviones que podrían utilizarse contra blancos serbios.
El ministro de Relaciones Exteriores de Yugoslavia, Zivadin Jovanovic dijo que los ataques aéreos serían un "acto descabellado, criminal y fútil".
"Un bombardeo destruiría cualquier solución política, postergaría indefinidamente estos procesos y negaría y anularía los importantes resultados alcanzados en las negociaciones hasta ahora", dijo en una entrevista para la British Broadcasting Corporation (BBC).
Analistas políticos en Belgrado señalaron que no existe en Yugoslavia un mecanismo legal que permita el despliegue de tropas extranjeras en el territorio.
"Ni la Constiución de Serbia (que junto con Montenegro forma la actual Yugoslavia) ni la de la Federación Yugoslava prevén ninguna posibilidad de despliegue de tropas extranjeras en el país. Permitir tal cosa sería traición", dijo Kosta Cavoski, profesor de Derecho Internacional en la Universidad de Belgrado.
Pero, como muchos otros analistas, Cavoski no excluye la posibilidad de que Milosevic ceda ante la presión.
"Milosevic introdujo una manera especial de acordar o firmar diferentes acuerdos de los que el público nunca se entera por completo", dijo Cavoski.
El presidente yugoslavo firmó el acuerdo de paz de Dayton sobre Bosnia-Herzegovina en 1995 y los habitantes de Yugoslavia sabían poco acerca de dicho acuerdo además de que ponía fin a la guerra debido al control del gobierno sobre los medios de comunicación.
La reacción del ejército yugoslavo a la amenaza de los ataques aéreos fue el silencio. (sigue