Unos quince mandatarios latinoamericanos y caribeños convierten a Caracas este martes en capital regional por un día, al concurrir a la juramentación de Hugo Chávez como presidente y darle bienvenida a su democrático club.
Se trata de un gesto que trasciende lo protocolar, porque Chávez intentó siete años atrás llegar al poder mediante un golpe de Estado y su objetivo de refundar políticamente el país con una "revolución democrática y pacífica" despierta temores de autoritarismo en algunos sectores regionales.
Pero como dijo este lunes el primer presidente arribado a Caracas para los actos de toma de posesión, el paraguayo Raúl Cubas, "Chávez es un gobernante elegido por el masivo voto popular y de acuerdo a las reglas democráticas de este país".
Chávez, un teniente coronel retirado, se convertirá en el presidente más joven del país con sus 44 años y recibirá la banda presidencial del que ha sido el más anciano, el democristiano independiente Rafael Caldera, de 83, en un cambio generacional que se integra en otros muchos que significa su triunfo.
El nuevo presidente encabeza lo que su designado canciller, José Vicente Rangel, ha definido como un gobierno cívico-militar, soportado por una alianza de casi toda la izquierda y antiguos militares golpistas, que no se traduce en cuotas de cargos.
Las sombras de su pasado golpista fueron limpiadas por un contundente triunfo con más de 56 por ciento de los votos, provenientes de las capas más castigadas por la mala conducción del país de los partidos tradicionales y más resentidas contra la corrupción e infeficiencia de las instituciones democráticas.
Pero su proyecto de promover este mismo año una asamblea constituyente con amplios poderes que rediseñe la gobernabilidad y esté en vigor desde enero próximo, enciende las alarmas en algunos círculos de si el proceso se mantendrá dentro de los cauces institucionales.
El desafío para América Latina es dual, porque si Chávez tiene exito podría detonarse la emergencia de nuevas figuras provenientes del área civil o militar, que en base a un carisma casi mesiánico y a los errores de la política tradicional busquen modificar el paisaje político regional.
Y si fracasa, Venezuela, con una posición geoestratégica de gran valor en la región, se convertiría en un polvorín de preocupantes efectos regionales, citaron miembros de delegaciones diplomáticas este lunes, bajo anonimato.
Una realidad que llevó al decano de los presidentes latinoamericanos elegidos, el argentino Carlos Menem, a convertirse en promotor de Chávez ante Washington y otras capitales, para asegurar que "tiene buenas intenciones y hay que ayudarlo a que lo haga bien"
Para Chávez, sospechoso de buscar imponer un autoritarismo de izquierda o derecha para sus críticos, es fundamental mostrar a la región y al mundo que la radical transformación que quiere conducir es democrática y legitimada por la demanda popular.
Para cumplir ese último objetivo, los gobernantes regionales participarán en un multitudinario acto popular, con el que Chávez cerrará su primera jornada en el poder y mostrará a sus huespedes que tiene detrás una entusiasta fuerza popular.
Chávez también requiere tener el apoyo de la inversión externa para llevar adelante las reformas políticas, mientras en paralelo atiende las exigencias de una situación económica ruinosa y con un deficit previsto de 9.000 millones, y satisface algunas de las desbordadas expectativas sociales.
Cubas llegó el domingo y este lunes lo siguió su par de Uruguay, Julio María Sanguinetti, en el inicio de la sucesión de aterrizajes que concluirán el mismo martes los presidentes de Perú, Alberto Fujimori, y Colombia, Andrés Pastrana, quien menos horas permanecerá en Caracas debido a las secuelas del trágico sismo del día 25 en su país.
El ausente de última hora es el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, quien decidió permanecer timoneando la crisis financiera abierta en el país, pero las consencuencias de esa crisis estarán presentes en los encuentros bilaterales y multilaterales que enmarcarán la asunción de Chávez.
Sí estará presente, como lo estuvo hace 10 años en la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez, el presidente de Cuba, Fidel Castro, quien se espera que se convierta en "vedette" de los actos y que será el último en abandonar el país, según los pocos datos que por razones de seguridad se han brindado de su visita.
Chávez no logró que Estados Unidos estuviese representado por el vicepresidente Al Gore, tal como se pretendía como una elocuente demostración de que la tensión de Washington hacia su figura era cuestión del pasado.
La situación interna del juicio político que se sigue en el Congreso al presidente Bill Clinton y el hecho de que las autoridades estadounidenses piensen que ya fue suficiente gesto distensivo el recibimiento del mandatario a Chávez, el día 27, bajó la representación al secretario de Energía, Bill Richardson.
Desde que fue elegido como 51 presidente venezolano el 6 de diciembre, Chávez desplegó una operación de "diplomacia directa", con cuatro giras relampago tendientes a "desatanizar" su imagen, dar a conocer sus proyectos y obtener apoyo económico.
Esos viajes lo llevaron, por orden de las visitas, a Brasil, Argentina (donde se encontró también con el presidente chileno Eduardo Frei), Colombia, España, Francia, Alemania, Italia, Canadá, Cuba, Estados Unidos y República Dominicana.
Los otros jefes de Estado y de Gobierno presentes serán los presidentes de Argentina, Aruba, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Guyana, Panamá y República Dominicana, junto con los primeros ministros de las Antillas Holandesas y Trinidad-Tobago.
La delegación española estará encabezada por el principe heredero Felipe de Borbón y las chilena y mexicana por sus respectivos cancilleres, mientras otra veitena de misiones de Europa y países petroleros también tendrán al frente ministros, dentro de los más de 60 países que enviaron misiones oficiales.
Un invitado especial es el candidato presidencial favorito de Panamá, Martín Torrijos, hijo del legendario general Omar Torrijos, una de las figuras militares más admiradas por Chávez y que ayudó a nutrir sus ideas nacionalistas.
Otro es el colombiano premio nobel de literatura, Gabriel García Márquez, quien lo entrevistó en su revivida labor de reportero hace dos semanas, y sintetizó la lectura regional del nuevo presidente, al asegurar que en Chávez hay dos personalidades, la del déspota y la del regenerador del país.
El cerco de apoyo internacional con que mandatarios y representantes de los organismos continentales y regionales rodearán este martes su asunción democrática al poder, busca, evidentemente, reforzar la segunda personalidad percibida por García Márquez. (Fin/IPS/eg/ip la/99