El cancelamiento del diálogo entre el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, y los siete gobernadores de la oposición agravó la tensión en el mercado financiero, contribuyendo a una mayor devaluación del real.
El dólar alcanzó 1,92 reales este lunes, contra 1,83 el viernes y 1,21 reales el 12 de enero, víspera del inicio de la devaluación.
Cardoso decidió suspender el encuentro que tendría este martes en Brasilia con una comisión de gobernadores opositores que reclaman una revisión del acuerdo firmado por sus antecesores para el pago de las deudas estaduales.
Una de las condiciones requeridas es la reducción de los pagos mensuales, fijados en 11 a 15 por ciento de sus ingresos fiscales, a cinco por ciento. Varios gobernadores alegan la total imposibilidad de cumplirlo y uno de ellos ya declaró la moratoria.
El presidente admite la posibilidad de un nuevo encuentro, pero sin agenda previa ni renegociación de los acuerdos de la deuda estadual, informó el vocero presidencial, Sergio Amaral.
El ministro de Comunicaciones, José Pimenta da Veiga, anunció que él y sus colegas de Hacienda, Pedro Malán, y de Previsión Social, Waldeck Ornelas, recibirán la comisión de los siete gobernadores este martes, para discutir "técnicamente" los problemas estaduales.
Estas medidas buscan reducir la tensión entre los estados y el gobierno central, que tiende a aumentar por la necesidad de un mayor esfuerzo fiscal, acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Una misión del FMI negocia en Brasilia la revisión del acuerdo firmado en noviembre para un programa trienal de ayuda financiera internacional a Brasil, que involucra 41.500 millones de dólares.
La meta de superavit fiscal primario para este año subió de 2,6 a 3,5 por ciento del producto interno bruto (PIB). Los líderes parlamentarios advirtieron que será imposible aprobar un nuevo aumento de tributos, quedando los recortes de gastos como única alternativa.
este ahorro adicional exigirá aportes tanto del gobierno central como de los estados y municipios, además de empresas estatales y los poderes Legislativo y Judicial, adelantó el viceministro de Presupuesto y Gestión, Martus Tavares.
De los 20 estados gobernados por aliados de Cardoso, muchos también presentan retrasos en sus pagos y enfrentan dificultades financieras. Podrían así aumentar la resistencia al nuevo ajuste impuesto por Brasilia, aunque se dispongan a equilibrar sus cuentas con programas de austeridad.
Pimenta da Veiga, ministro articulador político, prometió un tratamiento más favorable a los estados que más contribuyan al esfuerzo fiscal. Si bien no habrá renegociación de las deudas, el gobierno podrá ayudar puntualmente, "caso por caso", a cada gobernador a solucionar sus problemas, manifestó.
Conflictos entre los gobiernos central y estaduales ya provocaron en el pasado muchos daños a la democracia en Brasil. Ahora afectan directamente a la economía, al restar confianza en la capacidad del país para superar la crisis financiera.
Además del papel vital de los estados en las cuentas públicas, sus gobernadores ejercen gran influencia en el Congreso Nacional y todo el ajuste fiscal aún depende de la aprobación parlamentaria de dos tributos en las próximas semanas.
La falta de diálogo entre Cardoso y los gobernadores aumenta los riesgos políticos, agravando la incertidumbre económica. Al nerviosismo contribuyen también las negociaciones con el FMI, que ya se prolongan por nueve días, sin precisar las metas para este año.
Las bolsas brasileñas cerraron este lunes en alza de 4,6 por ciento en Sao Paulo y 4,1 por ciento en Río de Janeiro, pero ese resultado es atribuido a la nueva devaluación del real, de 4,9 por ciento en un solo día, ya que el mercado tiende a dolarizar las acciones. (FIN/IPS/mo/ag/if/99
