El Centro Venezolano de Cultura (CVC) abrió en la capital colombiana una exposición de máscaras concebida en el marco de esfuerzos para profundizar la integración cultural entre ambos países.
La exposición, titulada "La máscara en la tradición popular venezolana" y que estará abierta al público durante todo febrero, muestra objetos de diversos materiales y formas.
Entre las más vistosas por su colorido figuran las de los "Diablos del Yare", confeccionadas en papeles endurecidos con almidón y retazos de cartón.
Esas máscaras presentan en su mayoría inmensas narices y son usadas durante las festividades de San Francisco del Yare, localidad ubicada al sureste de Caracas.
También llaman la atención las máscaras de los Diablos Danzantes, empleadas en las festividades de Corpus Christi que se celebran en gran parte del territorio venezolano.
Otras provenien de culturas marcadamente indígenas, como la piaroa, en el Orinoco, región del este venezolano donde se realizan las fiestas de Warime.
En la cultura piaroa se escenifica un ritual de fertilidad de las cosechas, que comprende teatro, danza, música, poesía y en el cual la máscara es un elemento fundamental.
El CVC se encarga no sólo de promover el arte venezolano en Colombia sino también de crear vínculos con artistas de este país.
"Hacemos exposiciones mensuales de plástica, fotografía, escultura y orfebrería buscando que los artistas de ambos países confronten sus trabajos", dijo a IPS la agregada cultural venezolana y directora del CVC Dalita Navarro.
En el campo de la literatura se han creado los llamados "conversatorios", en los que poetas y narradores colombianos y venezolanos intercambian textos y opiniones.
Según Navarro, el nivel de integración cultural bilateral se ha resentido por la crisis económica que afecta a Venezuela, que ha llevado a restringir las programaciones del CVC.
"De todas maneras las actividades no se detienen", ya que el CVC cuenta con el apoyo no sólo del gobierno venezolano sino también de empresas y empresarios privados, que proporcionan el grueso de los recursos del centro.
De lo que se trata, dijo, es que "la cultura no siga siendo la Cenicienta de la integración".
En 1985, Bogotá y Caracas firmaron un "Convenio básico de cooperación cultural" que apunta a trasladar a ese terreno un intercambio que en el plano económico es el más dinámico que se verifica al interior de la Comunidad Andina de Naciones (CA), al superar los 3.000 millones de dólares anuales.
A nivel de cancillerías operan comisiones culturales y científicas mixtas, que conducen proyectos en el marco tanto de la CA como del Grupo de los Tres, integrado también por México.
Esos convenios permitieron desarrollar, en 1996 y 1998, el Programa de Intercambio Cultural y Educativo, que incluyó la realización en Caracas de un homenaje al escritor colombiano José Asunción Silva y la presentación de la pianista Teresita Gómez y el Ballet de Cali.
En Bogotá se exhibió a su vez la exposición itinerante del maestro venezolano Armando Reverón y brindaron recitales el barítono Juan Tomás Martínez y el director de orquesta Manuel Hernández, quienes acompañaron y dirigieron como invitados a la Orquesta Sinfónica de Colombia.
Por fuera de los contactos oficiales, grupos y creadores de Colombia y Venezuela mantienen contactos frecuentes.
Es el caso de los artistas que se agrupan en la Galería Sextante de Bogotá, que apuntan a dar forma a "un mapa de Colombia y Venezuela sin fronteras creado por escritores, artistas plásticos, poetas e intelectuales", según dijo su director Luis Angel Parra.
Parra es también animador del Proyecto Mapa, que lleva a cabo iniciativas en el terreno de las artes plásticas en conjunto con el taller Quinta Papeles de Caracas.
En el área musical, un ejemplo de integración es el grupo Bronko, que surgió en Venezuela en 1983 y se instaló en 1991 en Colombia.
Bronko está formado por músicos de ambos países que llevan 15 años "integrándose" a través de la salsa y otras manifestaciones artísticas. (FIN/IPS/atb/dg-mj/cr/99
