El SALVADOR: ¿Dolarizar o no dolarizar?

Para el gobierno de El Salvador, la dolarización de la economía puede ser la puerta de acceso a servicios financieros en dólares, estabilidad e inversión extranjera, pese a que recientes foros internacionales la desaconsejan.

El tema fue planteado en el país centroamericano hace tres años por el presidente Armando Calderón Sol, pero fue abandonado. Ahora se discute con mayor fuerza debido a la crisis de Brasil, que de una u otra forma afectará a toda America Latina, y a una iniciativa similar del presidente argentino Carlos Menem.

La discusión se avivó en los últimos ocho días, cuando el ministro de Hacienda, Manuel Enrique Hinds, declaró que el país está en el momento m's oportuno para dolarizar su economba, es decir, para substituir su moneda propia por el delar.

En una entrevista con el diario La Prensa Gráfica, Hinds aseguró que las condiciones actuales son propicias para tomar la medida, porque El Salvador tiene un déficit de 2,3 por ciento de su producto brutio interno y tiene reservas internacionales por 1.600 millones de dólares.

"Tenemos reservas de sobra para hacer la transformación de la moneda. Más reservas relativas que Argentina, que está pensando en dolarizar", afirmó el funcionario.

"Existen divisas no sólo para comprar todos los colones (la moneda nacional) en circulación sino para cambiar a dólares los encajes bancarios y para comprar los certificados de Administración Monetaria (CAM) del Banco Central de Reserva (BCR). Y todavía sobra dinero", aseguró.

Según el ministro, la medida daría acceso a El Salvador a todos los servicios financieros que se manejan en dólares, se podría entrar a la bolsa de físicos de Chicago y comprar opciones a futuro para protegerse.

Otro beneficio, según Hinds, se produciría en las tasas de interés, que bajarían al eliminarse el riesgo de devaluación del colón.

"La gente siempre tiene miedo de una devaluación, por eso los créditos en el país son de corto plazo y con tasas altas. La dolarización permitiría prestar a más largo plazo y a tasas menores", indicó.

Una tercera ventaja, afirmó, serma la atracción de más inversión extranjera.

Hasta 1997, según datos oficiales, la inversión extranjera en El Salvador no superó los 20 millones de dólares. En 1998, gracias a la venta de la empresa telefónica, de las distribuidoras de energía y de los fondos de pensión, este rubro rondó los 900 millones de dólares.

Muchas voces se han alzado en El Salvador, antes y después de las declaraciones de Hinds, para opinar sobre el tema.

El economista Raúl Moreno, de la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), considera que el exceso de reservas al cual se refiere Hinds es producto de las remesas provenientes de los residentes en Estados Unidos y de la venta de activos, y no de la producción sostenida del país.

Ese ingreso de recursos, a juicio de Moreno, es una situación coyuntural y no hay seguridad de que se pueda mantener, por lo cual, en un futuro, habría que pensar en revertir la dolarización.

Pero Hinds asegura que sí es sostenible el ingreso de divisas, porque las exportaciones salvadoreñas están creciendo a un ritmo de 17 por ciento anual.

Carlos Glower, economista independiente y ex funcionario del Banco Asiático de Desarrollo, considera que la decisión debe tomarse con base en criterios técnicos y no políticos.

Pese a ser partidario de la dolarización, Glower estima que todavía no ha llegado el momento oportuno para una medida de ese tipo, porque El Salvador tiene un sistema financiero y un marco regulador débil.

Al igual que otros banqueros y economistas, opina que la dolarización conlleva otros beneficios, como la eliminación del riesgo de una corrida contra la propia moneda y la posibilidad de que el gobierno utilice al Banco Central pueda financiar el déficit.

Además, si las empresas locales son obligadas a competir, la estabilidad de Estados Unidos se transfiere a El Salvador y se traducirá en mejores precios, calidad y mayor producción, observó.

En la última reunión anual del Foro Económico Mundial, que se realizó en la ciudad suiza de Davos a finales de enero, algunos expertos concluyeron que el camino de la dolarización no es siempre el mejor.

"Un país que fije su moneda al dólar totalmente, y la dolarización es la manera más extrema, queda sin ningún tipo de flexibilidad cambiaria", declaró Alan Blinder, profesor de economía de la Universidad estadounidense de Princeton.

Blinder dijo comprender las iniciativas expuestas por algunos países, refiriéndose específicamente al caso de Argentina, que siente terror ante la posibilidad de regreso a la hiperinflación y por ello pretende fijar su economía al dslar, pero esta medida "está cargada de peligros".

Otro argumento en contra lo dio, en el mismo Foro, Laurence Meyer, gobernador de la Reserva Federal de Estados Unidos, para quien los países que están considerando la dolarización no deben pensar que la situación de sus economías será tomada en cuenta por Estados Unidos a la hora de diseñar su política monetaria.

En el plano regional, Menem está insistiendo para que en el 2000, en el marco de la Cumbre de las Américas, se avance hacia la moneda única.

El presidente argentino ha puesto varias veces de ejemplo el caso de Panamá, donde desde 1930 el dólar es moneda corriente y, según ha opinado, el país no perdió su soberanía y tiene una economía estable.

En El Salvor, no será este gobierno el que decida sobre el tema, sino el que resulte de las elecciones presidenciales que se realizarán el 7 de marzo. (FIN/IPS/mso/dg/ip-if/99)

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