El Parlamento Europeo y la organización no gubernamental Greenpeace Internacional coincidieron hoy en alertar sobre la necesidad de prevenir los peligros de la manipulación genética de cultivos.
El pleno del Parlamento Europeo aprobó este jueves en Estrasburgo por 230 votos a favor, 177 en contra y 32 abstenciones, la exigencia de que se respete el principio de precaución para evitar efectos adversos sobre la salud humana o el ambiente de los cultivos manipulados genéticamente.
La ponencia señala que la ausencia de comprobación científica de los efectos negativos no puede invocarse para retrasar la adopción de medidas preventivas.
Pero, a la vez, debe reconocerse que es necesario garantizar que la manipulación genética de los cultivos se pueda desarrollar en Europa, según el Parlamento.
Benny Haerlin, de Greenpeace Internacional, aplaudió la votación, pues constituye una clara señal dirigida a los 175 países que la semana próxima se reunirán en Colombia para acordar un Protocolo de Bioseguridad que regule la liberación y comercialización de organismos manipulados genéticamente.
El director de Biodiversidad de Greenpeace, Ricardo Aguilar, dijo que "por fin Europa se ha dado cuenta de que el libre comercio no está por encima de la salud pública ni del ambiente".
"Ahora es necesario que este ejemplo se reproduzca a escala internacional", agregó Aguilar.
No obstante, la posición del Parlamento Europeo dista de ser tajante, pues también contiene concesiones para quienes defienden la bondad de la manipulación genética para mejorar la calidad de los productos y el rendimiento de los cultivos.
Una exigencia del Parlamento Europeo, que se dirige a las grandes transnacionales del sector, como la norteamericana Monsanto, señala que el organismo modificado genéticamente no debe contener ningún gen resistente a los antibióticos, ni trazas tóxicas o patógenas.
Según Ecologistas en Acción, entidad que agrupa a todas las organizaciones ambientalistas españolas, Monsanto comercializa semillas tratadas genéticamente que producen plantas estériles y que, además, incluyen plaguicidas que afectan a otros vegetales.
El Parlamento Europeo se pronunció también a favor de que se elabore una lista de los organismos modificados genéticamente (OMG) que no puedan ser comercializados en la Unión Europea por su riesgo para el ambiente, la salud humana o la diversidad.
Los OMG que se autoricen deberán serlo después de presentar a la autoridad competente una descripción de los métodos de identificación de los mismos, con el objeto de garantizar su rastreo. Se dispondrá de un registro y de una base de datos accesibles al público.
El ponente, David Bowe, indicó que su propuesta apunta a encontrar un equilibrio entre la necesidad de proteger la salud humana y el ambiente y la de desarrollar una industria que tiene mucho que ofrecer, si se gestiona de forma.
En nombre de la comisión de investigación, el parlamentario finés Marjo Tuulevi Matikainen-Kallstrom, del Partido Popular Europeo, admitió que la evidencia científica es incierto, por lo que se debe dejar a los consumidores que elijan y para ello, destacó, las etiquetas de los productos deben ser claras.
Otro parlamentario, Lone Dybkjaer, de Dinamarca, constató que existe una competencia entre Estados Unidos y la Unión Europeo en este sector. Por ello, opinó que el principio de precaución se debe encarar con un enfoque práctica y sin decir simplemente no a los OMG.
Christian Cabrol, de la derecha francesa, señaló que los OMG se crean para mejorar la calidad y que su comercialización sólo se realiza después de pasar controles estrictos.
Por ello, instó a tener en cuenta los efectos sobre el progreso técnico y a no dejar el mercado en manos de los norteamericanos, "cuyos productos están invadiendo los supermercados europeos".
Por el Partido de Los Verdes, Paul Lannoye, de Bélgica, dijo que existe evidencia científica sobre los riesgos y criticó a la Comisión Europea, organismo ejecutiva de la UE, por no haberlos tenido en cuenta a su debido tiempo.
Por último, Greenpeace Internacional destacó como un logro importante que el Parlamento Europeo haya aprobado la obligación de que el país receptor dé su consentimiento expreso antes de recibir importaciones de productos transgénicos. (FIN/IPS/td/mj/en/99