Jubilados, desempleados y familias pobres de Argentina protestaron esta semana en varias ciudades contra la política económica del gobierno y reclamaron 50.000 kilos de alimentos por mes y 5.000 empleos, sin que se produjeran incidentes violentos.
Manifestantes que levantaban una enorme bandera con la palabra "hambre" marcharon el martes por las calles, convocados por el grupo izqierdista Corriente Clasista Combativa y el Movimiento de Desocupados y Jubilados, a los que se sumaron personas ajenas a esas organizaciones.
El gobierno temía la repetición de los saqueos de supermercados de 1989, una época de hiperinflación y escasez, que fueron reprimidos por la polícia con un saldo de 19 muertos. Pero las marchas se desarrollaron de modo pacífico.
Los manifstantes presentaron pedidos a las autoridades, instaron a los comerciantes a donar alimentos y reclamaron planes de empleo.
El gobierno preparó en la capital un operativo de prevención con 1.300 policías, 300 de los cuales se apostaron frente a supermercados con carros lanza agua.
Las medidas de seguridad se debieron a que las organizaciones convocantes habían enviado cartas a los propietarios de los supermercados para exhortarlos a entregar mercaderías a los necesitados y evitar así saqueos u otros desmanes.
En diciembre, grupos de manifestantes presionaron hasta obtener alimentos a un supermercado de la cadena estadounidense Wal Mart y a otro, de la francesa Carrefour.
Pero el martes, los manifestantes se limitaron a recorrer calles del centro de algunas ciudades para pedir a las autoridades trabajo, alimentos y aumento de las pensiones.
En la capital de la provincia de la noroccidental provincia de Jujuy, los participantes en la protesta aceptaron donaciones de algunos comercios de comestibles y se presentaron luego al Ministerio de Gobierno provincial para exigir programas de empleo para los desocupados.
Lo mismo ocurrió en la ciudad de Rosario, la segunda del país, en varias localidades de la provincia de Buenos Aires y en la central provincia de Córdoba.
El ministro del Interior, Carlos Corach, había restado trascendencia a la jornada de protesta, por considerar que los grupos convocantes son "totalmente irrepresentativos".
Pero admitió que debió ordenar un amplio operativo de seguridad por temor a que esos grupos "confundan a la gente y la manipulen".
Carlos Santillán, líder de la Corriente Clasista Combativa, dijo que el saqueo y la ocupación de supermercados no estaban en los planes de los organizadores.
"Nuestro objetivo es exigir 50.000 kilos de alimentos por mes para mitigar el hambre, ya que no llega una solución de fondo, que es la de recuperar el empleo", explicó Santillán.
De la manifestación participaron también numerosos jubilados que reclaman el incremento de sus pensiones. Mientras que la canasta básica familiar mensual está calculada por organismos oficiales en 1.350 pesos (igual dólares) mensuales, la jubilación mínima es de 150 dólares.
La depreciación de las jubilaciones y la crisis de prestaciones de salud a ese mismo sector social aumentan la cantidad de pobres.
La pobreza engloba en Argentina a nueve millones de personas, o 25 por ciento de la población total, según se desprende de estadísticas gubernamentales.
A diferencia de las condiciones en las que se desató la ola de saqueos de supuermercados en 1989, actualmente los precios están estabilizados. Pero el desempleo, que afecta a 12,4 por ciento de la población activa, y el subempleo, que llega a 13,6 por ciento, es ahora el principal causante de la pobreza. (FIN/IPS/mv/ff/ip/99