Después de más de cinco décadas pautadas por tres guerras, Ecuador y Perú iniciaron el camino de la integración económica.
El acuerdo de paz suscrito el 26 de octubre en Brasilia no sólo reducirá los gastos militares de ambas naciones y les permitirá concentrar recursos en financiar su desarrollo, sino que favorecerá el comercio recíproco al eliminar el conflicto geopolítico que trababa la integración de sus economías.
Varios gobiernos extranjeros e instituciones internacionales se han comprometido a aportar fondos no reembolsables por un monto global de 3.000 millones de dólares para financiar obras de desarrollo e integración entre Ecuador y Perú.
Ambos países tienen raíces históricas comunes: formaron parte del imperio incaico y luego del virreinato español con sede en Lima, pero al independizarse en el siglo pasado heredaron imprecisiones jurisdiccionales de la administración colonial, que se convirtieron en litigios fronterizos y varias guerras.
Debido al conflicto, el comercio ecuatoriano-peruano fue reducido y volátil, a pesar de que las dos naciones participan desde su origen, en 1969, en el proceso de integración subregional andino.
En la década del 70 el flujo anual alcanzó un promedio de 300 millones de dólares, pero la "guerra de la cordillera del Cóndor", en 1981, bajó el promedio a 70 millones.
Para Perú, ese volumen es notablemente menor que el alcanzado con otros dos países andinos más lejanos que Ecuador, Colombia y Venezuela, con cada uno de los cuales Lima tuvo un intercambio de 600 millones de dólares el año pasado.
El acuerdo de paz firmado en octubre pasado incluye un programa de desgravación arancelaria bilateral que acelerará y profundizará los plazos para la integración establecidos en la Comunidad Andina, que prevén una desgravación gradual de aranceles hasta el año 2005.
El viceministro de Integración y Negociaciones Comerciales de Perú, Diego Calmet, precisó que al 31 de diciembre del 2001 el 98,5 por ciento del universo arancelario estará liberado en el comercio peruano-ecuatoriano.
Por otro lado, las posibilidades crediticias de Ecuador y Perú serán mayores gracias al acuerdo definitivo de paz, porque mejorará la percepción de "riesgo país" de ambas naciones, según Richard Fox y John Bowler, analistas de las consultoras internacionales Fitch IBCA y Economist Intelligence Unit.
En Ecuador, país que renunció a las reclamaciones territoriales que promovieron tres guerras en el presente siglo, la última de las cuales fue en 1995, el respaldo de la población al acuerdo suscrito por su mandatario Jamil Mahuad es más directo.
En cambio en Perú, el desgaste político y las aspiraciones reeleccionistas del presidente Alberto Fujimori complican el panorama y en la tropical región amazónica, escenario clave de la integración, la población rechaza las concesiones de libre navegación y de dos centros comerciales otorgadas a Ecuador.
Pero los sectores empresariales de ambos países han manifestado su apoyo al proceso de integración.
Desde noviembre pasado el banco Pichincha, una de las más importantes entidades bancarias ecuatorianas, realiza gestiones en Lima para asociarse con una institución financiera peruana.
En diciembre, por primera vez en mucho tiempo, una misión comercial peruana visitó Quito y Guayaquil para exponer una amplia gama de ofertas.
Por su parte, autoridades ecuatorianas realizan conversaciones para concretar la adquisición de energía eléctrica peruana, operación que resolverá uno de los mas dramáticos problemas del país.
Antonio Castillo, gerente general de la Comisión para la Promoción de Exportaciones, entidad que reformuló su programación para aprovechar la apertura generada por el acuerdo de paz con Ecuador, resume el optimismo oficial y empresarial existente.
"Esperamos duplicar este año las exportaciones a Ecuador. En marzo realizaremos en Quito una exhibición y venta de diversos productos, especialmente en ferretería y alimentos, y en abril vendrá a Lima una misión de compradores ecuatorianos", indicó Castillo.
"La misión ecuatoriana que vendrá en abril visitará las fábricas de las empresas que en diciembre expusieron sus productos en Ecuador, para evaluar la calidad y garantía de los que despertaron su interés", precisó.
La oferta peruana a Ecuador es amplia y de las declaraciones de Castillo se desprende que los exportadores de ese país competirán con sus colegas colombianos y venezolanos, que llevan antigua ventaja en el mercado ecuatoriano.
"Los incidentes bélicos afectaron las posibilidades de nuestros productos de ingresar y estabilizarse en el mercado ecuatoriano. A raíz de la guerra de 1995 el sector textil y de confecciones, la exportación no tradicional peruana más competitiva, perdió el mercado ecuatoriano", dice Castillo.
Esa situación fue aprovechada por productores de otros países. En Medellín, Colombia, se levantaron dos grandes fábricas para sustituir a las confecciones peruanas.
"Ahora recuperaremos ese mercado y los empresarios de Gamarra (barrio donde se encuentra la mayor parte de la industria textil de Lima) han acordado con comerciantes de Quito una presentación de confecciones primavera-verano para setiembre próximo", comenta Castillo.
"La diferencia estacional entre Ecuador y Perú origina condiciones para un intercambio de productos alimenticios, por ejemplo, arroz y frijoles, que se cosechan en Ecuador cuando nuestros agricultores recién los están sembrando. Eso es una obvia complementación de beneficio recíproco", expresa.
Por último, se proyecta la instalación de centros de distribución y depósitos francos en la zona fronteriza de la costa, que beneficiarán a los productores y comerciantes de ambos lados de la frontera. (FIN/IPS/al/dg/ip-if/99