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El futuro del sistema multilateral de comercio y en particular de su mecanismo de solución de diferencias depende en gran parte de lo que acontezca este martes en una reunión crucial sobre el banano en la OMC.

En los papeles, el Organo de Solución de Diferencias de la OMC (Organización Mundial del Comercio) fue convocado para debatir las solicitudes separadas de la Unión Europea (UE) y Ecuador de someter a dictamen de un grupo especial (panel) la legalidad del régimen de comercialización de banano adoptado por los europeos.

Pero el trámite de apariencia inofensiva oculta las profundas discrepancias que separan a los dos socios mayores de la OMC, Estados Unidos y la UE, en torno al banano y a otras mercancías en litigio, como la carne con hormonas o el acero.

El pleito también desnuda deficiencias del procedimiento que la OMC implantó desde su creación, hace tres años, para zanjar los conflictos de intereses originados por el intercambio.

Algunos observadores sostienen que el caso del banano pone a prueba por entero al sistema que regula el comercio internacional, reconoció el embajador Roberto Betancourt Ruales, jefe de los negociadores de Ecuador ante la OMC.

El conflicto del banano se arrastra hace seis años con tres fallos condenatorios al régimen de preferencias europeo por el fruto importado de sus ex colonias de Africa, Caribe y Pacífico (ACP).

La UE defiende la compatibilidad de su nuevo régimen, implantado el 1 de enero, con los acuerdos de la OMC y reclama que un grupo especial dictamine al respecto.

Ecuador, igual que los otros demandantes (Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México y Panamá), replica que las medidas adoptadas por los europeos no acatan las recomendaciones de los tribunales de la OMC.

La representación ecuatoriana pide también una evaluación del régimen europeo, realizada en lo posible por el mismo grupo especial que originalmente lo juzgó ilegal.

El Organo de Solución de Diferencias (OSD) podría convalidar de manera automática este martes la constitución de uno o de los dos grupos especiales pedidos por la UE y Ecuador, con lo cual el proceso volvería a dilatarse.

Ecuador sostuvo que "el daño al sistema de solución de diferencias ya está hecho".

Todos los estados miembros de la OMC conocen ya "la fórmula de burlar las disposiciones del OSD después de la demostración de habilidad de la UE en el manejo de ciertos procedimientos y plazos", dijo Betancourt.

Más grave aún, la actitud europea "ha puesto en riesgo al sistema. El peligro es la guerra comercial anunciada", estimó el negociador ecuatoriano.

Estados Unidos, que defiende en el pleito los intereses de sus compañias distribuidoras Dole Foods y Chiquita Brands, recurrirá a métodos más expeditivos para que la UE aplique el fallo condenatorio de la OMC.

Washington, amparado en las disposiciones de la OMC, aguarda la fecha del 21 de enero, 20 días después del plazo que la UE tenía para cumplir la condena. A partir de ese momento Estados Unidos solicitará autorización a la OMC para aplicar medidas de sanción.

Las represalias de Estados Unidos consistirán en la aplicación de sanciones previstas en el artículo 301 de su Ley de Comercio de 1974, que en este caso significarán el retiro de concesiones arancelarias a una serie de productos europeos por un monto aproximado a los 600 millones de dólares.

El ejercicio de las sanciones es un recurso privativo de los países industrializado. "Es impensable que un país en desarrollo pueda adoptar represalias contra las potencias", admitió Betancourt.

Ecuador sólo se protege con la fuerza del derecho y por esa razón pidió que un grupo especial de la OMC dictamine sobre la procedencia del régimen implantado por la UE desde el 1 de enero, agregó.

En cambio, la puja entre Estados Unidos y la UE se encamina por carriles más expeditivos, previnieron negociadores comerciales.

Los ruidos de la guerra comercial entre las dos potencias suenan por un mercado anual de banano, como el europeo, de apenas 5.000 millones de dólares, donde la parte sustancial en disputa son los 2.000 millones de las licencias de importación que otorga la UE, estimó la fuente.

Una fuente de las negociaciones comerciales se preguntó qué podría ocurrir con un mercado como el de carne con hormonas, que interesa a grandes y estratégicos sectores de la población de Estados Unidos, si se produjo esta conmoción en un rubro como el banano, donde ese país tiene apenas un papel secundario.

En la OMC también están corriendo los términos de otro dictamen contra la UE, esta vez por su régimen de importación que prohíbe la introducción de carne de bovinos criados con hormonas en Estados Unidos.

Washington teme que, una vez terminado el período que se le concedió para que modifique su régimen de importación de carne con hormonas, la UE vuelva a aplicar las mismas medidas dilatorias que utiliza con el banano, comentó el negociador, que prefirió el anonimato.

Por ese motivo, Estados Unidos recurre al arsenal de sanciones contemplados en el contundente artículo 301 de su Ley de Comercio.

Pero la UE alega que el uso que hace Estados Unidos de su legislación interna, como en el caso de la Ley Helms-Burton contra los empresarios que invierten en Cuba, ignora la vigencia de un ordenamiento jurídico internacional que obliga a los estados miembros de la OMC.

Las lagunas del sistema de solución de diferencias de la OMC que permitieron las dilaciones de la UE en el cumplimiento de los fallos y la aplicación unilateral de leyes nacionales en pleitos multilaterales, amenazan a los estados miembros más débiles y a todo el sistema, advirtió la fuente. (FIN/IPS/pc/mj/if/98

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