El rebelde Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia reiteró hoy su decisión de mantener congelado el diálogo con un gobierno que, según dijo, no ofrece garantías para la realización de una convención nacional de paz.
Antonio García, jefe militar del ELN, segunda fuerza guerrillera de Colombia, advirtió que toda reunión futura de su grupo con el gobierno dependerá de las condiciones de seguridad que brinde el Poder Ejecutivo.
El ELN exige la creación de una zona desmilitarizada en el norteño departamento de Bolívar para celebrar la convención nacional, en la que sus representantes y delegados de la sociedad civil acordarían la agenda para una negociación de paz.
García, jefe de la delegación del ELN que mantuvo contactos en Caracas con funcionarios colombianos, aunque sin resultado, señaló este miércoles desde la capital venezolana a dos emisoras de Colombia que el gobierno pidió participar de la prevista convención.
"El gobierno solicitó participar en la iniciativa de la convención nacional" y "creía que ello le iba a salir regalado y no es así", dijo García, quien criticó al presidente Andrés Pastrana por "su gran vacilación" ante la oportunidad de buscar la paz.
El fracaso del incipiente diálogo entre el Poder Ejecutivo y el ELN se debe a la "indefinición estructural" del proceso de paz, de la cual "es responsable en gran parte el gobierno", comentó el analista Vicente Torrijos, ex director de la escuela de Alto Gobierno de la Presidencia.
Torrijos dijo a IPS que el gobierno y los insurgentes emiten señales negativas, que han creado "desencanto" en la opinión pública respecto de la posibilidad de la reconociliación nacional.
El desarrollo del diálogo de las autoridades con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que comenzó el 7 de enero, y los obstáculos para la negociación con el ELN, muestran que si no hay criterios claros, el proceso puede convertirse "en una experiencia hueca", agregó.
Las FARC, el grupo insurgente más antiguo y numeroso del país, declararon "congelado" el 21 de este mes, hasta el 20 de abril, un momento en que esperan del Poder Ejecutivo "muestras concretas de su lucha contra el paramilitarismo de derecha".
Pastrana anunció como prioridad de su gobierno la búsqueda de la paz, y así se comprometió ante el jefe de las FARC, Manuel Marulanda, en una entrevista mantenida antes de jurar la Presidencia que los observadores calificaron de "histórica".
Poco antes, el ELN se había reunido en Alemania con representantes de la sociedad civil colombiana para acordar la convocatoria a una convención nacional en la que sería redactada la agenda de negociación con el gobierno.
Luis Valencia, profesor de Ciencia Política de la privada Universidad de los Andes, considera que se asiste a una etapa de "politización de la guerra", más que a una negociación de paz.
Valencia indicó a IPS que el conflicto armado ha llegado a una "fase excepcional" en la que la "confrontación alcanza tales niveles que los diferentes actores han tenido que reconocerse políticamente" y eso explica los altibajos del proceso emprendido.
Pero hay también a su juicio un elemento nuevo. Al respecto, explicó que Pastrana introdujo "un cambio fundamental en el punto de vista de la burguesía para la solución del conflicto" y es que asumió el riesgo de manejar políticamente el caso.
Ese cambio obedece por una parte a la presión internacional y a que el enfrentamiento armado está afectando a amplios sectores de la población.
El desplazamiento forzoso de cerca de 1,5 millones de campesinos, que han tenido que emigrar a las ciudades, es, según el no gubernamental centro de Educación y Cultura Popular, el más grave problema social generado por el conflicto interno.
Hay "un escenario de guerra, con actores que cada vez asumen más un rol político", dijo Valencia.
Eso no significa una negociación a corto plazo. Algunos consideran que, pese al compromiso del gobierno con el proceso de paz, no se vislumbra todavía la solución del conflicto, debido a la falta de claridad en el movimiento guerrillero.
Para Alfredo Rangel, investigador de la privada Fundación Social, la situación puede llevar, en el caso de las FARC, a poner el diálogo al servicio "de la prolongación de la guerra" aunque su programa estratégico no sea la toma del poder. (FIN/IPS/yf/ff/ip/99