La inclusión de los separatistas albaneses en Kosovo como objetivo de las amenazas de ataques occidentales es el cambio político que abrió paso a una posible negociación real de paz en Yugoslavia, coincidiron hoy analistas europeos.
El gobierno yugoslavo y los representantes de la comunidad albanesa mayoritaria en Kosovo deberán negociar en París un acuerdo de paz y autonomía en las próximas dos semanas, según reza un ultimatum del Grupo de Contacto, emitido este viernes en Londres.
Es la primera vez desde el inicio de la violencia en Kosovo, que las advertencias de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de los países del llamado Grupo de Contacto no están dirigidas exclusivamente contra Belgrado.
Fuentes diplomáticas dijeron en Roma que el cambio de giro fue motivado por las objeciones de Rusia, Italia y Francia a la tendencia que estaba convirtiendo a la OTAN y la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) en aliados objetivos de los separatistas.
La posibilidad de un nuevo estado étnico albanés en la parte más sensible de los Balcanes atemoriza a los europeos, ya preocupados por la ingovernabilidad de Albania, donde diversas maffias controlan el territorio, y trafican drogas e inmigrantes clandestinos.
La violencia en Kosovo ha desplazado a unas 200 mil personas, que buscan refugio en los países vecinos, incrementando el ya incesante -e incontenible- flujo de refugiados desde Albania y Kurdistán (en Turquía), que crea tensiones políticas en Europa occidental.
El acuerdo de paz sería seguido por el emplazamiento de tropas en la frontera albanesa, para frenar el tráfico de armas y refuerzos desde la zona norte de Albania, controlada por los grupos armados adeptos al ex presidente Sali Berisha, promotor de una "Gran Albania".
El grupo de Contacto, integrado por Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Italia y Francia, decidió enviar al ministro británico de Relaciones Exteriores, Robin Cook, a Belgrado y Pristina (capital provincial de Kosovo) a entregar formalmente el ultimatum.
El ultimatum está respaldado por la amenaza de ataques aéreos contra las dos partes formulada este jueves en Bruselas por la OTAN.
El gobierno yugoslavo del presidente Slobodan Milosevic ha declarado su intención de restituir el estatuto de autonomía en Kosovo, pero un portavoz oficial reiteró que no se sentaría a negociar con los "terroristas" del Ejército de Liberación de Kosovo (EKL).
A su vez, el representante del ELK en Londres, Pleurat Seiju, dijo a la emisora británica BBC que su organización sólo negociaría tras la retirada de las tropas yugoslavas de la región.
Las advertencias tanto del Grupo de Contacto como de la OTAN golpean la estrategia del EKL, que intenta crear un estado étnico independiente, contando con la abierta hostilidad de los países occidentales hacia el régimen de Belgrado.
El ultimatum favorece en cambio las expectativas del líder político de la comunidad albanesa de Kosovo y promotor de la desobediencia civil, Ibrahim Rugova, desplazado de la escena por los rebeldes, que lo consideran traidor y lo han amenazado de muerte.
El analista italiano Tomaso di Francesco señaló este viernes que las amenazas unilaterales de la OTAN contra Belgrado han sido intepretadas por el ELK y sus aliados en la vecina Albania como una "luz verde" para incrementar sus acciones militares.
Según di Francesco, el ELK aprovechó la tregua acordada en octubre por Milosevic y el negociador norteamericano Richard Holbrook, para ocupar militarmente la región, y lanzar ataques provocatorios para incitar una reacción internacional.
La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, no ahorró invectivas contra el presidente Milosevic este viernes, pero tampoco excluyó a los rebeldes, a quienes advirtió que "no encontrarán simpatía" si se rehusan a negociar.
Cook, por su parte, dijo que "la comunidad internacional espera una respuesta positiva" tanto de Belgrado como de los rebeldes, y que tomará medidas de represalia si hay una reacción negativa.
Albright dijo que no bastaba que las partes acudieran a la cita obligada en París, sino que lo hicieran con la voluntad expresa de llegar a un acuerdo.
En tanto, la violencia aumentó este viernes en Kosovo: el centro de información oficial en Pristina dijo que 20 rebeldes albaneses y un policía serbio habían caído en enfrentamientos en la parte occidental de la provincia.
Se trata del incidente más grave desde la masacre de unos 40 albaneses el 15 de enero en la aldea de Racak, que según Belgrado son rebeldes caídos en combate, y según el ELK civiles asesinados a mansalva.
Comentaristas políticos en Londres coincidieron en que la masacre de Racak fue el acontecimiento que precipitó una intervención internacional más decidida y equilibrada. (FIN/IPS/eu- ak/99