El Fondo Monetario Internacional (FMI) calificó de sólido el desempeño global de Chile durante esta década en un informe divulgado hoy, pese a la desaceleración del crecimiento económico en 1998.
El informe del FMI señala que las relativamente altas tasas de interés que, en promedio, prevalecieron en 1998 y la crisis financiera internacional condujeron a la desaceleración del crecimiento de la demanda interna y de la actividad económica.
El alza de las tasas también derivó en un aumento de la desocupación durante la segunda mitad del año.
Pese a estos factores y a la ampliación del déficit de la cuenta corriente externa, el FMI evaluó positivamente las medidas adoptadas por las autoridades chilenas para enfrentar la crisis.
En general, el informe del FMI sobre las políticas económicas de Chile es favorable y destacó "la larga trayectoria de políticas sanas, que han resultado en un fuerte crecimiento y en una baja gradual de la inflación durante esta década".
Si bien destacó los "progresos en el área de las reformas estructurales (incluyendo privatizaciones, reforma judicial y educacional)", expresa que avanzaron más lento de lo previsto.
Los "fundamentos económicos sanos, el sistema bancario sólido, un nivel de reservas internacionales cómodo e indicadores de deuda generalmente favorables deberían ayudar al país a enfrentar las turbulencias actuales en los mercados financieros internacionales".
Pero no por estas buenas señales dejaron de aconsejar a las autoridades prepararse para "fortalecer las políticas" si se materializan algunos de los riesgos provenientes de un posible empeoramiento de las condiciones globales y regionales.
Las autoridades del FMI se mostraron de acuerdo con la "decisión de las autoridades de continuar con el proceso unilateral de liberalización de comercio en Chile a través de una reducción gradual de su arancel externo parejo".
El organismo multilateral señala que los principales desafíos macroeconómicos enfrentados por Chile en 1998 fueron la ampliación del déficit en la cuenta corriente externa y la desaceleración de las entradas de capital, pero considera que el país sigue siendo atractivo para los capitales internacionales.
Así lo reconoció el ministro de Economía, Jorge Leiva, al anunciar que en 1998 la inversión extranjera directa materializada aumentó 6,4 por ciento. La mayor parte se concentró en la minería, seguida por el sector de servicios y la industria.
"Independiente de la volatilidad de 1998, la economía aparece suficientemente sana y promisoria en el futuro como para que los inversionistas vengan a Chile", dijo Leiva.
Los objetivos económicos de las autoridades chilenas en este año apuntan a reducir la inflación y a estrechar el déficit de la cuenta corriente externa. (FIN/IPS/as/ag/if/99