VENEZUELA: Chávez manda señal de tranquilidad al frente inversor

El presidente electo Hugo Chávez lanzó una señal de continuidad en la gestión económica de Venezuela, al ratificar como ministra de finanzas a Maritza Izaguirre, titular de la cartera en el gobierno saliente, de Rafael Caldera.

Desde que Chávez fue electo el 6 de diciembre, dirigentes de la política y de la economía aguardaban por la designación del jefe de las finanzas públicas para entrever el rumbo económico del gobierno que se estrenará el 2 de febrero.

Ahora es claro que el próximo gobierno, mientras lanza una ofensiva para "refundar" las instituciones políticas mediante una asamblea constituyente, busca tranquilizar a los agentes de la economía, podar gastos y conseguir nuevos recursos para encarar los saldos en rojo y atender expectativas creadas.

Izaguirre, especialista en planificación y ministra del ramo en el gobierno del democristiano Luis Herrera (1979-1983), era directora en el Banco Interamericano de Desarrollo cuando en julio de 1998 aceptó de Caldera el portafolio de Hacienda.

Proseguirá en el cargo con Chávez "para continuar con un proceso ordenado de transición, en el que es necesario mantener la disciplina fiscal", según dijo al aceptar el nombramiento poco antes de que el mandatario electo viajase el domingo, durante una semana, a Europa, Canadá y Cuba.

La ministra "seguirá cumpliendo una tarea complicada, como rehacer el presupuesto y manejar el déficit fiscal", dijo Chávez, al hacer "un reconocimiento por aceptar incorporarse al gabinete de un gobierno revolucionario como el mío".

Izaguirre es la única mujer designada hasta ahora como titular de un ministerio del próximo gobierno, entre las ocho personas a las que Chávez ha encargado ya un total de 10 carteras. El coordinador del gabinete económico será, sin embargo, el designado ministro de Planificación, Jorge Giordani.

Antes de partir, Chávez dijo a corresponsales extranjeros que, pese a su deseo de no viajar en estas fechas, la gira por varias capitales europeas se impuso "por la necesidad urgente de renegociar parte de nuestra deuda externa y conseguir nuevas inversiones y créditos para programas específicos".

Las cifras en rojo son encabezadas por un déficit fiscal para 1999 estimado entre cinco y nueve puntos del producto interno bruto (PIB), es decir, entre cinco y nueve mil millones de dólares, equivalentes a entre un tercio y la mitad del precupuesto anual.

"Hay un caos en la administración pública e incapacidad de sus estructuras para manejar la situación", dijo Chávez, y puso como ejemplo el estimado de un déficit de tesorería, sólo para el primer trimestre, de unos 1.700 millones de dólares.

Elegido mientras sostenía un discurso de cariz izquierdista, Chávez ha reiterado como prioridad atender la "deuda social" con 80 por ciento de venezolanos alcanzados por la pobreza, y su compromiso de elevar "sustancialmente", en cuestión de semanas, el salario mínimo, actualmente de 170 dólares al mes.

La combinación de déficit preexistente y demandas sociales insatisfechas es el principal desafío económico para Chávez, porque además el país encara una alta inflación (30 por ciento en 1998), elevadas tasas de interés y una liquidez abundante que presiona sobre las reservas internacionales.

La deuda pública externa, 23.170 millones de dólares, consumirá 2.970 millones como servicio en 1999 (y otro tanto la deuda interna, sumando casi 40 por ciento del presupuesto), con un gravoso perfirl de vencimientos en los próximos años.

Chávez se propone gestionar una reprogramación del 12 por ciento de deuda contraído con multilaterales y el Club de París, así como presentar, a grupos tenedores del grueso de la deuda (reprogramado hace ocho años bajo el paraguas del Plan Brady), ofertas de conversión de la misma en inversión.

Para la "ingeniería financiera" que se precisa, Izaguirre es un sólido pilar por su independencia política, solvencia profesional, la confianza que inspira a los inversionistas y sus relaciones con organismos financieros internacionales.

El ministro venezolano de Planificación, Teodoro Petkoff, orientador del programa de ajustes que Caldera instrumentó desde 1996 y en ocasiones crítico de Chávez, dijo que la designación de Izaguirre "demuestra la madurez del presidente electo y contribuirá a afirmar la confianza en el país".

"Es un acierto", dijo Francisco Natera, presidente del principal organismo de los empresarios, Fedecámaras, "porque evidencia continuidad en los programas de apertura económica, en el manejo del presupuesto y en la búsqueda de financiamiento con los organismos multilaterales".

Para José Tineo, corredor bursátil, se trata de "una señal hacia el exterior de que habrá continuidad en materia económica, lo que es una buena noticia por las expectativas de que Chávez podría cambiar el rumbo, con un ministro radical".

Chávez, teniente coronel retirado que en 1992 encabezó una cruenta sublevación militar, ganó las elecciones a la cabeza de su Polo Patriótico, que reunió a casi toda la izquierda, ex militares golpistas y empresarios proteccionistas.

Al definirse como "bolivariano" (seguidor del libertador Simón Bolívar), Chávez creó inquietudes entre agentes de la economía privada por sus encendidas arengas en favor de los más pobres y frente a quienes se beneficiaron de los precedentes 40 años de democracia dominada por el bipartidismo.

Pero mientras mantiene sus desafíos a las organizaciones políticas tradicionales, opuestas a su esquema de convocatoria de una constituyente sin reforma previa de la Constitución, Chávez acaba de dar la primera muestra de que la moderación guiará su gestión económica. (FIN/IPS/jz/if-la/99

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