Una caída de 0,42 por ciento en la Bolsa de Sao Paulo y la estabilidad del dólar en 1,90 reales fueron las notas salientes de la semana que hoy concluyó en la plaza financiera de Brasil, al cumplirse un mes de la devaluación de la moneda nacional.
Fue también una semana de escasos negocios en un mercado a la espera de las fiestas del carnaval, que interrumpe las transacciones hasta la tarde del miércoles y tradicionalmente representa una tregua en las crisis.
El mercado cambiario siguió presentando oscilaciones este viernes. El dólar se cotizó entre 1,95 y 1,86 reales antes de cerrar el día en 1,90, un centavo menos que el jueves.
Compras de dólares por el estatal Banco do Brasil impidieron una mayor devaluación del real, promoviendo la menor cotización de la divisa estadounidense en la semana, 1,86 reales.
La operación generó sospechas de que el Banco Central estaría interviniendo indirectamente en el cambio.
El Banco do Brasil negó que esté actuando en lugar de la autoridad monetaria, e informó que su intervención se debió a órdenes de clientes y que las compras fueron muy pequeñas.
Su impacto en el mercado se debió a la escasez de negocios en vísperas del carnaval, añadió.
El dólar se mantuvo toda la semana en torno a los 1,90 reales, 57 por ciento por encima de la cotización anterior a la devaluación producida tras la modificación de la política cambiaria el 13 de enero.
La Bolsa de Sao Paulo registró variaciones pequeñas en relación a las oscilaciones usualmente amplias en Brasil, con alzas y bajas que permitieron acumular al final de la semana un aumento de 6,1 por ciento en su índice.
Los negocios en este viernes se limitaron a 283 millones de reales (149 millones de dólares), menos de la mitad del volumen habitual.
En Rio de Janeiro, donde se produjo una caída de 1,2 por ciento, la mayor registrada en las bolsas del país este viernes, la semana cerró con un alza global de 5,6 por ciento.
Además de la expectativa por los feriados del carnaval, los mercados de cambio y de acciones en Brasil aguardan con ansiedad las medidas complementarias que el gobierno deberá adoptar en su ajuste fiscal para neutralizar los costos de la devaluación sobre el sector público.
Las intensas negociaciones con una misión técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI) que tuvieron lugar durante 13 días en Brasilia no fueron suficientes para definir un acuerdo que contemple la nueva coyuntura generada por la devaluación.
Para concluir ese proceso, una misión brasileña proseguirá las negociaciones la semana próxima en la sede del Fondo, en Washington.
El Banco Central divulgó el resultado de las cuentas públicas de noviembre, señalando que el déficit nominal trepó hasta 7,83 por ciento del producto interno bruto (PIB). La deuda pública neta subió a 41,9 por ciento del PIB.
Esos datos serán aún peores como consecuencia de la devaluación cambiaria, ya que cerca de 20 por ciento de los títulos de la deuda pública están vinculados al dólar.
Por otra parte, la recaudación fiscal de enero cayó 11,7 por ciento en relación a diciembre y 11,1 por ciento en comparación a enero de 1998, como efecto de la recesión económica.
Ese factor dificultará el cumplimiento de las metas acordadas con el FMI.
El hecho político que agrava las incertidumbres económicas, las disputas entre el poder central y siete gobiernos estaduales, permanece incambiado.
El gobernador de Minas Gerais, el ex presidente de Brasil Itamar Franco, eligió la confrontación y se niega a participar en una reunión convocada por el jefe de Estado Fernando Henrique Cardoso con los 27 mandatarios estaduales el día 26.
Franco decretó la moratoria de la deuda de su estado con el gobierno central, cuya reacción fu retener transferencias de recursos presupuestarios a Minas Gerais. Los intentos de restablecer el diálogo hasta ahora han fracasado. (FIN/IPS/mo/dg/if-ip/99
