La estrategia de las nuevas autoridades de la Organización Mundial de la Salud (OMS) parte de las premisas de que la comunidad universal afronta problemas críticos de supervivencia y de que los programas de desarrollo hacen caso omiso de los países del Sur.
El sector de la salud se ve obligado a luchar contra las consecuencias de medidas adoptadas en otras áreas de la sociedad, dijo la directora de la OMS, Gro Harlem Brundtland, en referencia a "las desigualdades que se van acentuando" en todo el mundo.
Brundtland explicó este lunes al consejo ejecutivo de la institución los planes que ha trazado en sus primeros seis meses de gestión.
El informe describió un cuadro internacional conformado por "hechos dramáticos" como el aumento de la pobreza y de la desigualdad entre países y dentro de cada país, y el recalentamiento del clima, que tiene graves consecuencias para la Tierra y la salud humana.
En el estricto plano sanitario, el mundo está escasamente armado para hacer frente a las epidemias y a la amenaza mortal de flagelos como el suda, el paludismo y la tuberculosis.
El consumo de tabaco, de alcohol y de alimentos de alto contenido graso ha acusado incremento como consecuencia de la mundialización del comercio y de la mercadotecnia.
Otro factor negativo para la OMS es la constatación de que se debilita la voluntad de los países ricos para apoyar la acción internacional de desarrollo.
Sobre el Sur pesa 90 por ciento de la carga total de morbilidad y, sin embargo, los países más pobres sólo manejan 10 por ciento de los recursos destinados en el mundo a la salud.
Ante esos hechos "dramáticos", ninguna autoridad, por protegida que se encuentre de esos problemas críticos de supervivencia, puede sustraerse a la realidad, advirtió Brundtland.
Pero el informe reconoció que existe la posibilidad "de hacer que cambien las cosas", aunque dependerá de la "voluntad política".
La OMS admitió haber subestimado, al igual que el resto de la comunidad sanitaria internacional, la importancia de las inversiones en salud para la promoción del desarrollo y del progreso.
El mejoramiento de la salud en los países pobres ocasiona un aumento del producto interno bruto por habitante, mientras que en los países ricos, reduce los costos globales para la sociedad,
"Se nos han ocultado esas realidades", lamentó Brundtland. La directora de la OMS, que también afronta los problemas presupuestarios de la institución multilateral, recomendó "recordar a los primeros ministros y a los ministros de finanzas que también ellos son ministros de salud".
La OMS elaboró un proyecto de plan de gastos para el período 2000-2001 de 1.800 millones de dólares, que incluye un presupuesto ordinario de 842 millones con crecimiento real cero respecto de 1998-1999.
El resto de las erogaciones se cubriría con otros fondos, que la dirección de la OMS espera aumentar 19 por ciento para alcanzar el monto necesario de 958 millones.
Brundtland, que procura convencer a los estados miembros, alegó que el presupuesto de la OMS se ha reducido 20 por ciento en términos reales durante los últimos 20 años.
"No veo cómo podemos cumplir nuestro mandato y hacer lo que los estados miembros esperan de nosotros si, al mismo tiempo, se nos reducir las dimensiones de una OMS que tiene de hecho un presupuesto inferior al de muchos hospitales universitarios de países desarrollados", dijo.
La OMS calculó que la diferencia en dólares entre un presupuesto real cero y un presupuesto de crecimiento nominal cero ascendería en la actualidad a más de 30 millones de dólares.
Si se niega esa suma, las actividades previstas en el presupuesto deberán reducirse. "No concibo que podamos recortar nuestras ambiciones en pro de la salud mundial", declaró Bundtland.
En reuniones previas a la sesión del consejo ejecutivo de la OMS, las delegaciones de Estados Unidos y de Japón se mostraron partidarios de mantener sin cambios el presupuesto de gastos, informaron fuentes de países en desarrollo. (FIN/IPS/pc/ff/he/99