El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, declaró, a instancias de científicos y ambientalistas, la guerra a las especies invasoras de plantas y animales, lo que podría ocasionarle problemas económicos con socios comerciales.
Ello se debe a que las normas del comercio internacional pueden conspirar contra los planes de la administración Clinton para introducir las restricciones a las importaciones para evitar el ingreso de las llamadas "especies invasoras".
El miércoles Clinton firmó un decreto para establecer un consejo de científicos y funcionarios con el fin de combatir las especies invasoras como el escarabajo de cuerno largo, y cientos de otras pestes, así como la temida enfermedad del olmo holandés, capaz de diezmar miles de árboles.
Las medidas involucrarían a agencias tan diversas como los departamentos de Transporte, Comercio y Defensa y la Dirección de Aduanas, junto con el Servicio de Peces y Vida Silvestre del Departamento del Interior estadounidense.
La Casa Blanca instó al Congreso a aprobar un aumento de 12,8 millones de dólares en el presupuesto para librar la batalla que se aproxima, y que implicaría una duplicación del gasto actual.
Los daños provocados por las plantas y animales invasores le cuestan a Estados Unidos 123.000 millones de dólares al año, de acuerdo con el Departamento de Comercio.
Por ejemplo, los mejillones cebra -oriundos de la región del Mar Caspio y del Mar Negro- afectaron los sistemas de agua de Estados Unidos.
Los servicios de electricidad debieron invertir 1.000 millones de dólares anuales para erradicar los mejillones que obstruyen las cañerías por donde ingresa el agua de las plantas de energía.
Cuando tales especies invasoras ingresan a un nuevo hábitat, a menudo se producen una serie de impactos ecológicos negativos, informaron científicos y grupos ambientales.
El animal, la planta o el agente patógeno que ingresa, generalmente pasa a ocupar una zona que pertenece a una especie nativa y provoca una alteración en las cadenas alimenticias y las fuentes de alimento.
En muchos casos no hay predadores hostiles a las nuevas especies, lo que les permite crecer y reproducirse con rapidez, provocando la destrucción de la flora nativa y la propagación de la enfermedad.
Las especies invasoras son la causa principal de la disminución de 18 por ciento de todas las especies en vías de extinción, explicó Edward Wilson, científico especialista en diversidad biológica.
"Sólo la destrucción del hábitat representa una causa de extinción más grave", agregó.
"Las especies exóticas eliminaron virtualmente cuatro especies de árboles de nuestros bosques", afirmó Faith Campbell, activista de Tierras Americanas, una organización ambiental de Washington.
Las especies invasoras son un problema mundial a medida que el aumento del comercio y de los viajes permite el desplazamiento de plantas y animales con mayor libertad y frecuencia alrededor del mundo.
Tal es el caso las víboras arbóreas, que logran viajar desde Guam a Hawaii escondidas en la rueda de un avión, o del mosquito del tigre asiático, uno de los principales portadores de la fiebre amarilla y otras enfermedades, que se desplaza de país en país en contenedores de neumáticos usados.
La habilidad de las pestes, malas hierbas y virus peligrosos para desplazarse por todo el mundo es algo sin precedentes, relató Chris Bright, investigador del Instituto WorldWatch de Washington.
"Estamos en medio de una gran convulsión biológica a la que se ha prestado poca atención", declaró Bright. "La economía global está fusionando los ecosistemas mundiales a un ritmo frenético", agregó.
Las medidas adoptadas previamente por Estados Unidos para limitar el ingreso al país de tales especies se enfrentaron a la oposición de otros países, que se quejaron de que los controles de comercio violan el derecho internacional.
En un intento por detener la propagación del escarabajo asiático, el Departamento de Agricultura estadounidense prohibió el uso de la madera sin tratar y todo tipo de contenedores de madera que se utilizan para las importaciones de China hacia Estados Unidos.
Las autoridades de Beijing inmediatamente combatieron la prohibición, argumentando que era una forma que Washington utilizaba para reducir su déficit comercial con China.
"Es cierto que existen escarabajos asiáticos de cuerno largo en China pero también se encuentran muy difundidos en países como Japón, Rusia y las naciones del sudeste asiático", declaró un jerarca de Beijing. "¿Por qué se eligen justamente las exportaciones chinas en este caso?', se preguntó.
En diciembre, China afirmó que cumpliría con la disposición, pero luego Hong Kong se quejó de que los requerimientos demorarían las exportaciones y aumentarían los costos.
"Estamos abiertos a varias opciones, incluyendo la de llevar el caso de Estados Unidos a la Organización Mundial de Comercio si es necesario", advirtió Raphael Ng, director de comercio en el Departamento de Comercio de Hong Kong.
Otros países indicaron que tenían una preocupación similar a la de China respecto de las limitaciones que ello implica al comercio.
El secretario de Interior estadounidense, Bruce Babbit, opinó que los gobiernos necesitaban hacer un mejor trabajo a la hora de compatibilizar el comercio y las disposiciones ambientales.
Los activistas ambientales estadounidenses agregaron que las normas del Departamento de Agricultura de su país no eran lo suficientemente estrictas a la hora de controlar las especies invasoras y que todavía estaba por verse si la nueva iniciativa de Clinton conduciría a una legislación más estricta al respecto.
Varias organizaciones -incluyendo el Centro de Recursos del Entorno del Pacífico (PERC) y el Consejo de Recursos Naturales de Oregon- no pudieron ganar la batalla legal que libraron contra una agencia de gobierno.
Los activistas argumentaron que esa agencia se descansaba demasiado en los inspectores de otros países, sin asegurarse de que todos cumplían las normas. En enero, una corte federal de California falló en favor del organismo oficial.
"Resulta indignante que se le permita al Departamento de Agricultura estadounidense no observar sus propias disposiciones", denunció Pagie Fischer, activista de PERC. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/mvf-dg/en/99