La crisis brasileña reveló que el principal atractivo del Mercosur en Argentina está en el comercio. Por eso, si Brasil entra en recesión, afloran conflictos bilaterales y se desnuda el problema de la competitividad de la producción local.
Desde mediados de enero, cuando el real comenzó a depreciarse, los empresarios argentinos están presionando al gobierno del presidente Carlos Menem para que adopte medidas que protejan a la industria de una eventual avalancha de productos brasileños.
Como Brasil es el principal destino de las exportaciones argentinas y a su vez su producción compite con la argentina en terceros países, los empresarios empujaron al gobierno a una negociación en plena crisis, que fracasó rotundamente por inoportuna.
El economista Arturo O'Connell, del Instituto de Servicio Exterior, dijo a IPS que durante los últimos años, Argentina se benefició de una "situación excepcional que fue la revaluación del real y el crecimiento de Brasil".
Esas condiciones comenzaron a cambiar en enero con la devaluación de la moneda brasileña, pero a juicio de O'Connell, el problema consiste en que en estos años las empresas argentinas no alcanzaron un nivel de eficiencia que les permita trascender del mercado brasileño
"¿Por qué los empresarios se quejan por la presunta 'avalancha' que vendría de Brasil, un país con el que tenemos superávit comercial, y no dicen nada de la 'avalancha' de Estados Unidos o de la Unión Europea, con quienes tenemos déficit comercial ?", se interrogó el economista.
El problema es que los industriales "están aprovechando la coyuntura de crisis en Brasil para desplegar una estrategia deliberada de achacar a Brasil un problema de caída en las ventas que viene de antes de la crisis" en el país vecino, remarcó.
Como ejemplo de este fenómeno señaló el caso de la industria automotriz, que sería la más afectada por la caída de la demanda de Brasil, su principal mercado externo. Las ventas de automóviles comenzaron a caer en Argentina hace seis meses, afirmó.
Una opinión similar expresaron funcionarios de ambos países, economistas, analistas y los propios empresarios argentinos, que consideran que el Mercosur, integrado también por Paraguay y Uruguay, fue una herramienta importante mientras la tasa de crecimiento de Brasil estaba en alza.
El economista Roberto Lavagna, de la fundación Ecolatina, recordó que en los últimos años la balanza comercial bilateral arroja superávit para Argentina y, a lo sumo, esta relación podría cambiar y retrotraerse a 1993, cuando el déficit estaba de este lado.
El ministro de Economía Roque Fernández señaló que la crisis brasileña marca "un buen momento para que el producto argentino trate de ser más eficiente y, frente al problema de Brasil salga al mercado mundial".
"El Mercosur debe ser visto como un paso intermedio hacia una mayor competitividad, porque si vamos a poner cautivos a todos los ciudadanos (del bloque) con un arancel alto y a desarrollar una industria ineficiente y protegida, estaremos repitiendo errores del pasado", afirmó.
"El Mercosur sirvió mientras Brasil estaba en expansión, pero ese Mercosur ya no existe más", admitió el secretario de la Unión Industrial Argentina, José Ignacio de Mendiguren, quien apuntó además que Argentina se enfrenta hoy a un serio problema de competitividad.
"La crisis brasileña sirvió para poner de manifiesto la falta de competitividad de la economía argentina. A Brasil le pudimos vender durante estos años porque estaba creciendo, porque tenía el real sobrevaluado y porque está al lado", puntualizó.
En su opinión, la falta de competitividad es producto de las altas tasas de interés que se cobran en el mercado interno y de la falta de una política industrial que privilegie a la producción nacional, y denunció que Brasil aplica subsidios a las exportaciones y a las inversiones foráneas.
"Pudimos vender a Brasil bajo determinadas condiciones, pero para encontrar mercados sustitutos estables, tendremos que encarar definitivamente el tema de la competitividad", insistió el dirigente empresarial.
Otro dirigente de la Unión Industrial Argentina, el empresario Hugo Cepeda, apuntó también al problema de la competitividad, pero reclamó para solucionarlo una reducción salarial que permita bajar los costos de los productos exportables.
De Mendiguren lanzó otro tema a debate. "Para Brasil, el Mercosur representa una opción de plantarse ante Estados Unidos o la Unión Europea con un bloque detrás, en cambio para Argentina, el interés es comercial", expresó.
También O'Connell señaló este interés "más mezquino" de Argentina por el bloque. "Si no tenemos un gran superávit con Brasil, para Argentina el Mercosur comienza a perder atractivo", sostuvo el economista.
En cambio para Brasil, el mercado común es una opción político- estratégica. "Por eso en Brasil están hartos del 'reclamacionismo' argentino, que ante cada decisión o medida que adoptan se produce una queja o un reclamo que parece poner en duda la continuidad del bloque". (FIN/IPS/mv/ag/if/99