India y Pakistán tienen un largo camino por recorrer antes de deshacerse de su rivalidad histórica y alcanzar la estabilidad y la distensión, pero la reunión de sus jefes de gobierno fue un gran paso en esa dirección.
El verdadero significado de la Declaración de Lahore, firmada el domingo por los primeros ministros Atal Bihari Vajpayee, de India, y Nawaz Sharif, de Pakistán, radica en el hecho de que ambos sellaron un fuerte compromiso político para normalizar las tirantes relaciones.
La reunión tuvo un gran simbolismo, pues Vajpayee cruzó en ómnibus la frontera hacia la ciudad paquistaní de Lahore. Fue la primera en 10 años entre primeros ministros de India y Pakistán que no se celebró en un tercer país, en ocasión de conferencias regionales o internacionales.
Vajpayee y Sharif se comprometieron a "intensificar sus esfuerzos para resolver todos los problemas, incluso el de Jammu y Cachemira", a no "intervenir o interferir en los asuntos internos de cada uno", y a tomar medidas que promuevan la confianza en el campo de las armas nucleares y convencionales.
También acordaron consultarse sobre asuntos "relacionados con la Organización Mundial del Comercio para coordinar sus respectivas posiciones" y cooperar en materia de informática, en especial en lo relativo a la crisis del 2000.
Los acuerdos no colmaron las expectativas de que India y Pakistán firmaran un pacto de no agresión y tomaran medidas específicas de restricción nuclear, consideradas cruciales luego de las pruebas realizadas por los dos países en mayo.
Pero reconocieron la importancia de tomar "medidas inmediatas" para reducir el riesgo de una guerra, en especial contra el "uso accidental o no autorizado de armas nucleares bajo su respectivo control".
Ambos países también acordaron "notificar al otro inmediatamente en caso de cualquier incidente accidental, no autorizado o sin explicación que podría crear riesgos con consecuencias adversas para los dos lados, o el estallido de una guerra nuclear".
India y Pakistán se comprometieron a realizar consultas bilaterales regulares sobre seguridad, desarme y no proliferación de armas nucleares, a enviarse notificaciones por adelantado respecto de pruebas de vuelo de misiles, y a realizar un acuerdo bilateral al respecto.
Estas medidas no constituyen acuerdos para detener sus programas de desarrollo de armas nucleares y misiles, sino medidas limitadas para promover la transparencia y una mejor comunicación.
Pero son consideradas positivas, dado el alto riesgo de malinterpretaciones y cálculos estratégicos erróneos entre India y Pakistán y la posibilidad de un uso no intencionado, no autorizado o accidental de armas de destrucción masiva.
No se informó si los acuerdos se basaron en un compromiso informal y no escrito de India y Pakistán de no desplegar armas nucleares en sus territorios, pero fuentes diplomáticas creen que sí hubo tal compromiso, aunque sea por un período limitado.
Este puede ser un caso en el que la necesidad se convierte en virtud. Ni India ni Pakistán pueden todavía desplegar misiles nucleares y carecen de la capacidad para hacerlo de manera confiable.
Pero tal acuerdo sería un gran avance respecto de la cruda exhibición de belicosidad nuclear entre los dos estados en las semanas posteriores a sus pruebas nucleares en mayo.
Los dos países no acordaron convertir su recién adquirida capacidad bélica en una oportunidad para exigir rápidos avances hacia el desarme nuclear de las cinco potencias que poseen estas armas (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia).
Tampoco sellaron un compromiso conjunto de abstenerse de realizar ensayos ni de firmar el Tratado de Máximo Alcance para la Prohibición de Pruebas Nucleares.
Tanto para Pakistán como para India, uno de los beneficios más significativos del diálogo fue la inclusión de Jammu y Cachemira en la lista de problemas a discutir y resolver. India se ha resistido con frecuencia a incluir referencias a Cachemira en los contactos bilaterales.
Entre otros avances figuran el acuerdo de realizar "consultas con el fin de liberalizar el régimen de visas y viajes", y liberar a los detenidos civiles, así como implementar un servicio de ómnibus entre Nueva Delhi y Lahore, además de promover "un ambiente de paz y seguridad".
En su visita a Lahore, Vajpayee mostró afabilidad y confianza ante los ciudadanos paquistaníes y visitó el Minar-e-Pakistán, monumento que conmemora una resolución de la Liga Musulmana de 1940 que exigía la creación del estado de Pakistán separado de India.
En el contexto de India y Pakistán, estos gestos simbólicos tienen una importancia extraordinaria que excede la de los acuerdos formales. India, de mayoría hindú, y Pakistán, de mayoría musulmana, se independizaron en 1947 de Gran Bretaña.
El hecho de que los gestos de acercamiento fueran efectuados por el líder del partido de derecha religiosa hindú Bharatiya Janata, que nunca aceptó por completo la partición, les añade importancia.
El público paquistaní recibió con agrado el gesto. El público indio también apoyó la visita de Vajpayee y la continuación de las gestiones comenzadas por el gobierno anterior para normalizar las relaciones.
Si los acuerdos celebrados en Lahore se buscaron sinceramente y si se implementan con rapidez, India y Pakistán podrían llegar a una distensión histórica. Todavía falta. (FIN/IPS/tra- en/pb/an/at/mj/ip/99