El aumento de la producción de alimentos en las regiones pobres fue clave para reducir la violencia y los conflictos civiles desde el fin de la guerra fría, estimó el Instituto de Investigación por la Paz Internacional.
El mundo industrializado, preocupado por el aumento de la inmigración y otros efectos negativos de los conflictos en países en desarrollo, debería promover más ayuda para la investigación agrícola y otras iniciativas que fomenten la producción de alimentos, aconsejó el estudio.
Los conflictos posteriores a la guerra fría se caracterizaron por su gran cantidad de víctimas civiles, el desplazamiento de gran cantidad de personas y la incapacidad de las poblaciones, en especial de las rurales, para autoabastecerse, según el informe divulgados el martes pasado.
"Descubrimos la estrecha relación entre las condiciones que afectan a la agricultura y la pobreza en la nueva clase de conflictos", declaró Indra de Soysa, coautora, junto con el noruego Nils Petter Gleditsch, del estudio del Instituto con sede en Oslo.
"El origen de estos nuevos conflictos se encuentra en la pérdida de salarios y de fuentes de sustento, en la desesperación de la supervivencia marginal, en la vida alternativa del crimen y el bandolerismo", explicaba el estudio.
El informe de 99 páginas fue elaborado por iniciativa del Grupo Consultor para Investigaciones Agrícolas (GCIA) del Banco Mundial. La clave para preservar o restablecer la paz en las sociedades pobres sacudidas por conflictos radica en el florecimiento del sector agrícola, según el estudio.
El CGIA, formado por un consorcio de gobiernos donantes, el Banco Mundial y unos 20 centros internacionales de investigación, sufrió, la década pasada, la disminución de la ayuda oficial internacional para el desarrollo.
El grupo, que depende de donaciones, alertó sobre la necesidad imperiosa de realizar mayores inversiones en investigación agrícola con el fin de acompasar la producción de alimentos con el crecimiento de la población en la mayoría del mundo en desarrollo.
"El restablecimiento de la actividad agrícola es una condición esencial para el desarrollo, ya que reduce la pobreza, previene los daños ambientales y ayuda a disminuir la violencia", concluyó el informe, presentado en el seminario "Agricultura y Seguridad General".
"Nuestro análisis reveló que la causa principal de la falta de desarrollo de los países radicaba en la agricultura y el sector rural y que, por lo tanto, la causa central de las crisis socioeconómicas y políticas que conducen a la violencia", señaló el informe.
Muchos de los conflictos civiles más costosos de la etapa posterior a la guerra fría no respondieron, en esencia, a factores políticos convencionales, pues se trataba de "crisis de supervivencia", según el estudio.
"La incapacidad de cumplir con las necesidades alimentarias y otras necesidades básicas hace que la gente adopte estrategias sustitutivas de supervivencia, una de las cuales es unirse a los grupos de rebeldes y de criminales", explicaba el informe.
"En tales situaciones, el uso de la violencia se propone resultados económicos más que políticos, y esa fue la causa de muchos movimientos revolucionarios durante la guerra fría", indicaba el estudio.
Buena parte de los conflictos armados recientes, tanto dentro de los países como los internacionales, se concentraron en regiones dependientes de la agricultura, como en el sur de Asia, Africa central, y algunos sectores de América Latina.
En cambio, en el mismo período hubo pocos conflictos en América del Norte, Europa y Asia Oriental, regiones menos dependientes de la agricultura.
Casi 90 por ciento de las víctimas de los conflictos en países en desarrollo, cerca de cuatro millones desde 1989, fueron civiles, justamente porque la lucha era contra la pobreza y la seguridad alimentaria.
El estudio trata 103 casos de conflicto armado en los que murieron al menos 25 combatientes en un año, entre 1989 y 1997, y develó que 88 de esos conflictos fueron internos. Otros nueve fueron clasificados como "conflicto interno con intervención extranjera".
Algunos ejemplos podrían ser la guerra civil y el genocidio de Ruanda, los conflictos civiles de Somalia, Sierra Leona, República Democrática de Congo y Angola, y también las insurgencias de la guerrilla en Colombia, Perú y México.
Todos esos conflictos, al igual que otros en Medio Oriente, Asia oriental y del sur y América Central, tuvieron que ver con cuestiones tales como la propiedad de la tierra, cambios ambientales, y escasez de agua y de alimentos, según el informe.
Muchas de esas regiones se volvieron más dependientes de la importación de alimentos, ya que su producción interna no estuvo acompasada con el crecimiento de la población.
India, sin embargo, fue una isla de paz si se la compara con otros países cuyos índices de pobreza son similares, indicó el estudio.
La llamada "revolución verde" de los años 60 causó un aumento asombroso de la producción de alimentos gracias a semillas de alto rendimiento, fertilizantes, y modernos sistemas de riego, lo que evitó y previno o mitigó los conflictos.
"Para obtener paz y prosperidad en todo el mundo es esencial mejorar las condiciones del sector agrícola", concluyó el estudio. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/ceb/mj/dv ip en/99