El asesinato de un africano a manos de la policía de Nueva York, cuyo funeral se celebró hoy en una mezquita de Manhattan, aumentó la brecha entre el gobierno de la ciudad, encabezado por Rudolph Giuliani, y la comunidad negra.
Giuliani, quien asistió al funeral, "pudo haber hecho más", dijeron este viernes los padres de Amadou Diallo, muerto el día 4, al canal de televisión neoyorquino NY1. Ambos viajaron a Estados Unidos en busca del cuerpo de su hijo, al que trasladarán a Guinea, su país de origen, este domingo.
Los líderes comunitarios han efectuado numerosas denuncias de brutalidad policial contra las minorías étnicas, mientras Giuliani se ufana de la abrupta caída de la criminalidad desde 1993, cuando asumió la alcaldía.
Amadou Diallo, vendedor callejero de 22 años, fue víctima de los disparos de 41 disparos efectuados por cuatro integrantes de la Unidad de Delitos Callejeros Agresivos vestidos de civil, todos ellos blancos, que investigaban una serie de violaciones y robos en los barrios de Manhattan y el Bronx.
Diallo, que estaba desarmado y carecía de antecedentes penales, se encontraba en el vestíbulo del edificio donde vivía cuando los policías dispararon 41 balazos, de los cuales 19 lo alcanzaron.
Los investigadores policiales consideraron que los agentes pudieron haber confundido con un arma el "beeper" o la billetera del joven, que había llegado dos años atrás a Estados Unidos.
Los acusados (Sean Carroll, de 35 años, Kenneth Bass, de 27, Ed McMellon y Richard Murphy, ambos de 26) afirmaron que Diallo actuaba de manera "sospechosa", argumentó el abogado de los agentes.
Diallo era un musulmán practicante que no fumaba ni bebía alcohol, tímido y sonriente, que trabajaba 12 horas por día y era fanático del básketbol, según sus allegados. Su compañero de habitación, Momodou Kubaji, dijo a los periodistas que la policía le informó que se trató de "un error".
Los padres de Diallo criticaron el hecho de que los policías no hayan sido apresados ni suspendidos y que, en cambio, se les haya asignado a tareas administrativas mientras se procesa el caso.
Tres de los agentes que dispararon contra Diallo tenían antecedentes de disparos contra civiles. Todos ellos tenían al menos cinco años en la fuerza policial. Dos vaciaron su cargador de 16 disparos de nueve milímetros, uno disparó cinco veces y el cuarto, cuatro veces.
Carroll dijo al diario Daily News que "lamentaba profundamente" su participación en el incidente y comprometió "ciento por ciento" su colaboración con la investigación del caso. Su domicilio está bajo custodia policial pues denunció amenazas de muerte.
Por su parte, Giuliani exhortó a sus conciudadanos a "esperar y reaccionar a los hechos" comprobados. "Hemos cometido terribles errores en esta ciudad al reaccionar a rumores, intuiciones y sentimientos", dijo en conferencia de prensa pocas horas después del asesinato.
El alcalde asistió este viernes junto con el comisionado de Policía, Howard Safir, al funeral de Diallo en una mezquita de Manhattan.
El fiscal del distrito de Bronx, Robert Johnson, anunció esta semana que acusará a los cuatro policías.
A una semana del tiroteo, el malestar de la comunidad negra y de los inmigrantes continúa con la misma intensidad del primer día. "Todos los habitantes de Africa están siguiendo este caso", expresó Aboubacar Dione, cónsul de la misión de Guinea en la Organización de las Naciones Unidas.
Dione agregó que los africanos "no comprenden por qué estos cuatro oficiales todavía están libres".
Amnistía Internacional, grupos comunitarios africanos locales, la Unión de Libertades Civiles de América, y la Asociación Nacional para el Progreso de los Negros (NAACP) exigieron que una investigación federal y que la fiscal general de Estados Unidos, Janet Reno, designe a un investigador especial.
"Este lamentable incidente llama la atención una vez más sobre la necesidad urgente de que las autoridades de la ciudad de Nueva York adopten medidas eficaces", comentó el director ejecutivo de Amnistía Internacional, William F. Schultz.
"La familia de Amadou Diallo y las de otras víctimas de los tiroteos policiales lo merecen", opinó Schultz, quien recordó el informe presentado en 1996 por Amnistía Internacional sobre el Departamento de Policía de Nueva York.
Ese informe señalaba que "la mayoría de las víctimas de la brutalidad policial y del uso excesivo de la fuerza no eran sospechosos criminales, pertenecían a minorías étnicas y no estaban armadas en el momento de los incidentes".
Gran parte de la contrariedad por la muerte de Diallo se concentró en el popular alcalde Giuliani, del Partido Republicano, quien rechazó las propuestas de crear un comité integrado por civiles que revisara las prácticas policiales.
Giuliani hizo del cumplimiento estricto de las leyes la base de su administración, una política denominada de "tolerancia cero", según la cual la permisividad hacia faltas y delitos menores estimula los delitos graves.
A esta política se atribuye la reducción a la mitad del número de homicidios, delitos y faltas menores entre 1993 y 1996, pero convirtió a la policía en el blanco de acusaciones de brutalidad, en especial contra integrantes de grupos minoritarios.
Un caso que puso en vilo a la comunidad negra de la ciudad fue la golpiza propinada al inmigrante haitiano Abner Louima en 1990, en una estación de policía del barrio de Brooklyn.
Los oficiales que participaron en ese incidente aún no fueron sometidos a juicio.
Giuliani realizó grandes esfuerzos por apaciguar los ánimos luego de la tragedia de Diallo.
El alcalde se reunió durante 45 minutos con los embajador de Guinea en la ONU, Mahawa Bangoura Kamara, y en Estados Unidos, Mohammad Thiam, para informarles sobre el caso.
También conversó con el padre de Diallo, quien llegó el jueves a Nueva York procedente de Vietnam, donde trabaja como comerciante de piedras preciosas. La madre de Diallo llegó el miércoles.
La familia de Diallo rechazó una oferta de ayuda financiera planteada por Giuliani, la cual fue calificada de "soborno" por el presidente del Movimiento Africano Unido, Alton Maddox Junior.
"Es hora de hacer una gran revisión dentro del Departamento de Policía de Nueva York, y es hora de realizar algunos cambios en la oficina del alcalde", manifestó Jesse Jackson, comisionado especial del presidente Bill Clinton para la Promoción de la Democracia y los Derechos Humanos en Africa.
El tiroteo "fue una muestra de exceso de violencia en su máxima expresión", denunció el presidente de NAACP, Kweisi Mfume, una organización de negros estadounidenses de defensa de los derechos civiles.
"Simplemente no podemos creer que exista una excusa o una explicación legítima para lo que ocurrió", agregó Mfume.
La muerte de Diallo "volvió a abrir las heridas de todas las madres aquí", expresó Iris Baez, cuyo hijo murió en 1994 víctima de la brutalidad policial.
El pastor negro Michel Faulkner expresó que esperaba que el alcalde "comprendiera la dimensión del enorme dolor que las comunidades negras experimentan por este incidente. Si no lo hace, será una mancha indeleble en su administración". (FIN/IPS/GIN/tra- en/lv/mk/mvf/mj/hd/99