SUDESTE ASIATICO: Gobiernos le temen a la Internet

Hace unos años, los déspotas del sudeste de Asia que quisieran controlar la información sólo tenían que censurar o clausurar los medios de prensa, televisión y radio, pero ahora no saben bien cómo hacer para dominar a la Internet.

Al ex dictador de Indonesia durante 32 años, Alí Suharto, le habría gustado saberlo. Antes de su renuncia en mayo, el general fue el gobernante de la región que pasó más tiempo en el poder, gracias en parte a décadas de represión de los medios de comunicación que le negaron al pueblo el acceso a la información.

Pero cuando apareció la Internet, los indonesios pronto descubrieron la forma de independizarse del periodismo amordazado de los grandes medios de comunicación. Periodistas que trabajaban con empresas de comunicación clausuradas por el gobierno pronto hallaron una alternativa en el ciberespacio.

Cuando el personal de Tempo, una revista censurada, creó la Tempo Interaktif en la Internet para dedicarse al periodismo de investigación, otros siguieron su ejemplo y crearon más fuentes alternativas de información en la red, como SiaR, MateBEAN, MeunaSAH y MamberaMO.

Para muchos indonesios, la caída de Suharto se precipitó en parte debido a que en la red informática se denunciaron los bienes de su propiedad, su familia y sus amigos, sobre todo en la lista de correo electrónico Indonesia-L.

Más conocida como Apakabar, esta lista de usuarios, con sede en Estados Unidos, fue decisiva para ofrecer información actualizada sobre Indonesia en todo el mundo.

"Apakabar ayudó a acelerar la concienciación de la sociedad indonesia sobre la necesidad de cambios, ya que alentó un debate abierto y democrático sobre los problemas", comentó el periodista T. Basuki.

En la actualidad, la Internet sigue siendo un problema para el sucesor y protegido de Suharto, el presidente Bacharuddin J. Habibie, quien tiene razón para preocuparse con lo que disemina la NusaNet, una red de correo electrónico que conecta a organizaciones no gubernamentales del país.

El gobierno actuó con cautela y suavizó algunas de las restricciones a los medios de comunicación, pero a los militares no les cae nada bien lo que ocurre en la tierra de nadie de la red mundial de la información.

Yakarta no es el único gobierno de la región que desearía que sus ciudadanos no supieran de la Internet. Todo país para el que la libre expresión y el libre traspaso de información representa un problema, se encontrará con opiniones contrarias en el ciberespacio.

En el sudeste de Asia, esos países son, además de Indonesia, Birmania, Malasia, Singapur y Vietnam, según el informe de 1997 del Comité Canadiense para la Protección de los Periodistas. De ellos, Birmania ejerce por lejos el control más riguroso de los medios de comunicación.

Regida por una dictadura que se denomina Consejo Estatal de Paz y Desarrollo, la prensa birmana opera dentro de los límites establecidos por los militares.

La dictadura impuso restricciones sobre la propiedad de la mayor parte de las herramientas de comunicación, incluso de las máquinas de escribir, las máquinas de fax, las fotocopiadoras y los módems. La radio es muy popular, pero está plagada de propaganda oficial.

No es de sorprender que el movimiento democrático birmano en el exilio haya sido de los primeros en manifestarse en la Internet.

Pero mientras los extranjeros pueden acceder con facilidad a sitios como BurmaNet, Free Burma Coalition (Coalición Birmania Libre) y BurmaWeb, aparte del sitio de la dictadura, la mayoría de los birmanos deben conformarse con lo que escuchan sobre las noticias aparecidas en la Internet.

Otros gobiernos intentan impedir la oposición en la red con la censura. En marzo de 1997, Vietnam aprobó una ley que permite al Estado controlar y censurar las comunicaciones en la Internet.

Pero ningún país ha ido tan lejos como Singapur en la institución de resoluciones para la regulación absoluta de la Internet. Estas reflejan las recomendaciones que hizo el primer ministro Goh Chok Tong a la prensa de la isla.

"Olviden el consenso y no fomenten la confrontación. Faciliten la construcción de la nación y no desgasten el tejido social", exhortó.

La Internet está supervisada por la Autoridad de Radiodifusión de Singapur, que expide permisos a los proveedores de servicios y a quienes quieran poner sitios en la red.

La Autoridad también determina qué contenido se permite en los sitios virtuales. Cualquier cosa desde la pornografía hasta aquello que "pueda minar la moral pública, la estabilidad política o la armonía religiosa" se considera "indeseable".

El Comité Canadiense para la Protección de los Periodistas concluyó que Singapur cuenta con al menos ocho censores oficiales que navegan por la Internet todos los días en busca de contenidos indeseables. Los sitios luego son bloqueados por los proveedores de servicio de la red.

En Malasia, las declaraciones oficiales indican que el primer ministro Mahathir Mohamad aún no recurrió a la censura de las comunicaciones en la red, aunque el movimiento "reformasi" (reformista) iniciado por el encarcelado ex viceprimer ministro Anwar Ibrahim la utiliza cada vez más.

Pero si se analiza con mayor detenimiento la política de "uso aceptable" de Jaring, la principal proveedora de servicios malasia de la Internet, esta basta para impedir el uso de la red con fines prohibidos por la ley.

Esta política justifica la vigilancia de las comunicaciones en Internet sobre el caso de Anwar y limita el contenido de los mensajes transmitidos por la red.

Mimos, el organismo estatal que administra a Jaring, ayudó a la policía a rastrear a cuatro personas acusadas de provocar el pánico en Kuala Lumpur, luego de que reprodujeron en la red rumores sobre disturbios. Las autoridades amenazaron con realizar más arrestos en caso de delitos similares.

Pero como los medios tratan al caso de Anwar como si no existiera, los malasios se incorporan a las listas de correo electrónico para recibir informes, opiniones y versiones de testigos en la Internet.

"Los medios malasios siempre fueron portavoces de la coalición de gobierno Barisan Nasional", aseguró Zaharom Nain, de la revista independiente Aliran, que también mantiene un sitio en la red. (FIN/IPS/tra-en/cij/cb/js/aq/cr-ip/99

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