ECUADOR-PERU: Integración ecológica en la cordillera del Cóndor

Los flancos orientales de la cordillera del Cóndor, escenario de la última guerra entre Ecuador y Perú, todavía cargados de peligros por los miles de minas explosivas enterradas, han sido declarados zona de reserva natural, de preservación ecológica y cultural.

El territorio disputado bélicamente en 1981 y 1995, de escaso valor de explotación económica desde el punto de vista convencional, pero de gran riqueza de biodiversidad, se convierte en un campo de integración entre dos países antes contendientes y una reserva a favor de la humanidad.

La cordillera del Cóndor es una cadena montañosa aislada de los Andes, que corre de sudoeste a noreste, de unos 250 kilómetros de extensión, con una altura máxima de 2.471 metros, y que en la vertiente oriental, que corresponde al lado peruano, desciende abruptamente hacia un territorio pantanoso.

Su aislamiento convirtió a la zona en un refugio y lugar de residencia de una extraordinaria diversidad biológica y se han efectuado ya algunos importantes descubrimientos para la medicina, la biotecnologia y la alimentación.

"Es un laboratorio natural especial, pues las propias condiciones de fragilidad del bosque, incapaz de sostener mamíferos y aves de mayor tamaño, han permitido desarrollar sin competencia especies, tanto vegetales como animales de gran variedad y complejidad", dice la bióloga Inés Tamayo.

"Por ejemplo, señaló, hay una ranita de cuya piel se puede extraer una sustancia química que resultó ser un anestésico 200 veces mas poderoso que la morfina…Y hay todavía mucho por investigar".

Ecuador y Perú disputaron en varias guerras ese territorio que algunos calificaron de "casi inservibles", donde son imposibles la agricultura y la ganadería, sólo habitada por comunidades que han aprendido a adaptarse a las posibilidades de esos pantanosos bosques tropicales, en donde llueve 360 días al año.

La indefinición de los límites de los territorios amazónicos de Ecuador y Perú, heredados de la administración colonial española, provocó disputas entre los dos países, hasta que en 1947 el fallo del geógrafo brasileño Dias de Aguiar determinó que la línea de frontera era la cresta de la cordillera del Cóndor.

A partir de 1950, sucesivos gobiernos ecuatorianos rechazaron ese arbitrio, hasta que en octubre de 1998, tres años después de la última guerra, los gobiernos de Quito y Lima firmaron un acuerdo de paz promovido por la comunidad internacional, que reconoce a la cordillera del Cóndor como el límite natural.

El antes disputado territorio es ahora centro de una serie de proyectos de integración comercial y vial y también de programas de cooperación para proteger conjuntamente su extraordinaria riqueza.

El presidente peruano Alberto Fujimori anunció el proyecto de creación de la nueva reserva natural ecológica el 17 de enero pasado, un día antes de encontrarse con su colega ecuatoriano Jamil Mahuad, en el mismo lugar que en pleno conflicto armado visitó hace cuatro años a bordo de un helicóptero.

Ambos mandatarios iniciaron la colocación de los hitos que definen la frontera y ponen punto final a un conflicto limítrofe de más de un siglo.

La nueva zona de reserva tiene 863.000 hectáreas y se suma a los parques ecológicos creados a ambos lados de la frontera peruano-ecuatoriana por recomendación de Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos, países que lograron detener la guerra de 1995 e impulsaron el acuerdo de paz definitivo firmado en 1998.

Mahuad comunicó a Fujimori que una iniciativa semejante, promovida por grupos ecologistas, fue también aprobada por su gobierno, de modo que la cordillera del Cóndor será no sólo el eje de la línea fronteriza definitiva sino también el espinazo de un territorio consagrado a la ecología y a la paz.

El proyecto peruano fue elaborado por el Instituto de Recursos Naturales (Inrena), y va más allá de los aspectos ambientales, pues se propone también dar apoyo especial a los 22.000 indígenas selvícolas, de las etnias huambisas y aguarunas que allí viven.

"Los títulos de propiedad de las tierras quedarán a disposición de las comunidades nativas y la zona reservada quedará cerrada para la colonización y las explotaciones industriales y mineras", explicó Fujimori.

"No estamos pensando únicamente en preservar la fauna y flora de la zona, cuya riqueza y diversidad biológica ha sido confirmada por los científicos, sino también en proteger la cultura y la forma de vida de la población selvícola", dijo luego.

Comentó que su gobierno ha convocado el respaldo de expertos independientes para delinear programas de apoyo a las poblaciones nativas, tanto en el sector educación como en el de salud, "respetando las tradiciones culturales de las comunidades".

Fuentes parlamentarias expresaron a su vez que se estudian cambios en la reglamentación para los lavaderos artesanales de oro en la cordillera del Condor, para fomentar método de explotación que no utilicen mercurio, que causa graves daños ecológicos.

No hay estudios geológicos completos de la zona, pero en la cuenca del río Cenepa existen lavaderos artesanales de oro, explotados por nativos y colonos, quienes buscan en la grava y arena los sedimentos aureos desprendidos de las formaciones rocosas de la cordillera del Cóndor.

Según una fuente de la Sociedad Nacional de Minería de Perú, en el lado ecuatoriano de la cordillera hay minería aurífera y lavaderos de oro con varios años de explotación.

El gobierno peruano decidiría próximamente sobre el futuro inmediato de las más de 100 denuncias y concesiones mineras existentes en la vertiente nacional de la cordillera del Cóndor, vaticinó el vocero.

"La rica biodiversidad de la región debe ser protegida, pero también deberán hacerse estudios complementarios para determinar la condición legal, finalidad y uso permitido de los recursos existentes", concluyó. (FIN/IPS/al/dg/ip en/99

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