AMERICA DEL SUR: La energía converge en Brasil

La inauguración hoy del gasoducto compartido con Bolivia consolida a Brasil como polo consumidor de energía procedente de sus vecinos sudamericanos, al mismo tiempo que amenaza con arrastrarlos a la recesión económica por su crisis financiera.

Bolivia se une a Argentina, Paraguay y Venezuela como los grandes proveedores de electricidad, petróleo y gas natural, cuyo consumo en Brasil crece tradicionalmente a un ritmo muy superior al de la economía en general.

Paraguay inauguró ese proceso en los años 70, cuando aceptó ceder sus derechos sobre el fronterizo rio Paraná para la construcción de la mayor central hidroeléctrica del mundo, la Binacional Itaipú.

La mitad de Itaipú le pertenece formalmente, pero casi toda la energía generada es consumida por Brasil, por un precio siempre considerado injustamente bajo por la oposición y sectores nacionalistas paraguayos.

Argentina y Venezuela se convirtieron en los últimos años en las principales fuentes del petróleo importado por Brasil, sustituyendo suministros antes procedentes de países árabes. Además, se aprestan a vender electricidad para abastecer los extremos sur y norte del territorio brasileño.

Bolivia inaugura una nueva fase de esa integración energética sudamericana en la que todas las líneas convergen en el mercado brasileño. Brasil pretende modificar su matriz energética elevando la participación del gas natural de dos a diez por ciento en menos de una década.

Para eso otros, gasoductos proyectados por consorcios privados prometen abastecer el sur de Brasil con gas argentino, la mayor parte destinado a la generación de electricidad.

En los varios encuentros con su par Alberto Fujimori, el presidente Fernando Henrique Cardoso manifestó el interés brasileño en el gas natural del complejo Camisea, de Perú, para abastecer el oeste amazónico.

Pese a la gran disponibilidad hídrica, la Amazonia brasileña es un mercado para la electricidad generada a gas. Sus ríos son inmensos, pero de bajo declive. Las centrales hidroeléctricas exigen la inundación de gran extensión de bosques, generando más problemas ambientales que energía.

Pero es probable que los nuevos proyectos sufran aplazamientos a causa de la recesión económica en Brasil, un efecto inevitable de la devaluación incontrolada de su moneda desde el 13 de enero.

Se prevé que la importación de gas boliviano afronte dificultades para conquistar el mercado, por lo menos en estos primeros años. Con la economía en declinio, la esperada escasez de energía fue reemplazada por la perspectiva de una oferta superior a la demanda.

Por eso llevan gran retraso o se suspendieron varias centrales termoeléctricas proyectadas para consumir gas boliviano a lo largo del gasoducto.

El proyecto, un sueño que demoró más de dos décadas en hacerse realidad, nace en un pésimo momento, según expertos en materia de energía como Edmilson dos Santos, profesor de la Universidad de Sao Paulo.

La devaluación del real encareció el gas importado, mientras el precio internacional del petróleo cayó mucho, lo que mejoró la competitividad de sus derivados para uso industrial.

Además se retardó la privatización, fijada para abril, de la Compañía de Gas de Sao Paulo (Comgas), que distribuirá el nuevo combustible en el área de mayor consumo, el estado de Sao Paulo. Eso impidió mayores inversiones en una red de distribución que permitiría vender gas a un mercado más amplio.

De todas formas, el gas sigue siendo más barato que el petróleo industrial, así como mejores sus efectos sobre el ambiente, además de permitir mejor calidad en algunos productos, como cerámica y químicos, sostuvo Mauro Arce, secretario de Energía del estado de Sao Paulo.

La Comgas rechaza evaluaciones pesimistas con un estudio en que menciona 233 grandes empresas de la región metropolitana de Sao Paulo y centros industriales cercanos interesadas en sustituir petróleo por el gas natural en sus actividades.

Solo ese grupo representa un consumo potencial inmediato de cinco millones de metros cúbicos de gas por día. Se prevé que el estado de Sao Paulo reciba la mitad de los ocho millones de metros cúbicos diarios que se importarán inicialmente. Para el 2000, su demanda puede llegar a 14,5 millones, según la Comgas.

El gasoducto Bolivia-Brasil es "un ejemplo de economía real" y comprueba que el pas sigue avanzando, dijo el presidente Cardoso al inaugurar la obra, condenando el "catastrofismo" de los que se dejan atemorizar por la turbulencia financiera "pasajera". (FIN/IPS/mo/mj/if dv en/99

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe