JAPON: Recrear la identidad nacional para superar la crisis

Japón sufre la peor recesión de posguerra, pero sus habitantes creen que reformar la economía ya no es suficiente para poner las cosas en su lugar. Es necesario, dicen, recrear la identidad nacional, diluida por la influencia de Occidente.

Desde el primer ministro a los medios de comunicación, pasando por maestros y amas de casa entrevistados por los programas de radio, todos exigen un cambio profundo que muchos esperan que resulte en un nuevo Japón.

Aunque todavía se discute mucho cómo hacerlo, hay consenso en que Japón necesita mirar menos hacia Occidente y redescubrir su rica historia y su cultura única.

"El precio" del milagro económico de posguerra que convirtió a Japón en la segunda potencia económica mundial en apenas 30 años "fue bastante alto ", observó el diario Mainichi en un editorial.

"La nueva riqueza vino acompañada por una caída de los criterios morales, crisis en el sistema educativo y escasez de líderes capaces. Estas son las consecuencias de ignorar tradiciones históricas y culturales", agregó.

El "desarrollo intelectual y emocional" de Japón "no pudo estar a la par de su crecimiento económico", concluyó Mainichi.

Esta dura observación es el eco de lo que muchos japoneses afirman a la luz de problemas como el aumento de la delincuencia juvenil y la corrupción política.

Un libro de gran éxito, "Japan Controlled by American Globalists" (Japón controlado por los globalistas estadounidenses), afirma que los problemas económicos de este país tienen su origen en la evidente dependencia de los líderes japoneses respecto de Washington.

Las iniciativas para reformar la Constitución, que fue impuesta en 1946 por las fuerzas estadounidenses que ocuparon Japón luego de su derrota en la segunda guerra mundial, reflejan la idea de que este país debería comenzar a pensar por sí mismo.

Respetadas personalidades como el profesor Kiroku Hanai, del Instituto de Tecnología de Tokio, también exhortaron al gobierno a desarrollar lazos con Europa y dejar atrás la dependencia económica de Estados Unidos.

A su vez, los funcionarios japoneses comenzando a darse cuenta de que también se debe prestar más atención al fortalecimiento de los vínculos con el resto de los gobiernos asiáticos.

En su libro "Globalists" (Globalistas), el autor Takahiko Soejima afirmó que Japón debe depender menos de la alianza de seguridad de Estados Unidos y buscar una política exterior más equilibrada. Dicho de otra forma, el nuevo Japón debería ser un verdadero líder mundial y no el títere de nadie.

"Como sociedad, debemos cambiar nuestra propia conciencia", dijo el primer ministro Keizo Obuchi en enero en un discurso ante el gabinete sobre lo que denominó "la crisis nacional".

Del mismo modo, el gobierno se manifiesta como un fuerte defensor de reformas que toman en cuenta no tanto las innovaciones tecnológicas convirtieron a Japón en una potencia, sino aspectos sociales y culturales.

Solo unos pocos se manifiestan contra la necesidad de que Japón resuelva sus problemas económicos antes de "recrearse" a sí mismo.

Ya se han tomado algunas medidas largamente esperadas hacia las reformas económicas. Se creó, por ejemplo, un organismo de supervisión financiera independiente a fines del año pasado para sanear los bancos japoneses con una cartera excesiva de deudores.

El panel, una interesante mezcla de hombres de negocios y ex burócratas, ordenará a los bancos que salden sus deudas o simplemente se declaren en quiebra.

De acuerdo con el ministro de Finanzas, Kiichi Miyazawa, este organismo es "independiente y no tiene nada que ver" con su cartera, y fue creado para "restaurar la credibilidad internacional de Japón".

Los economistas afirman que el saneamiento de los bancos permitirá la disponibilidad de crédito, reviviendo la industria y fomentando la inversión.

Los esfuerzos de Japón para reafirmarse también se relacionan con críticas de altos funcionarios contra el capitalismo descontrolado y con la necesidad de reformas financieras.

El viceministro de Finanzas, Eisuke Sakakibara, cuestionó la racionalidad de la economía de mercado y advirtió sobre sus peligros.

Sakakibara señaló que cinco países asiáticos, Corea del Sur, Filipinas, Indonesia, Malasia y Tailandia, sufrieron mucho como resultado de una repentina huida de capital privado fuera de la región.

Según el funcionario, la fuga de capitales del Asia oriental en 1997 ascendió a unos 100.000 millones de dólares. "Ningún país o región puede tolerar este tipo de giros repentinos en el sentimiento del mercado de la euforia al pánico, y que causó un cambio de dirección del flujo de capital privado", afirmó.

Sakakibara agregó que debería haber un gobierno mundial o una agrupación de estados que pudiera restringir el capitalismo mediante reglas internacionales comunes, y dijo que el gobierno japonés debería desempeñar un papel más activo en ese sentido.

"Se necesita al gobierno para asegurar una competencia justa. Solo con supervisión apropiada pueden los mercados financieros funcionar bien y producir resultados de mercado socialmente deseables", dijo.

El funcionario también afirmó que el liderazgo de Estados Unidos en el mundo está decayendo. Washington puede no estar de acuerdo con esto, pero los líderes japoneses y europeos hicieron llamados comunes en los últimos meses por un sistema monetario más equilibrado y controles a la volatilidad financiera.

La nueva audacia de Japón está relacionada con las crecientes fricciones económicas con Estados Unidos, que criticó a Tokio por su lenta reacción para ayudar a Asia a salir de la crisis. (FIN/IPS/tra-en/ap-ip-dv/sk/js/at/mj/ip if/99

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