Mientras la maquinaria militar occidental se apresta a intervenir en Yugoslavia para imponer la paz, la de Turquía lo hace para lanzar una asalto decisivo contra los rebeldes kurdos, denunció esta semana el diputado italiano Ramón Mantovani.
Mientras un enviado especial del gobierno estadounidense, Christopher Hill, viajó a la provincia yugoslava de Kosovo a "persuadir" a los rebeldes de negociar, el jefe rebelde kurdo Abdullah Ocalan es un paria a quien nadie quiere recibir.
El caso de Ocalan estalló nuevamente esta semana en Italia, tras la denuncia el 31 de enero del gobierno turco del primer ministro Bulent Ecevit, de que el jefe del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) se encuentra oculto en territorio italiano.
El gobierno italiano desmintió tajantemente la denuncia, pero abrió paso a una polémica sobre Ocalan, que en el último año pidió asilo político en Rusia e Italia.
Rechazado por Moscú, apareció sorpresivamente en Roma en noviembre, acompañado del diputado Mantovani (comunista), declarando su intención de renunciar a la violencia y abrir negociaciones de autonomía para el Kurdistán turco.
Ocalan renunció así a la demanda de independencia para el Kurdistán, similar a la del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) y ahora principal obstáculo para su participación en las negociaciones previstas con Belgrado, cuya agenda contempla sólo la autonomía.
El caso Ocalan se convirtió en una "papa caliente" para el gobierno de centroizquierda del primer ministro Massimo d'Alema, que intentó sin éxito convencer a sus aliados europeos de enfrentar en conjunto el tema del Kurdistán.
Turquía lanzó una violenta campaña contra Italia -incluídas sanciones económicas- para obtener la deportación de Ocalan, que Roma rechazó por motivos constitucionales, mientras los tribunales iniciaron el estudio del asilo.
La petición de asilo debe ser definida en los próximos días por la justicia italiana.
Italia intentó extraditar a Ocalan a Alemania, que emitió una orden internacional de captura en su contra por actos terroristas, pero Bonn prefirió no pedir la extradición, lo que irritó a Roma.
Pese a tener una residencia temporal en Italia, otorgada por un tribunal de apelaciones, el 16 de enero líder kurdo "fue acompañado a la frontera" por la policía italiana y d'Alema declaró que no sabía ni tenía interés en saber dónde estaba.
Un portavoz del departamento de Estado norteamericano dijo entonces que hubiera sido preferible la extradición a Turquía – donde está condenado a muerte- pero manifestó complacencia por la actitud asumida por Roma, que convertía a Ocalan nuevamente en prófugo.
Desde entonces se habla de Rusia, Bielorrusia, Líbano -y ahora de nuevo Italia- como posibles paraderos.
Mientras en Kosovo han muerto unas dos mil personas en un año de violencia, y otras 200 mil han debido abandonar sus hogares, en el Kurdistán turco hay un promedio de dos mil muertos por año desde hace 14 años, y los desplazados suman centenares de miles.
En el Kosovo viven dos millones de ciudadanos de etnia albanesa, y en Turquía más de 12 millones de kurdos, con alrededor de 14 millones más repartidos entre Irán, Iraq y Siria.
En todos esos países, los kurdos enfrentan diversos grados de opresión étnica, las más visibles en Turquía e Irán, donde se les niega el derecho no sólo a organizarse, sino a su idioma e identidad cultural.
En Iraq, pese a disfrutar de una autonomía nominal, los kurdos han sido objeto de masacres y represión sostenida desde 1978, cuando asumió el poder el actual presidente de ese país, Saddam Hussein, debido a que habitan en zonas petroleras.
El periódico ruso Moskovskie Novosti afrimó que el caso Ocalan está vinculado a una guerra de intereses entre Estados Unidos, Rusia y Turquía por la construcción de oleoductos entre el mar Caspio y Europa occidental.
Según el semanario, uno de los oleoductos está actualmente en funcionamiento, pero pasa por Rusia y la república rebelde islámica de Chechenia, en tanto que hay un proyecto turco- norteamericano de construir una via alternativa a través de Georgia.
Este último dejaría fuera a Rusia, pero pasa por territorios curdos, y el PKK habría amenazado con sabotearlo.
También en Italia hay poderosos incentivos económicos para que Roma deje de lado otras preocupaciones: el nuevo semanario romano Modus Vivendi indica que Italia es el segundo socio comercial de Turquía en la Unión Europea, después de Alemania.
Las exportaciones italianas a Turquía suman 4,700 millones de dólares y las importaciones sólo 1.600 millones, en tanto que existen poderosas inversiones en Turquía de grupos italianos como Fiat (automóviles, metalmecánica), Barilla (alimentos) o Pirelli (neumáticos).
Ankara anunció además que a raíz del caso Ocalan revisaría el proceso de licitación para la compra de 145 helicópteros de asalto, en que el grupo italiano Agusta parece como uno de los principales contendientes.
Con su minoría kurda oprimida, Turquía es miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y desde su territorio parten los aviones anglo-norteamericanos que patrullan y bombardean periódicamente a Iraq.
En cambio, con su minoría albanesa oprimida, Yugoslavia es gobernada por un controversial y obstinado líder ex comunista, Slobodan Milosevic, y pertenece por tanto a una era bipolar que se había dado ya por cancelada. (FIN/IPS/eu-ak/99