/BOLETIN-DD HH/ AMERICA LATINA: Dos millones de dólares para los ciegos

La española Fundación Once para la Solidaridad con Personas Ciegas de Latinoamérica (Once-Lat) aprobó un presupuesto anual de dos millones de dólares para cooperar con sus pares de América Latina, dijo a IPS su secretario, Enrique Pérez.

El número invidentes en América Latina oscila entre tres y cuatro millones, según estimaciones de la Unión Latinoamericana de Ciegos (ULAC), organización que mantiene fuertes vínculos con la Once.

El rey Juan Carlos de España es el presidente de honor de la Once-Lat, que tiene como vicepresidentes al premio Nobel y ex presidente de Costa Rica `scar Arias, el ex presidente de Portugal Mario Soares y el ex presidente del gobierno español Adolfo Suárez.

Integran el Patronato, entre otros, la diputada chilena Isabel Allende, la bailarina cubana Alicia Alonso, el profesor uruguayo Enrique Elissalde y el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, el también uruguayo Enrique Iglesias.

El español José María Arroyo, presidente de la Organización Nacional de Ciegos de España (ONCE), es igualmente presidente ejecutivo de la Once-Lat, que desde su fundación a mediados de 1998 ha desarrollado varios proyectos pilotos en Argentina, Chile y Ecuador.

"No se trata de trasladar el modelo de la ONCE a América Latina, ya que las condiciones son muy diferentes a las de España, sino de ir sentando las bases de una formación adecuada a las realidades de cada país", asevera Enrique Pérez.

El 87 por ciento de las ayudas previstas para 1999 está destinado a programas de educación y formación profesional, rehabilitación y promoción del empleo, incluyendo el autoempleo o creación de pequeñas empresas.

Además de los fondos provistos por la ONCE, los responsables de la nueva Fundación cuentan con aportes de los fondos de cooperación del gobierno español, que se irán materializando a medida que se vayan concretando los proyectos, añade Pérez.

Uno de esos proyectos, considerado de los más importantes y urgentes para los próximos años, es el de la formación de dirigentes y gestores de pequeñas y medianas empresas.

En lo esencial ese programa consiste en la preparación de personas ciegas o deficientes visuales en sectores de cultura asociativa, relaciones públicas, obtención de recursos económicos, conocimientos generales y los diferentes aspectos de la gestión de una empresa.

"Se trata -explica Pérez, quien también integra el patronato de la Fundación- de proporcionar una formación integral, creando núcleos de producción, pequeños al principio, pero que, con el tiempo, deberán ir creciendo".

Sin embargo, señala que en varios países de América Latina existe una atomización de organizaciones de ciegos que, lejos de facilitar las cosas, supone un serio inconveniente.

Uno de los ejemplos más claros de ayudas que la Fundación está desarrollando actualmente se verifica en Ecuador, donde se ha llegado a acuerdos con el Ministerio de Bienestar Social y la Federación Nacional de Ciegos.

En virtud de esos convenios se montarán cien puestos de trabajo para ciegos y deficientes visuales, consistentes en la instalación de otros tantos kioscos dotados con una línea telefónica que será explotada por los propios empleados.

En los kioscos, además, se venderán periódicos, revistas, golosinas y otros artículos, que completarán los ingresos de los beneficiarios.

Por otra parte, para aquellos trabajadores que no pudieran realizar un desembolso inicial para la adquisición de esas mercaderías, la Once-Lat les dará un préstamo que devolverán a largo plazo y sin intereses.

En este proyecto, la Fundación aporta 150.000 dólares, el gobierno ecuatoriano otros 65.000 dólares y la compañía telefónica Anditel contribuyó con la instalación de las líneas telefónicas por un monto de 23.000 dólares.

Una experiencia semejante se lleva a cabo en Chile, donde se está realizando la selección de los vendedores ciegos que se harán cargo de los futuros kioscos.

La Fundación ha llegado a acuerdos con la sociedad Hipódromos Argentinos, por medio de los cuales esa sociedad se compromete a destinar 0,5 por ciento del total de sus facturaciones a la creación de empleo para personas ciegas y deficientes visuales.

A diferencia de España, donde todos los ciegos tienen trabajo pago, en América Latina se estima que apenas un 10 por ciento de la población con discapacidad visual dispone de empleo remunerado.

La mayoría de ellos son hombres y su edad media oscila entre los 30 y los 50 años. Por lo tanto, jóvenes, mujeres y ancianos constituyen el perfil más castigado respecto al acceso al empleo.

Según Elissalde, presidente de la ULAC, la mayoría de los países latinoamericanos ratificaron la Convención 159 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece que cuatro por ciento de los cargos públicos sea ocupado por personas con discapacidad.

"Sin embargo -señaló Elissalde- seminarios de la propia OIT reconocen que la normativa no se cumple".

Pérez añadió que los expertos han detectado que los gobiernos hacen poco y nada para solucionar los graves problemas de los ciegos en los diferentes países latinoamericanos.

Asimismo destacó la insuficiente formación de los dirigentes de las diferentes asociaciones de ciegos y la lentitud de sus comunicaciones, ante lo cual los primeros retos de la Fundación se centrarán en la formación de gestores para administrar recursos, empresas e instituciones.

La acción educativa es básica para los responsables de la Once- Lat, ya que consideran que es el mejor método para conseguir el objetivo final: la integración laboral y social de las personas ciegas. (FIN/IPS/td/dg/dv hd/99

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