La serie "Chiquinha Gonzaga", de la red de televisión Globo, está rescatando para el gran público de Brasil a una mujer singular, fundadora de la música popular nacional y precursora de las luchas feministas.
La "miserie" obtiene alto índice de audiencia, cuando ya se han presentado más de la mitad de sus 38 capítulos, pese que se exhibe a altas horas de la noche, cerca de las 23 hora local.
Globo decidió el año pasado dedicar más atención a este tipo de producto, de mejor calidad que las largas telenovelas -de 150 a 180 capítulos-, que exporta a decenas de países de todos los continentes.
Francisca Gonzaga, más conocida por el diminutivo afectuoso de "Chiquinha", escandalizó con su conducta a la sociedad de Río de Janeiro, en las tres últimas décadas del siglo pasado y las tres primeras del actual, y como compositora revolucionaria en un mundo musical exclusivamente masculino.
Casada en la adolescencia con un rico comerciante, por imposición de su padre, un militar, abandonó la familia por la música. En esa época, hace más de 120 años, eso significaba un enfrentamiento abierto con la sociedad patriarcal, la condena moral y la marginación.
Perdió la custodia de dos de los tres hijos de ese matrimonio, quedando sólo con el primogénito, y tampoco pudo convivir con la hija que tuvo con un amante.
El padre nunca le perdonó la osadía y la consideró muerta.
El rechazo se prolongó por varias generaciones, haciendo extremadamente dificil el rescate de su memoria, porque hasta sus nietos y nietas ocultaban el parentesco, según Edinha Diniz, la autora del libro "Chiquinha Gonzaga, una historia de vida", que sirvió de base a la serie televisiva.
Cuenta la leyenda que ella compuso cerca de 2.000 obras musicales, entre las cuales 77 partituras para piezas teatrales. Buena pianista, se impuso en los medios artísticos de la época, rompiendo la regla social que sólo permitía a las mujeres dedicarse a la música en el hogar, nunca en público.
Abandonó la elite blanca a la que pertenecía para mezclarse con los músicos negros. Así logró una simbiosis entre la música europea, en especial la polca, y los ritmos de origen africano, contribuyendo a crear "chorinho", un género brasileño antecesor y más sofisticado que la samba, muy popular hasta hoy.
La música popular brasileña "tiene muchos padres, pero sólo una madre, que es sin duda Chiquinha Gonzaga", sentenció su biógrafa.
La historia televisiva mezcla ficción y realidad, admitió el guionista Lauro Cesar Muniz, porque hay muchas contradicciones en las biografías e informaciones dispersas que permiten reconstruir precariamente la vida de la compositora.
La serie, cuya calidad ha sido reconocida por los críticos, divide la historia en tres épocas. La primera, sobre la juventud de Gonzaga, retrata el ambiente conservador y el autoritarismo patriarcal, en tanto en la segunda, sobre su maturidad, es cuando desarrolla su creatividad musical.
La actriz Regina Duarte, conocida por sus numerosos papeles en telenovelas y una serie de los años 80, "Malu Mujer", y su hija Gabriela Duarte interpretan a la compositora.
La última época muestra a una Gonzaga octogenaria, asistiendo a una obra teatral sobre su propia vida y comentando algunos episodios junto a su ltimo marido, varias décadas más joven que ella. La interpreta una Regina Duarte fuertemente maquilada para parecer una anciana, 30 años mayor que la actriz.
Algunos crticos acusaron al guionista de haber prolongado demasiado la parte juvenil, en desmedro de la Gonzaga compositora, que creó el ritmo que bailan y cantan los brasileños de este siglo. Su primera canción de éxito popular fue compuesta en 1877, cuando ya había cumplido 30 años.
Pero su personalidad en formación, bajo la opresión del padre y del marido, teniendo que vivir la Guerra del Paraguay obligada por su cónyuge y a convivir con la crueldad de la esclavitud, abolida sólo en 1888, constituye un material dramático insoslayable, replicó Muniz.
Además de su decisiva contribución musical a la identidad y la expresión nacionales, Chiquinha Gonzaga, luchó contra la esclavitud y defendió ideas sociales progresistas para su época.
La compositora de los primeros ritmos verdaderamente brasileños fue también una precursora práctica del feminismo, que tardará casi un siglo en convertirse en un movimiento mundial, con sus doctrinas propias, por su propia vida y lucha en afirmar su vocación, contra el machismo y el patriarcalismo.
La serie, que acerca al público de todo el país esa contribución de Gonzaga, olvidada por la historia oficial, consolida a la televisión como el medio de comunicación masiva apto para ampliar el autoconocimiento y la autoestima de los brasileños. (FIN/IPS/mo/ag/cr/99