Los apoyos ofrecidos por gobiernos de Europa y el Fondo Monetario Internacional (FMI), servirán al presidente electo de Venezuela, Hugo Chávez, para enfrentar su inminente "guerra rápida" con las cuentas de la economía.
Chávez asumirá el poder el 2 de febrero con un gran apoyo popular pero con enormes y urgentes expectativas por satisfacer, mientras se asoma un agudo déficit fiscal, el negocio petrolero pasa por sus peores tiempos y la crisis desatada en Brasil presagia dificultades para acceder a los mercados de dinero.
El mandatario electo culmina una gira de una semana este domingo en Cuba -para sumarse al diálogo entre los presidentes Andrés Pastrana y Fidel Castro-, que antes lo llevó a España, Francia, Alemania, Italia y Canadá.
Los gobiernos visitados ofrecieron incrementar la cooperación, facilitaron el diálogo de Chávez con inversores, y el de España presentó un paquete de financiamianto a Venezuela por 800 millones de dólares.
Además, atenderán una renegociación de la deuda venezolana con el Club de París (agencias gubernamentales), aunque se trata de un alivio pequeño, pues de los 23.000 millones de dólares que Venezuela debe y por los que paga 3.000 millones al año, 88 por ciento son títulos en manos de bancos privados.
Mientras, la ratificada ministra de Hacienda, Maritza Izaguirre, anunció que en marzo se firmará un nuevo pacto con el FMI "porque necesitaremos financiamiento y ese acuerdo nos permitirá acceder a multilterales y mercados de capital".
Para la negociación preliminar, el director-gerente del FMI, Michel Camdessus, vendrá a Caracas el día 25 y, el 27, Chávez visitará Washington para reunirse con el presidente Bill Clinton.
Se completará así un ciclo de búsqueda de apoyo internacional con un fuerte agregado político, pues en 1992 Chávez, entonces teniente coronel del Ejército, encabezó una cruenta asonada que le marcó hasta el pasado diciembre con la definición de golpista.
El 6 de diciembre, a la cabeza de un Polo Patriótico que reunió partidos de izquierda, grupos de ex militares golpistas y empresarios proteccionistas, Chávez ganó la presidencia con un contundente 56 por ciento de sufragios.
Desde entonces, aunque mantuvo "mano dura" en la política interna, a la que pretende "refundar" mediante una asamblea constituyente, Chávez dio continuas señales de apertura a las corrientes modernas de la economía, la integración regional y las relaciones exteriores de base democrática.
Sin embargo, recibirá una economía con saldos en rojo, y por ello el ex comandante de paracaidistas apura operaciones de "guerra rápida" para hacerse de recursos con los cuales empezar a "pagar la deuda social", según su oferta electoral.
Si 1998 cerró con un déficit fiscal estimado en tres puntos del producto interno bruto (PIB), es decir, 3.000 millones de dólares en un presupuesto de 15.000 millones, el previsible para 1999 lo triplica.
Puede variar dependiendo del alza de salario mínimo que Chávez decrete en sus primeras semanas de gobierno, conforme a lo prometido. Un incremento de 25 por ciento lo elevará a 9.400 millones de dolares, advirtió el economista Gustavo García.
La baza fuerte del ingreso, el petróleo, atraviesa su peor panorama en medio siglo, con precios estimados en nueve dólares el barril y exportaciones de 2,9 milones de barriles diarios.
Sobre esa base, el aporte fiscal de Petróleos de Venezuela (PDVSA) será en 1999 de unos 2.450 millones de dólares, en vez de los 3.050 millones aportados en 1998, observó el vicepresidente del grupo estatal, Claus Graf.
Chávez y su equipo se proponen mejorar la recaudación de renta interna, con base en estudios de que la evasión trepa hasta 5.000 millones de dólares anuales, pero aún si tiene éxito la tributación debe mermar en cuadro de recesión económica.
El alza salarial, que todos los actores económicos justifican, "debe moderarse a riesgo de incrementar el cierre de actividades productivas y el desempleo", advirtió Francisco Natera, presidente de Fedecámaras, principal organización empresarial.
El desempleo abierto se cifra en 12 por cieto (1,1 millones de personas), mientras que la mitad de quienes laboran lo hacen en el sector informal de la economía y, de los asalariados, cerca de la mitad devenga apenas el sueldo mínimo, actualmente de 170 dólares mensuales, 60 por ciento de la canasta alimentaria.
"Es ineluible la búsqueda de financiamiento externo", resumió el viceministro de Planificación, Fernando Hernández, "aunque por la crisis generada en Brasil este no es el mejor momento para salir a solicitar dinero en los mercados".
Y Chávez necesita actuar con rapidez, porque para las reformas políticas que impulsa, de desmonte de la estructura de poder basada en los partidos tradicionales, decidió apelar al pueblo, al que si su cronógrama se cumple llamaría a referendo o elecciones al menos tres veces durante su primer año de gestión.
De como le haya ido en su guerra económica y la mejoría de las condiciones de vida de sus por ahora enfervorizados electores, dependerá que le respondan con nuevas victorias o le asesten tempranos reveses. (FIN/IPS/jz/if-la/99